En el país altiplánico, en el año 2009, se registraron cerca de 5 millones de ciudadanos en sólo 75 días. Dato que difiere con las razones dadas por el Servicio Electoral en cuanto a que producto de problemas técnicos se hace imposible la eventual entrada en operación del sistema de inscripción automática y voto voluntario para la próxima elección municipal de 2012.
Cerca de 5 millones de electores bolivianos se registraron en el Sistema Nacional de Monitoreo del Padrón Electoral Biométrico de la Corte Nacional Electoral del país altiplánico en 2009. Lo hicieron en sólo 75 días. Para ello, se instalaron 2.850 estaciones de registro en territorio boliviano y 150 a nivel internacional.
Surgió como una iniciativa electoral que buscó depurar y actualizar la base de datos de votantes de manera segura y transparente, además de incorporar el voto de los ciudadanos residentes en el exterior.
Los votantes proporcionaron tanto datos biográficos (nombres, apellidos, dirección, nivel de instrucción, etc.) como biométricos (huella dactilar, foto y firma digitalizada).
Lo que significó un importante aumento de participación electoral en 9 puntos. Según los expertos “este registro de lujo que posee Bolivia tiene su origen en el ciudadano mismo que ha concurrido a inscribirse. No sólo destaca la tecnología que se ha invertido, la pureza misma está en estos millones de bolivianos que concurrieron…”
Más al sur, en Chile, el Servicio Electoral (Servel) argumentó que producto de problemas técnicos se hace imposible la eventual entrada en operación del sistema de inscripción automática y voto voluntario para la próxima elección municipal de 2012.
El problema, señala el organismo, estaría en la incapacidad de constatar el domicilio de un tercio de los potenciales nuevos electores, y así asociarlos a los lugares de votación, obligaría a postergar su entrada en vigencia, para no arriesgar la ocurrencia de errores.
En esa línea, el ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet, advirtió que no iba a aplicar la inscripción automática sin la garantía de una óptima operatividad. Es decir, La Moneda no correría el riesgo de que el sistema se transformara en un nuevo «Transantiago».
Llama entonces la atención de cómo en Bolivia, uno de los países más pobres del mundo, pudo confeccionar por completo su patrón electoral.