«Cuando se defiende una ideología o una posición política por encima de la verdad, por encima de los derechos de las personas, entonces tengo que decir que no es una posición honesta», sostuvo Oswaldo Payá.
El opositor cubano Oswaldo Payá, Premio Sajarov del Parlamento Europeo en 2002, opinó este martes que negar la violación de los derechos humanos en la isla es un «insulto al pueblo de Cuba».
«Cuando se defiende una ideología o una posición política por encima de la verdad, por encima de los derechos de las personas, entonces tengo que decir que no es una posición honesta», dijo Payá en declaraciones a radio Cooperativa.
El opositor cubano se refirió así a las palabras del diputado del Partido Comunista de Chile, Hugo Gutiérrez, quien afirmó que Cuba «no es un país violador de los derechos humanos» y que no le consta que haya presos de conciencia.
«Los cubanos no podemos entrar y salir libremente al país, no se pueden expresar libremente, hay una sola prensa oficial que es un mecanismo de opresión, y tampoco pueden organizarse», subrayó Payá en respuesta a lo afirmado por Gutiérrez.
«Los cubanos también tenemos derecho a los derechos, y nuestra propuesta es un proceso de cambio pacifico que comience precisamente abriendo las puertas a la libertad de expresión», agregó el líder del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), impulsor del Proyecto Varela, que aboga por reformas políticas en la isla.
Payá comparó al gobierno encabezado por el general Raúl Castro con un régimen fascista, y denunció que el poder está concentrado «en un grupo de hombres» que «usurpan la soberanía del pueblo».
El opositor agradeció la «muestra de solidaridad» del Senado chileno, que la semana pasada condenó la muerte del disidente Orlando Zapata y la existencia de presos de conciencia, a través de un texto presentado por cinco parlamentarios democristianos.
«América Latina, empezando por Chile, dan un abrazo solidario a Cuba apoyando lo que quieren los cubanos, que son cambios, apertura, que comience a cambiar la ley y que sean liberados los presos políticos», indicó.
Payá aseguró que Zapata, que murió el pasado 23 de febrero tras permanecer 85 días en huelga de hambre, «no fue un suicida».
«(Zapata) fue acorralado por la tortura, por los golpes, por el maltrato, por toda la potencia de un estado totalitario contra un ser humano indefenso, que le quedó la huelga de hambre como recurso frente a ese trato horrible, por eso decimos que lo mataron», aseveró.