La entrada al ruedo de un gobierno de derecha significó la pérdida del piso político que el ex militante MAPU tenía con la Concertación. Las conversaciones de Sebastián Piñera con otras agrupaciones debilita el rol de la CUT como interlocutor único y abre un flanco para que grupos disidentes busquen otros rumbos. Dentro de la organización las cosas tampoco son miel sobre hojuelas: se critica a Martínez por el bloqueo a otras organizaciones, e incluso hay facciones que lo desconocen como el presidente de la multisindical.
Aunque se esperaba la asistencia de unas 40 mil personas, sólo 8 mil manifestantes llegaron el 1 de mayo a escuchar el discurso del presidente de la CUT, Arturo Martínez. La débil convocatoria refleja el complejo momento que atraviesa el dirigente sindical.
El sitial del ex vicepresidente del PS, que lleva cuatro períodos al mando de la organización sindical más grande de Chile, tuvo un fuerte traspié con el cambio de gobierno. Por años, Martínez contó con el respaldo de la Concertación, especialmente del Partido Socialista (PS), aunque en 1995 Escalona suspendió por un tiempo su militancia por aceptar el apoyo de sectores de la UDI en su frustrada candidatura de ese año a la presidencia de la CUT.
Durante el gobierno de Michelle Bachelet la colectividad pactó una alianza con el obrero gráfico para no hacerle “olitas” a la Mandataria en temas laborales. Sus aliados más cercanos en la tienda política eran el ex presidente de la colectividad, Camilo Escalona y el ex ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, que le dieron un amplio piso político. Pero la salida de la Concertación dejó “huérfano” al dirigente, que hoy se enfrenta a un escenario bastante adverso.
Un duro golpe para el dirigente, fue el acercamiento del Presidente Sebastián Piñera a organizaciones sindicales consideradas como rivales de la CUT. La Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y la Central Autónoma de Trabajadores (CAT) tuvieron su pequeña venganza luego de que por años La Moneda los bloqueara como interlocutores válidos. Esto se lee como una potente señal por parte del Ejecutivo, ya que debilita a la CUT al quitarle el sitial de actor único en los temas laborales.
El presidente de la UNT, Diego Olivares, que fue amigo de Martínez y presidente de la CUT, pero se alejó y formó otra organización, asegura que el bloqueo liderado por Escalona perseguía quitarle validez y protagonismo. Sobre todo porque no comulgaba con la forma de la CUT de hacer sindicalismo, y porque criticaba fuertemente su extrema politización.
“En una reunión del consejo nacional de la UNT, (Osvaldo) Andrade nos dijo que pensaba que éramos el sindicalismo del futuro, que nuestros planteamientos estaban vinculados al Chile de hoy, pero que él no se iba a pelear con la CUT porque había 12 miembros del comité central del PC”, relata Olivares.
[cita]“El debilitamiento de los partidos de la Concertación se trasladó a la Central por cercanía y apego”.[/cita]
En todo caso, recalca que no tiene nada en contra del Partido Comunista, pero “quien ha marcado la línea de la CUT ha sido el PC. Para quienes no estábamos de acuerdo, considerábamos que era un error continuar desarrollando el trabajo estratégico en el marco de la definición que los partidos resolvían. Queríamos dar la señal de que no estábamos en contra de los partidos, pero que había que ser capaz de mirar los nuevos tiempos. Los principios no cambian, pero la forma, estilos y métodos no pueden ser los mismos. La forma de producir en el país es distinta”.
Además de la invitación de Piñera, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) también prestó espaldas a estas organizaciones. A pocos días de que asumiera el nuevo gobierno, se pronunció sobre el reclamo que la UNT había presentado en 2007 acusando una “discriminación sistemática”, por su exclusión en reuniones relativas a las normas internacionales del trabajo, especialmente aquellas para debatir temas vinculados con la OIT.
La conclusión del organismo internacional fue que el Estado había indicado que los trabajadores chilenos se encuentran organizados en tres centrales sindicales: la CUT, la CAT y la ANT. Por lo tanto recomendaba incluirlos a todos.
Pero quizás el gol más emblemático es el que se anotaron al ser incluidos en la Comisión Técnica del Salario Mínimo, anunciada por los ministros del Trabajo, Camila Merino y de Hacienda, Felipe Larraín. Allí, representantes de trabajadores y empresarios, además de economistas y académicos, discutirán sobre el mercado laboral y el salario mínimo antes de que la ley de reajuste se discuta a nivel político. “Al menos ya tenemos un pie adentro”, asegura Olivares.
La conducción de Martínez tampoco es santo de devoción al interior de la CUT. Hace algunas semanas, organizaciones sindicales del sector privado que forman parte de la multisindical enviaron una carta abierta a los trabajadores, donde criticaban la postura del dirigente sobre varios temas laborales, especialmente el relativo al sistema de indemnizaciones, sobre el que se abrió a discutir siempre y cuando se incluyeran otras materias.
“Las opiniones de Arturo Martínez son diferentes a los acuerdos de las instancias estatutarias de la CUT, como es su Congreso. También son muy diferentes a la visión que tenemos las organizaciones bases de la Central del sector privado”, explicaba la misiva.
Los dirigentes señalaban que “Martínez no debería andar entregando opiniones a nombre de los trabajadores chilenos, ni menos de la CUT. Él ya no es el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, no representa la voz de la CUT, él renuncio en Septiembre para presentarse como candidato”.
Los ocho dirigentes firmantes explicaban que hasta el momento no se han realizado elecciones posteriores a su renuncia, y que “la propia Dirección del Trabajo (DT) señala que la CUT, está sin presidente. Le sugerimos a Martínez que deje de hablar por los trabajadores”.
Desde la multisindical señalaron que algunos de estos gremios ya no estaban ligados a la Central, lo que fue rechazado por El Tesorero de la Conutt -una de las organizaciones que adhería a la carta- Waldo Yáñez: “Seguimos siendo parte de la CUT, nadie nos ha notificado lo contrario, así como nadie ha hecho nuevas elecciones para que Martínez sea presidente”.
Consultado sobre la carta, el presidente del sindicato SME, José Ortiz, señaló que las aguas estaban más calmadas porque el 1 de mayo Martínez había rectificado, resolviendo rechazar cualquier tipo de rebaja a las indemnizaciones.
-¿Pero Martínez está validado en la CUT?
-La CUT ha perdido prestancia, a mi modo de ver, desde que asumieron una actitud oficialista durante el gobierno de Bachelet. Esto le hizo mucho daño. De hecho, el debilitamiento de los partidos de la Concertación se trasladó a la Central por cercanía y apego.
Según Ortiz, “la CUT hacía lo que el gobierno quería, lo que le hizo perder credibilidad al movimiento sindical. Hay personas con diferentes cercanías políticas y eso debilitó al movimiento. Estamos en etapa de reacomodo viendo cómo empezamos a caminar solitos sin afirmarnos de nadie”.
Además, recalca el ex secretario general de la organización, “los trabajadores deben estar agrupados en una sola organización, sea central única o coordinación de centrales. Por eso cualquier intento de ningunear o mantener fraccionado el movimiento sindical no corresponde a estos tiempos. No estamos para personalismos sino para construir una organización fuerte, unitaria. De lo contrario seguiremos debilitados. Hay un error de Martínez de mantener rivalidades y peleas artificiales. Los trabajadores queremos la unidad”.
Hace algunos días, el presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), Raimundo Espinoza, reiteró su apoyo a la CUT.
Pero esta señal, según expertos del sector, “es un salvavidas de plomo para Martínez, porque se están confederando los trabajadores de Minería y Energía, generando un consorcio que les ha costado validar por lo que están muy unidos. Son sindicatos fuertes y con muchas lucas, entonces a Martínez se le viene complicado enfrentar este poder con presencia nacional que se le instala dentro de la Central”, señalan.
Por eso, explica la mismas fuente, “él va a tener que firmar nuevos acuerdos con nuevos poderes, sentarse a obtener el respaldo de los mineros, lo que es una pega distinta a la anterior: debajo vienen dirigentes empujando fuerte, como Cristián Cuevas. Porque aunque la relación está bien, representa a otro mundo: a formas de contratación más modernas y con otras demandas”.