Si había una noticia buena después del terremoto, era el alza de las obras de albañilería. Hormigón y ladrillos para levantar las soluciones habitacionales a los damnificados. Pero el gremio se quedó con sus diagnósticos y ofertas debajo de la mesa. Impulsado por los fundadores de Elemental, la premiada oficina del grupo Angelini, el gobierno eligió la madera y las viviendas “industrializadas”. Ayer el abogado Davor Harasic entró al juego pidiendo al ministerio pruebas de que esta decisión cumple con todos los estándares de calidad y no afecta la libre competencia.
Esto es como una traición entre dos antiguos socios. El 6 de abril, a poco más de un mes del terremoto, la Cámara Chilena de la Construcción (CCHC) mandó un mensaje por la prensa al gobierno, ofreciendo 6.042 casas de concreto en las zonas afectadas, que resistieron el sismo sin problemas y quedaron en condiciones de ser habitadas inmediatamente. La propuesta puede interpretarse en el contexto de la vieja y fluida relación entre el Fisco y el gremio de los constructores. Mientras la Construcción ayuda a mantener bajo control el desempleo y otros índices macroeconómicos, el Estado ha dejado desarrollarse al sector en una cómoda situación tributaria a través de una rebaja al IVA.
De esta manera, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), desde 1980 la vivienda llamada de “albañilería” representa un 67% de la demanda por casas, entre privadas y con subsidio.
Pero esta vez la oferta de la CCHC para cubrir el déficit que dejó el terremoto, no tuvo el feedack de siempre. En otras palabras no hubo respuesta. Más bien comenzaba una escalada de señales en dirección contraria.
Una semana después de emanada la propuesta, el 16 de abril, Pablo Allard, arquitecto y asesor del Ministerio de Vivienda (Minvu) estaba en la Plaza de Armas de Constitución con 600 vecinos. Fue el principal orador en la primera sesión del Plan de Reconstrucción Sustentable de Constitución. El PRES, una especie de cabildo 2.0, se armó como una iniciativa público privada donde la gente podrá, en un plazo de tres meses, aportar sus ideas para la reconstrucción de la ciudad. La instancia, presidida por el ex ministro Marcelo Tokman, está conformada entre otras entidades por la Fundación Chile, la Universidad de Talca y la oficina de arquitectos Elemental. La firma se hizo conocida por el trabajo de Alejandro Aravena, premiado en 2008 en la Bienal de Venecia precisamente por el desarrollo de un conjunto de viviendas sociales. Pablo Allard, columnista habitual de La Tercera, dejó la empresa días antes de su incorporación al MINVU.
Dos días después del encuentro entre Allard y los vecinos, el 18 de abril, la ministra de Vivienda, Magdalena Matte, firmó en Santiago un acuerdo con Arauco, la forestal del grupo Angelini que fabrica celulosa en Constitución. La empresa se comprometió a financiar la primera etapa del programa de reconstrucción participativa.
[cita]En la web del ministerio, no sabemos si por descuido o costumbre, el banner que ofrece los tipos de casas dice “diseños de viviendas definitivas industrializadas”, sin que haya otro similar para las casas de concreto.[/cita]
El equipo del ministerio a cargo de ejecutar este proyecto y otros de similar alcance en las zonas afectadas, como la isla Juan Fernández, está encabezado por el subsecretario de la cartera, Andrés Iacobelli. El ingeniero civil industrial es uno de los fundadores de Elemental junto a Alejandro Aravena. En 2005 ambos se contactaron con ejecutivos de las empresas Copec, que recibieron con mucho entusiasmo las ideas de los dos socios. Así el holding de la familia Angelini se quedó con el 40% de Elemental.
En noviembre de 2009 Aravena y Iacobelli dijeron a El Mercurio que estaban trabajando en el diseño de una casa prefabricada como alternativa a la vivienda social clásica. Aravena decía “creemos tener un punto y cuando podamos probarlo lo daremos a conocer”.
De eso han pasado seis meses. Construir casas prefabricadas era sólo una excelente idea, más si Arauco, la filial de Copec en el negocio forestal, vende madera y fabrica paneles. Los materiales básicos para la construcción.
Ahora Elemental tiene un amplio rango de acción en el Minvu y el potencial de probar sus ideas a escala nacional, especialmente en las zonas afectadas. Coincidentemente las casas prefabricadas se han convertido en la solución más popular entre las autoridades.
El 13 de abril Sebastián Piñera comentó “largamente” con el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, la experiencia de ese país construyendo casas, hospitales y escuelas prefabricadas “que permiten soluciones de menor costo y mucho mayor calidad”, según contó a la salida de un almuerzo durante la Cumbre de Seguridad Nuclear, en Washington.
Antes, en marzo, el Minvu anunció que se levantarían “casas y departamentos prefabricados” para reemplazar las viviendas definitivas que se cayeron o resultaron con serios daños después del terremoto, y que son nada menos que 300 mil. Pero lo de Piñera y la “mucho mayor calidad” de la casa prefabricada, fue un golpe a la autoestima de la industria de la albañilería. Especialmente considerando que, dos semanas después de la tragedia, el 14 de marzo, el Presidente aseguró que “fomentaría la industria chilena de construcción, tanto de viviendas tradicionales como prefabricadas”.
La calidad de las viviendas “industrializadas” que ofrece el Minvu es uno de los temas que inquieta a Luis Norambuena, vicepresidente del Colegio de Constructores civiles. Especialmente le inquieta que cumplan con las exigencias que pide la ley: “No sabemos si cumplen con los ítems técnicos que exige el DS 174 que regula el subsidio a través del Fondo Solidario, nosotros tuvimos hace algún tiempo que mejorar la calidad del ladrillo para adaptarnos a la norma”, explica, agregando que “los costos de varias de las casas exceden las 350UF que permite el subsidio, algunas llegan a las 800 UF, y otras no incluyen la conexión a los servicios básicos como la luz y el agua”.
De hecho, una situación de riesgo fue la que mostró el Canal 9 Regional de Bío-Bío. En la nota los vecinos de la Villa Futuro en Chiguayante estaban preocupados porque el plástico para forrar las mediaguas entregado por el Gobierno dice “Material Inflamable”.
Sobre el monto de los subsidios que despierta las dudas de Norambuena, en el Minvu explican que “no existe un solo tipo de subsidio. Los del Fondo Solidario de Vivienda I, que le permitirá acceder a cero costo a una vivienda de 380 UF. Si quiere contribuir con ahorros o un crédito particular para tener una casa o departamento de mayor superficie, puede optar al Fondo Solidario de Vivienda II (320 UF)”, dicen a través de su departamento de comunicaciones. Para habilitar terrenos “existen subsidios adicionales en los casos que se requieran”, aseguran.
Una aparición inesperada en este conflicto fue la que hizo ayer el abogado Davor Harasic, ex presidente del Consejo de Defensa del Estado, quién dejó a su nombre en la Oficina de Partes del Minvu una solicitud en el contexto de la Ley de Transparencia. Harasic pide tener acceso a la documentación y a los antecedentes técnicos que fundan este revolucionario plan de reconstrucción habitacional “que promueve, publicita, apoya y favorece la vivienda prefabricada y/o industrializada, en claro desmedro de otras soluciones de material sólido como hormigón o albañilería”, según dice el requerimiento. Además, el escrito menciona la “decisión formal” del MINVU en torno a privilegiar este tipo de construcción.
Aunque Harasic actúa a título personal, su prolija solicitud al ministerio cabe perfecto en la reacción del gremio de los constructores, que hasta ahora se siente ninguneado, según confiesan algunos de sus miembros en privado.
Recuerdan que mientras la Cámara de la Construcción (CCHC) trabajó en fórmulas jurídicas para agilizar, por ejemplo, la construcción de hospitales, el gobierno anunció paralelamente que en octubre estarían listos 16 hospitales modulares, o prefabricados, que serán definitivos.
En el Minvu aclaran que “no existe una predilección por la vivienda industrializada, porque el plan de reconstrucción contempla el otorgamiento de subsidios a las familias damnificadas, no a viviendas en particular. Si se ha promovido inicialmente la vivienda prefabricada es por la mayor ventaja competitiva de estas soluciones, su tiempo de construcción individual y el nivel de terminaciones que son capaces de entregar en el marco de los planes de subsidios existentes. Esta ventaja en tiempos se refiere a viviendas construidas de forma unitaria”, dicen a través del Departamento de Comunicaciones.
Según el ministerio las casas prefabricadas pasan por un control estricto hecho en la Dirección Técnica de Estudio y Fomento Habitacional (DITEC), de la repartición.
Luis Norambuena, del Colegio de Constructores Civiles, asegura que las casas tradicionales demoran prácticamente lo mismo y dice que los “albañiles” lo único que buscan es competir en igualdad de condiciones. Porque hasta ahora no han tenido acceso a las ferias que el Gobierno ha dispuesto para ofrecer las alternativas de vivienda. “En la feria de Talca, que partió a principios de mayo con gran dificultad, solo logró participar una empresa de construcción tradicional. Porque convenció al Minvu de que algunas de sus partes venían semi-armadas. El resto eran solamente casas industrializadas”, dice Norambuena. Y revela que “muchas de las constructoras asociadas a la CCHC son pymes. Hay grandes empresas pero las que se dedican a la vivienda social son la mayoría pequeñas y esta situación es un fuerte golpe que podría recibir el empleo”.
En la CCHC no se pronunciaron oficialmente para esta nota, pero una fuente del gremio confirma las dificultades que han tenido para establecer una comunicación fluida con el Minvu y especialmente para entrar en la competencia para la reconstrucción. “Varias empresas que construyen en albañilería llamaron a los números telefónicos y personas que aparecen en la invitación para participar en la feria de Talca y les negaron la participación diciendo que la feria era para soluciones habitacionales industrializadas. Explicaban que el término ‘industrializadas’ significa que las casas se fabrican en planta y luego se arman en la obra, es decir una casa prefabricada”, cuentan.
Esta situación es desmentida por el Minvu: “Las ferias y muestras inmobiliarias que está organizando el ministerio, como las de Talca, tienen como objetivo mostrar alternativas de solución para las familias que están damnificadas, y se encuentra abierta a las empresas que cumplan con la normativa y tengan soluciones enmarcadas en el plan de subsidios de reconstrucción”, dicen. Pero en la web del ministerio, no sabemos si por descuido o costumbre, el banner que ofrece los tipos de casas dice “diseños de viviendas definitivas industrializadas”, sin que haya otro similar para las casas de concreto.