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Fernando Rojas Vender, el piloto que bombardeó La Moneda y llegó a ser comandante en jefe de la FACh

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La polémica respecto a las identidades de los pilotos surgió hace algunas semanas, cuando en un reportaje de la revista «Qué Pasa» el general retirado Fernando Matthei, que sucedió a Leigh en la jefatura de FACh, insinuó que en la institución hubo «un pacto de silencio» para mantener los nombres en secreto. [Actualizada]


Era un secreto a voces en el sector de la Defensa que el general (r) de la FACh Fernando Rojas Vender, cuyo nombre de combate era «Rufián», habría sido uno de los pilotos que participó el 11 de septiembre de 1973 en el bombardeo al Palacio de La Moneda.

El tema, sin embargo, nunca fue confirmado durante su gestión como comandante en jefe de la institución, que se prolongó entre 1995 y 1999 y que se vio empañada por las irregularidades en las que se vio envuelta la institución por el uso de las aeronaves de la institución para internar al país objetos para el uso personal de oficiales, como muebles de rattan. Y también por el escándalo internacional por el pago de altas comisiones que rodearon la adquisición a Bélgica de los aviones de combate Mirage Elkan.

Y aunque su nombre apareció posteriormente en varias investigaciones periodísticas, este miércoles formó parte de listado de los oficiales de la FACh que participaron en el controvertido bombardeo que dio origen a la tristemente célebre imagen de la Moneda en llamas, y que dieron a conocer los abogados querellantes del juicio que busca esclarecer las causas de la muerte del Presidente Salvador Allende.

En una rueda de prensa, el abogado Roberto Ávila sostuvo que los pilotos, además de Rojas Vender,  serían Mario López Tobar, Enrique Montealegre Julliá, Gustavo Leigh Yates y Eitel von Müllenbrock.

Leigh Yates era hijo del también ex comandante en jefe y ex miembro de la Junta Militar Gustavo Leigh Guzmán.

El único que hasta ahora se confirmó como uno de los pilotos es López Tobar, que en los años 90 publicó un libro al respecto, pero mantuvo en reserva los nombres de sus compañeros.

El juez a cargo del caso, Mario Carroza, trató de obtener los nombres por medios oficiales, pero tanto la FACh como el Gobierno le contestaron que esa información no existe.

El juicio por la muerte de Allende, cuyo cadáver fue exhumado el pasado mayo por orden del juez y está sometido a peritajes para determinar la causa de su muerte, corresponde a una de las 720 querellas presentadas ante la Justicia por casos de eventuales violaciones a los derechos humanos que nunca fueron investigados.

No son pocos los que aseguran que el Hawker Hunter instalado sobre un pedestal en el frontis del Comando Logístico de la FACh es una de las aeronaves que fue utilizada en la operación.

No son pocos los que aseguran que el Hawker Hunter instalado sobre un pedestal en el frontis del Comando Logístico de la FACh es una de las aeronaves que fue utilizada en la operación.

El abogado Ávila, que estuvo acompañado por dirigentes del movimiento Socialista-Allendista, dijo que el juez Carroza aún no ha llegado a ninguna conclusión respecto a los pilotos, pero aseguró tener «la convicción» de que se trata de los señalados, sobre la base de los antecedentes del proceso.

La polémica respecto a las identidades de los pilotos surgió hace algunas semanas, cuando en un reportaje de la revista «Qué Pasa» el general retirado Fernando Matthei, que sucedió a Leigh en la jefatura de FACh, insinuó que en la institución hubo «un pacto de silencio» para mantener los nombres en secreto.

A raíz de la publicación el juez Carroza citó a Fernando Matthei, quien negó saber los nombres y sostuvo que sus palabras sobre el pacto fueron sacadas de contexto.

También el ministro de Defensa, Andrés Allamand, opinó sobre el asunto, y señaló que la Fuerza Aérea no tiene la lista de los pilotos que ese día tripularon los cazabombarderos Hawker Hunter que atacaron e incendiaron la sede del Gobierno o, donde se encontraba Salvador Allende.

Los dirigentes del movimiento Socialista-Allendista calificaron las palabras del ministro de «poco creíbles» y de «una liviandad» y llamaron al Gobierno a entregar los nombres y todos los antecedentes del bombardeo a la Justicia.

Hasta ahora, la versión más difundida, corroborada por testigos presenciales, es que Salvador Allende se quitó la vida en su oficina de la sede presidencial, pero también han circulado otras que señalan que fue acribillado por los militares que asaltaron La Moneda e incluso se ha sostenido que alguno de sus colaboradores le habría disparado.

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