Durante la tarde de ayer la Marina bajó la web del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico (SHOA), donde estaban publicadas -a las 3.34 am.- las verdaderas conclusiones sobre la ocurrencia de un maremoto que afectaría las costas chilenas. En tanto, la directora de la Onemi desmintió a la institución y dijo que sus funcionarios escucharon a los operadores decir en tres oportunidades que no habría tsunami. Diputados pedirán comisión investigadora.
¿Cuántas vidas pudieran haberse salvado si el aviso del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) a la Onemi, sobre la ocurrencia de tsunamis en distintas zonas de la costa chilena, hubiera sido claro y preciso? Esta es la pregunta que subyace desde el pasado 27 de febrero, luego que el océano irrumpiera con toda su fuerza en localidades como Iloca, Pelluhue, Constitución, Talcahuano y Pichilemu, entre otras, dejando una ola de muerte y destrucción.
Estos hechos tienen a la Marina en el ojo del huracán político. Tanto así que ayer el comandante en jefe institucional, almirante Edmundo González, debió reconocer públicamente el error del SHOA y anunció una investigación interna “rigurosa, precisa y justa”.
Esta indagatoria, dependiendo a que conclusiones arribe, y las responsabilidades administrativas que establezca, podría terminar en la Fiscalía Naval y los culpables enfrentar cargos criminales.
Pero más allá de los funcionarios que manejaban los equipos de detección o los que enviaron el fax a la Onemi, existe la responsabilidad institucional, la que recae no sólo en el almirante González, sino también en el jefe del SHOA, el comandante Mariano Rojas.
[cita]En su web el SHOA publicó, el mismo día, pero a las 8:25 hora local, con la ubicación en las cercanías de Talca, con una magnitud Richter de 6.1 que el sismo no reunía condiciones para un maremoto.[/cita]
Habiendo pasado más de cuatro días desde la ocurrencia del sismo, lo único claro es que la cifra oficial alcanza a los 802 muertos, los que debieran aumentar considerablemente, debido precisamente a los fallecidos por la acción del tsunami, muchos de los cuales se hayan desaparecidos.
La polémica por el informe del SHOA llegó también a la Onemi, cuya directora, Carmen Fernández –también cuestionada por la lentitud en la entrega de ayuda a los afectados con el sismo- recriminó duramente a la Marina.
Según la profesional, la Armada no hizo dos advertencias sobre el tsunami, sino sólo una llamada, a las 4.07 de la madrugada, la que fue “ambigua y con distorsiones de coordenadas”, consignó ayer La Segunda. Este grave error, a juicio de Fernández, no permitió tomar decisiones prácticas y rápidas frente a la catástrofe, la que apareció con toda su fuerza en las regiones Séptima y Octava a eso de las 6:30 a.m.
La jefa de la Onemi aseguró además que los funcionarios de su organismo escucharon claramente al operador del SHOA –en tres oportunidades- que no había posibilidad de que se produjera un maremoto.
“Fue de tal nivel de imprecisión y ambigüedad que a nadie le permite tomar una decisión y aunque hubiese sido de calidad técnica, no había ninguna posibilidad de hacer nada porque no había ningún sistema (de comunicación) que permitiera alertar a las personas con el tiempo que se disponía para que escaparan”, enfatizó Fernández.
Asimismo manifestó enérgicamente que “puedo poner a mi personal (de testigo) que estaba con enlace de radio acá o en sus casas y escucharon que el operador del SHOA dijo tres veces que no había posibilidad de tsunami”.
La información sobre el error del SHOA (www.shoa.cl) se contradice con los datos publicados en la propia web del organismo oceanográfico. Por ejemplo, en la sección llamada “Informe Premilinar Sistema de Alarma de Maremotos”, se publicó –claramente- que a las 03:34 el movimiento telúrico de 8.5 grados en las escala de Richter provocaba un tsunami en la costa de Cobquecura.
En su web el SHOA publicó, el mismo día, pero a las 8:25 hora local, con la ubicación en las cercanías de Talca, con una magnitud Richter de 6.1 que el sismo no reunía condiciones para un maremoto, pero que podía provocar cambios en el nivel del mar en las zonas cercanas al epicentro. Lo que el SHOA no sabía es que dos horas atrás habían sido devastadas varias ciudades del país con la consabida estela de muerte que el océano dejó a su paso.
Curiosamente, ayer la página del SHOA estuvo caída. Sin embargo este medio logró copiar la portada que se publica en esta nota que confirma los datos entregados más arriba.
El hecho provocó indignación en el gobierno, la que alcanzó al Congreso, cuyos diputados pidieron una comisión investigadora, la que estará a cargo del jefe de la bancada RN Joaquín Godoy y el subjefe de la bancada DC, Gonzalo Duarte. En todo caso, el primero dijo que lo anterior se realizará una vez que asuma el nuevo gobierno con los parlamentarios electos.
A diferencia de los anteriores, los senadores pidieron calma ya que las responsabilidades deben perseguirse, dijeron, una vez que la crisis provocada por el terremoto baje su intensidad.
¿Equipos mojados?
Si bien es cierto todo está concentrado en lo político, también hay pérdidas de carácter militar que afectaron a la base naval de Talcahuano. De hecho el almirante González le mostró todos los destrozos que provocó el tsunami durante seis horas al futuro ministro de Defensa, Jaime Ravinet.
Si bien no se pudo confirmar oficialmente, fuentes de la Armada revelaron a este diario que los astilleros de Asmar, donde se reparan las naves de guerra y los submarinos, sufrieron serios daños estructurales.
En esa línea, también se confirmó que equipos de comunicaciones avaluados en varios millones de dólares también sufrieron la inclemencia del maremoto. El fenómeno también habría afectado a los dos submarinos Scorpene, los “chiches” bélicos de la Armada.
De esta manera, la frase para el bronce pronunciada el lunes por el actual secretario de Defensa, el PPD Francisco Vidal, vuelve a cobrar sentido: “Es maremoto de aquí a Burundi, y hubo un error”.