César y Hans decidieron casarse hace tres años y aunque aún no lo han logrado, en la práctica son una familia. En cambio Víctor y José Miguel ya son un matrimonio, aunque no en Chile sino que en Argentina. Los cuatro, junto a otra pareja que se casó en Canadá, acudieron en 2009 al Registro Civil a pedir hora y regularizar su situación. No los aceptaron, por lo que decidieron acudir a la justicia. Su caso derivó al Tribunal Constitucional cuya resolución, aseguran, abrió una puerta que traslada la discusión al Congreso, donde si no logran hacerse oír entablarán una demanda internacional en contra del Estado.
¿Quieres casarte conmigo?-preguntó César Peralta una nublada pero calurosa tarde de octubre de 2008 en la playa de Mejillones. Y aunque Hans Arias, su novio desde hacía 7 meses, sabía que sólo sería algo simbólico, le dio el sí.
Hoy viven en Macul junto a los dos hijos de César, Alexis y Gabriel, de 19 y 13 años. “Somos una familia”, explican. Pero les gustaría “corroborar nuestro amor ante la sociedad”, por lo que llevan luchando varios años.
César, que trabaja en una productora de eventos y Hans, que se desempeña en la Mutualidad del Ejército y Aviación, son una de las tres parejas que el 23 de septiembre de 2009 se presentó ante el Registro Civil para, en su caso, pedir hora para casarse. Las otras son las de Víctor Arce y José Miguel Lillo, la que junto a la de Stephane Abran y Jorge Monardes buscan validar sus matrimonios contraídos en el extranjero. Ninguno lo consiguió.
Luego de esto el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) interpuso ante la Corte de Apelaciones de Santiago un recurso de protección en contra del oficial del Registro Civil que los atendió y rechazó casarlos. Luego la Corte decidió enviar los antecedentes al Tribunal Constitucional, que este jueves en un fallo dividido y sólo con un voto disidente, rechazó un requerimiento de inaplicabilidad del artículo 102 del Código Civil que establece que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.
[cita/]“Esto deja de ser una pelea situada en el campo incierto de lo valórico y trae un emplazamiento directo al Parlamento para que legisle al respecto”, sostuvo el presidente del Movilh, Rolando Jiménez.[/cita]
La resolución del TC señala que el requerimiento no puede prosperar “toda vez que lo que se pretende por su intermedio es que se reformule un sistema de normas de modo integral y se regule positivamente una institución de modo distinto al actual”, cuestión que, agrega, “no es de competencia de este Tribunal, pues éste no se encuentra facultado para modificar y regular las instituciones que contempla el ordenamiento jurídico mediante un pronunciamiento de inaplicabilidad”.
Pero la decisión del Tribunal fue anotada como una pequeña victoria para el Movilh, ya que aseguran que aunque se rechazó el recurso de inaplicabilidad del artículo según el cual el matrimonio es sólo entre un hombre y una mujer, “en ningún caso concluyó que es una ley inmutable, cuyas modificaciones son de competencia del Parlamento”.
Por ello, según el presidente del Movilh, Rolando Jiménez, “esto deja de ser una pelea situada en el campo incierto de lo valórico y trae un emplazamiento directo al Parlamento para que legisle al respecto”.
Desde la organización instan al Congreso a “discutir en breve la ley de matrimonio igualitario que presentamos junto al senador Fulvio Rossi. En paralelo seguiremos esta lucha en la Corte de Apelaciones de Santiago y en la Corte Suprema. Si en medio de este proceso el Parlamento no avanza en la materia, desde ya anunciamos la presentación de una demanda internacional contra el Estado de Chile”.
Hans y César se sienten tristes por el fallo “pero era esperable”, aseguran. Según César esto en vez de deprimirlos le da nuevos bríos y “me dan ganas de seguir luchando”.
Para Víctor Arce y José Miguel Lillo la decisión del TC tampoco fue una sorpresa. Pero están dispuestos a continuar peleando porque, asegura Víctor, es algo a lo que tiene “derecho cualquier persona”.
Con “Joseph”, como le dice a su pareja, están juntos hace 17 años, desde que se conocieron en una fiesta cuando eran adolescentes. Luego de eso sólo se han separado dos veces, pero no más de un mes y medio. “Al final hemos estado siempre juntos”, relata Víctor. En la práctica ya son un matrimonio: al menos en Argentina. Inmediatamente después de que en el país trasandino se aprobó la ley que permite a las parejas homosexuales casarse, empezaron a ver los papeleos necesarios para celebrar su boda. Y así lo hicieron: el 20 de agosto de 2010 se convirtieron en matrimonio.
Víctor explica que siempre estuvo muy informado sobre lo que sucedía en Argentina, ya que maneja dos portales de noticias enfocadas en la comunidad gay, donde se informó ampliamente sobre el tema.
Para ambos el simbolismo de casarse y luchar por sus derechos también está ligado a que llevan 17 años de pareja, y que en términos legales se encuentran desprotegidos. “Hay un tema de derechos y empiezan cuando las personas se atreven a hacer actos civiles: pero si uno no da el paso las cosas no se logran. Y había que dar el paso para lograr algo”.
Víctor siente que la resolución del TC es una consecuencia de estos actos, y asegura que de este se desprende que “hubo distintas opiniones que llevaron a indicar que la igualdad no es un tema constitucional sino de los distintos partidos, de las personas que elegimos para que nos representen en el Congreso”.
Además, argumenta que “no somos una minoría: si sumas las familias y la comunidad gay al menos 25% del país nos apoya o representa. Y los evangélicos, que son como el 20% del país, llegaron a tener su día. Nosotros respetamos sus principios y valores y creemos que nosotros también tenemos nuestros derechos: no puede haber distintas categorías de ciudadanos”.