En tres días más Sebastián Piñera debe aterrizar en el país de Lula. A pesar de que la visita estaba agendada desde que asumió el mando, hasta ahora no hay embajador chileno que lo reciba. La Cancillería tuvo un elegido a punto de asumir pero el nombre fue bloqueado a tiempo por su pasado como partidario del general Pinochet. Este es el relato de un incendio que el gobierno evitó a tiempo.
La réplica que sacudió el Congreso el 11 de marzo pasado cortó las redes telefónicas e hizo imposible la comunicación entre dos viejos amigos: Marco Aurelio García y Carlos Ominami. El ex senador, derrotado en las elecciones pasadas, no estaba invitado al traspaso de mando. García en cambio, llegó a la ceremonia en representación de Lula Da Silva, en su calidad de Asesor Presidencial para Asuntos Internacionales del mandatario brasileño y a falta de Ominami conversó con su hijo, Marco Enríquez Ominami, quien estaba invitado como ex candidato presidencial.
García, descrito por algunos analistas como el consejero más estrecho de Lula, traía una carta del Presidente en la que invitaba oficialmente a Piñera a visitar el palacio de Planalto, durante el primer mes de su mandato. Teniendo en cuenta la posición geopolítica de Brasil y su enorme potencial como posible socio estratégico en distintas materias, por ejemplo la energía, en el edificio Carrera, donde está la Cancillería, celebraron el gesto como una oportunidad dorada para estrechar lazos entre dos presidentes que están ideológicamente alejados y posicionar a Chile con un aliado premium en la región
Pero la alegría devino en prisa por nombrar rápidamente a un embajador que acompañara a Piñera en su visita programada para el 9 de abril. El presidente creyó ver a la persona indicada durante su primer viaje como mandatario electo, acompañando a la entonces presidenta Bachelet a la reunión del Grupo de Río en Cancún, México. En la delegación, integrada por Mariano Fernández y el actual Canciller Alfredo Moreno, iba también Octavio Errázuriz Guilisasti. Integrante del Consejo de Políticas Públicas del Instituto Libertad y Desarrollo, vinculado a la UDI. Errázuriz además formó parte del grupo de 22 personas que asesoró al Gobierno en la elaboración de la contra memoria que Chile presentó en La Haya por el litigio marítimo con Perú.
[cita]Fue amigo de Ricardo Claro, desde que en 1976 viajó junto al fallecido empresario a China en una misión comercial encomendada por Pinochet.[/cita]
Inconfundible por su corbatín humita, los pañuelos de seda en el bolsillo de su chaqueta y su porte no muy espigado, testigos del viaje cuentan que “conversó animadamente con Piñera y Moreno de temas diplomáticos y la culturas precolombinas que habitaron en México”.
Octavio Errázuriz y su mujer, la argentina Cristina Tortorelli, forman una de las parejas más reconocibles entre los socialité chilenos y habitualmente son retratados en las revistas de couché, entre otros junto a Mary Rose Mc-Gill. Errázuriz, durante su estadía como embajador en China, tuvo contacto con Enrique Subercaseaux, hijo de Mc Gill, quien vivía en Asia desde 1987 y debió salir de su puesto en el consulado de Shanghai por un escándalo de venta de visas.
Fue amigo de Ricardo Claro, desde que en 1976 viajó junto al fallecido empresario a China en una misión comercial encomendada por Pinochet. Durante la era del general alcanzó a ser tercer hombre de la Cancillería.
Precisamente su pasado pinochetista iba a costarle caro a la hora de ser propuesto como embajador en Brasil. Errázuriz es abogado de la Universidad de Chile. Entró al Servicio Exterior en 1963. Pero recién en 1985 fue nombrado embajador en Ecuador, uno de los pocos países donde había buenas referencias de Pinochet a causa de la asesoría que éste dio para la modernización del ejército local.
Errázuriz estuvo en Ecuador hasta 1988. Luego en 1989 ocupó el mismo puesto en Estados Unidos, donde le tocó enfrentar el caso de las uvas chilenas envenenadas con cianuro. En los años 90 fue destinado a algunos países del Asia-Pacífico, entre ellos Malasia, Vietnam y Brunei como embajador concurrente.
Carlos Ominami intentó comunicarse otra vez con Marco Aurelio García enviándole un correo electrónico con un dato que en Planalto ya manejaban. En el correo Ominami se refería a Errázuriz como “la joyita” que iba a llegar como embajador en Brasil. El ex senador además prometía más datos. Pero no fue necesario, porque García y su equipo ya los manejaban. El ahora asesor de Lula tenía 29 años cuando llegó a Chile en 1970 desde su exilio en Montevideo. Como filósofo, llegó a hacer clases a la Escuela de Economía en la Universidad de Chile, donde Ominami fue alumno suyo.
García se integró al MIR dentro de una célula no militar sino más reflexiva junto a otros intelectuales extranjeros. De esa época es el libro “Los Gremios Patronales”, editado por Quimantú, donde se menciona a Octavio Errázuriz como uno de los “nexos” para entregar dineros norteamericanos al gremio de los camioneros. Y el asesor de Lula lo tenía.
Pero ese dato era viejo en relación a otro que llegó a oídos de los brasileños y que situaba a Errázuriz, el 2 de marzo de 2000, celebrando efusivamente la liberación de Pinochet en Londres, mientras era el embajador chileno en China. Hecho que según fuentes extraoficiales le habría costado el alejamiento del servicio exterior. Ayer este medio intentó obtener su versión contactándolo a Copesa, donde es asesor de la presidencia del grupo que edita el diario La Tercera y la revista Qué Pasa. Pero no hubo respuesta. “Un pinochetista hubiese sido un pésimo gesto hacia Lula y es posible que no lo hubieran aceptado, lo que habría sido un bochorno mayor”, dice un testigo del proceso de nombramiento
De todas formas, según comentan en la Cancillería, el nombre de Octavio Errázuriz estuvo en el primer lugar de la lista para ir a Brasil. E iba a ser anunciado el día 17 de marzo junto a otros 26 embajadores. De hecho, El Mercurio se hizo eco de lo que parecía una certeza y lo mencionó como el nominado para instalarse en Brasilia, junto al nombre de Sergio Romero en España y el de Darío Paya en la OEA. Pero según comentan en el Ministerio, el subsecretario de Relaciones Exteriores, Fernando Schmidt, actuó a tiempo y bloqueó el nombre antes de enviar la carta de agreement que significa la solicitud de beneplácito del país que recibe al embajador.
Cuando Errázuriz dejó China, Schmidt era embajador en Corea del Sur y ambos se conocen como consejeros de la Fundación Chilena del Pacífico, que se encarga de potenciar las relaciones comerciales entre Chile y los países de la Cuenca del Pacífico.
Luego de la nota en El Mercurio, Ominami junto a Guido Girardi dieron una conferencia de prensa, el domingo 21, criticando la composición del gabinete y también la nominación de Errázuriz.
La Tercera en cambio publicó que el puesto en Brasil seguía vacante. Tenía información de primera mano gracias al trabajo de Errázuriz como asesor de la presidencia del grupo, de que el nombramiento no se concretaría. De hecho, Errázuriz comentó a sus cercanos que “la prensa se equivocó” y que nunca lo contactaron para ofrecerle el cargo. Lo cierto es que a tres días de llegar Brasil, el gobierno de Piñera no tiene embajador y la representación chilena, según indica la web de la Cancillería, está a cargo del Ministro Consejero Leonel Searle Couve. Fuentes de la embajada brasileña en Santiago comentan que el agreement del embajador chileno hasta ayer no había llegado.