Sus últimas y poco afortunadas irrupciones en la prensa y los nuevos antecedentes que desvirtuan sus propios argumentos respecto del vínculo que tenía con el ex presidente interino de la CNA Luis Eugenio Díaz, llevaron al secretario de Estado a un punto en que su permanecia en el gabinete fue insostenible. Algunas versiones dan cuenta que el Ejecutivo postergó la decisión para no empañar el desagravio a la jueza Karen Atala, ni tampoco la cadena nacional del Presidente Sebastián Piñera por el fin de los alegatos en La Haya.
Ribera se fue. Sus últimas y poco afortunadas irrupciones en la prensa y los nuevos antecedentes que desvirtúan sus propios argumentos respecto del vínculo que tenía con el ex presidente interino de la CNA Luis Eugenio Díaz, llevaron al secretario de Estado a un punto en que su permanecía en el gabinete fue insostenible. Algunas versiones dan cuenta que el Ejecutivo postergó la decisión para no empañar el desagravio a la jueza Karen Atala, ni tampoco la cadena nacional del Presidente Sebastián Piñera por el fin de los alegatos en La Haya.
«He venido a agradecer al Presidente los actos y declaraciones de confianza que él y el Gobierno me han otorgado, pero he presentado mi renuncia indeclinable», sostuvo el ahora ex ministro de Justicia, quien aseguró haber sido víctima de «acusaciones tendenciosas, ligadas a hechos falsos».
Haciendo hincapié en que «se ha escarbado en viejos expedientes. Ninguna de mis actuaciones privadas y ministeriales se ha apartado de la línea ética y moral. Afectó mi imagen y la de mi familia. Se le ha dado tribuna a quienes han sido objeto de reproche por la justicia».
Desde que el sitio web Ciper Chile reveló su vinculación con Luis Eugenio Díaz, el principal protagonista del escándalo en el sistema de acreditaciones de universidades, numerosos antecedentes y la aparición de nuevas aristas complicaron cada vez más la situación del abogado oriundo de Temuco.
Sus errores comienzan cuando fue consultado por El Mercurio (09/12/2012) por la contratación de Díaz a Gendarmería. En la ocasión, Ribera aseguró que conoció a Díaz una vez asumido el cargo de ministro: «Él es más viejo que yo, es un hombre de izquierda. Son otros mundos culturales», subrayó. Dos días después, enfrentado por la revelación de correos electrónicos que lo vinculan con Díaz, respondió: “Tengo conocimiento de él desde que es presentado por un grupo de universidades a la Comisión Nacional de Acreditación (CNA)”.
Asimismo, tuvo explicaciones distintas al minuto de aclarar las asesorías cumplidas por el ex jefe de la CNA. Ribera detalló en El Mercurio que Díaz fue contratado para las tres asesorías a Gendarmería luego de conversaciones entre integrantes de su gabinete y el de la subsecretaria, Patricia Pérez. Sin embargo, luego dijo a La tercera que fue él quien propuso su nombre, ya que a su parecer: «reunía dos características que nos interesaban por sobre otros académicos. Pregunté si era posible su contratación, se me señaló que sí. Tuvimos, durante la asesoría, tres reuniones que constan en mi agenda”. Hecho que fue corroborado por el director de Gendarmería, Luis Masferrer.
De igual modo, Ribera se equivocó respecto a la participación de Díaz a la acreditación del instituto Incacea, donde tiene el 7,5 % de la propiedad. En una primera oportunidad, indicó en entrevista con TVN que en las actas de la CNA, fechada 4 de enero, constaba que Díaz se abstuvo de votar. Es decir, cuando ya había sido contratado por Gendarmería. Poco después, la secretaria ejecutiva (s) de la CNA, Paula Beale, desmintió a Ribera asegurando que Díaz “tenía un contrato con el Ministerio de Justicia y que prefería, en el caso del Incacea, no hacer la relatoría. Él se abstuvo de relatar, no de votar”.
Por último, Ribera realizó una desafortunada declaración el jueves pasado, en entrevista con Canal 13. Al ser consultado por sus posibles conflictos de interés al asumir el cargo, señaló: “O vamos a la hospedería del Hogar de Cristo a buscar hombres públicos que no tienen nada en el mundo o buscamos profesionales en la política que no tienen nada que ver con el mundo real porque se han profesionalizado en la política. Necesitamos gente que haya pelado el ajo en la vida real para que no sean teóricos”. Dichos que fueron calificados de soberbios en La Moneda.
Tras esta serie de equivocaciones y la aparición de nuevas aristas, como la relacionada a la petición del fiscal a cargo de la investigación sobre el lucro en las universidades, Carlos Gajardo, de revisar la información contable de la Universidad Autónoma desde hace siete años, Teodoro Ribera decidió presentar su renuncia.