Una reñida competencia interna llega a su fin este sábado en la tienda de Antonio Varas. Y aunque el actual timonel Carlos Larraín, que va a la reelección, corre de favorito, el sector liberal está jugando todas sus cartas para desbancar al presidente que ha gobernado imponiendo una línea conservadora que muchas veces ha estado reñida incluso con la del actual mandatario.
A partir de hoy, los liberales de Renovación Nacional se juegan las últimas cartas para intentar vencer, el próximo sábado 12, al actual presidente del partido, Carlos Larraín Peña, quien pretende quedarse por dos años más a la cabeza de la tienda de Antonio Varas. Como es razonable en ambas candidaturas se muestran confiados en el resultado, pero lo cierto es que el timonel sabe, y según las malas lenguas al interior de la colectividad se ha encargado de asegurarse, que va de favorito. Quienes apoyan al aspirante a desbancarlo, el diputado Cristián Monckeberg, por su parte, tienen la esperanza de que tal como el electorado nacional le dio al Presidente de la República, Sebastián Piñera, la oportunidad de demostrar que puede hacerlo mejor que los gobiernos de la Concertación que lo precedieron, lo propio ocurra con los militantes de su colectividad. “La alternancia es necesaria para asegurar el crecimiento del partido”, afirman.
Pero el escenario, en la mayoría de las colectividades que están en sus respectivos procesos internos, no es bueno para quienes aspiran a un recambio generacional. Un proceso similar al que atraviesa RN se está generando en su partido aliado, la UDI, donde nada hace predecir que el actual timonel Juan Antonio Coloma vaya a ser desbancado por su retador, José Antonio Kast. Hasta en el Partido Socialista, no parece haber una mejor atmósfera para las aspiraciones del diputado Marcelo Díaz. En RN admiten que a todos les gusta hablar de renovación, pero que a la hora “de ceder las cuotas de poder para que efectivamente se produzca esa renovación, la cosa es distinta”.
Y lo cierto es que, pese a que desde la candidatura de Monckeberg afirman que aún hay espacio para alguna sorpresa, esta lista llega a la elección un tanto accidentada. Hace alrededor de un mes el diputado Pedro Browne, quien en un principio estaba comprometido con Monckeberg, se dio una inesperada voltereta política y se unió a la de Carlos Larraín y, hace un par de semanas, la senadora Lily Pérez –reconocida liberal- decidió dar su respaldo público al actual timonel. Lo que provocó, demás está decirlo, una profunda molestia en el mundo liberal de RN. A ello se suma el “gesto” que, hace más de un mes, le hizo el Presidente Sebastián Piñera a Larraín, invitándolo a su gabinete justo después de una reunión del comité político de los días lunes. La invitación fue leída como el visto bueno del mandatario a su reelección y también incomodó a los adherentes de Monckeberg.
Para rematar, si Piñera quiso hacerle un guiño a Coloma en el discurso del 21 de mayo, al excluir el tema de las uniones civiles, también favoreció a la candidatura de Larraín en RN. Así se fue al suelo un tema que había pasado a convertirse en emblemático para el sector de Cristián Monckeberg, si bien ha sido liderado por el senador Andrés Allamand en la colectividad.
En todo caso, en la tienda de Allamand estaban preparados para tal contingencia. La semana pasada, el senador estuvo fuera del país, pero según se comenta no por eso dejó de trabajar en el bosquejo del proyecto de ley sobre el tema. Pero lo que está claro es que no formará parte del debate de esta última semana, porque quienes promueven la iniciativa –además de Allamand- no quieren que pierda seriedad ni que se “manosee” en medio de una contienda interna.
[cita] En RN admiten que a todos les gusta hablar de renovación , pero que a la hora “de ceder las cuotas de poder para que efectivamente se produzca esa renovación, la cosa es distinta”.[/cita]
Se dice, además, que el parlamentario desea cuidar cada detalle en la elaboración de la iniciativa, conciente de que cuando esté lista para su presentación ante el Congreso no serán pocos los que se opongan a ella. En ese aspecto, está claro desde ahora que contará con el más firme rechazo de Larraín. Después de las fuertes declaraciones en contra de que se legislara sobre las uniones de hecho, incluyendo en ello a las parejas del mismo sexo, pues –según dijo- habría que “hacer lo mismo respecto de la zoofilia y la pedofilia”. Y un grupo nada despreciable de diputados conservadores de la tienda se alinearon con el timonel. Lo que adelanta la difícil tramitación de la iniciativa, al momento que sus promotores decidan presentarla.
Este tema pasa por el hecho de que entre los adherentes de la lista del diputado estiman que llegó el momento de abordar temas de futuro. Y que es necesario que el partido comience a representar todas las visiones de una sociedad moderna que ya mira hacia el Bicentenario.
En este sentido, Cristián Monckeberg ha sostenido que la opción de Larraín representa el “continuismo” y aunque admite que el actual timonel y sus adherentes “han trabajado duro por un mejor Renovación Nacional, han tenido aciertos”, destaca que han tenido “también rotundos fracasos, como la última elección parlamentaria. Sin embargo, vemos tareas pendientes y pobreza de propuestas de futuro”.
Por eso que en esta última semana esta opción se juega los últimos cartuchos para conseguir un triunfo que, a su juicio, no sólo permita al partido crecer sino también ser la plataforma que el gobierno de Piñera requiere para poder aspirar a un nuevo periodo. Mientras que desde La Moneda observan el proceso y aunque prefieren no pronunciarse abiertamente, el gesto del ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, que a fines de mayo le deseó suerte a la lista en las elecciones internas, insufló energía a los aspirantes del sector liberal de la tienda.