Con el libelo aprobado, ahora le corresponde al Senado actuar de jurado y será en la semana del 15 al 17 de abril que se verá el tema en la sala. Desde ya, la derecha dejó claro que, a pesar de la derrota de ayer, seguirán insistiendo en la teoría del boomerang. Ello, porque rápidamente pidieron que se inhabiliten de este proceso los senadores DC, Soledad Alvear y Andrés Zaldívar, además del radical, José Antonio Gómez, por tener vinculación con el mundo de las universidades privadas.
“Los vamos a sacar al pizarrón”, se dijo en La Moneda el día que se presentó la acusación constitucional contra Harald Beyer, dejando claro con ello que la apuesta era la tesis del boomerang y confiar en que un sector de la Concertación no apoyaría el libelo. Esto, por temor a que les rebotara la responsabilidad que les compete en el tema del lucro en los veinte años que estuvieron en el poder. Pero la estrategia fracasó. Los 58 votos alineados —como nunca en estos tres años— en la oposición dieron luz verde a la acusación contra el ministro, quien ahora está suspendido de sus funciones en espera que el Senado resuelva su futuro.
La Moneda erró en el cálculo inicial. Hasta el día antes que se presentara la acusación en la Cámara, el 20 de marzo, ponían en duda que se concretara y, de ser así, aseguraban que jamás se iba a aprobar, ya que entre los impulsores no “estaban los nombres más fuertes ni los más brillantes de la Concertación”. Pero sobre todo, apostaban al tejado de vidrio del bloque del arco iris en materia de educación y que por tanto, como otras veces, no se iban a arriesgar a que se les pidieran cuentas públicas por sus falencias pasadas.
Sin embargo, La Moneda no escatimó en esfuerzos para asegurar su rechazo en la sala. Fue ahí cuando entró en juego la tesis del efecto boomerang, que tuvo varios momentos claves: no sólo se graficó en el mensaje público que mandó la ministra Evelyn Matthei, flanqueando a Beyer desde los patios de La Moneda, cuando dijo que “durante veinte años ni un solo ministro de educación ni ningún ex Presidente de la República pidió que se fiscalizara nada”.
Fue también el desfile de ex autoridades de la Concertación que salieron a desacreditar la acusación, blindando al ministro, criticando la falta de contenido del libelo, pero por sobre todo, poniéndose el parche ante la herida, ya que al justificar a Beyer, lo hacían con ellos mismos. Es que en el tema del lucro y la educación privada no se puede desconocer que no hay ningún sector político que realmente no tenga entre los suyos algún connotado con intereses creados en la educación privada.
[cita]Con la acusación aprobada, ahora le corresponde al Senado actuar de jurado y será en la semana del 15 al 17 de abril que se verá el tema en la sala. Desde ya, la derecha dejó claro que, a pesar de la derrota de ayer, seguirán insistiendo en la teoría del boomerang. Ello, porque rápidamente pidieron que se inhabiliten de este proceso los senadores DC, Soledad Alvear y Andrés Zaldívar, además del radical, José Antonio Gómez, por tener vinculación con el mundo de las universidades privadas.[/cita]
Por lo mismo, se apostó incluso al argumento de una “molestia” de Michelle Bachelet —aún en Estados Unidos esos días— con la acusación y los diputados que la impulsaban, porque supuestamente “empañaba” su retorno político, con lo que claramente se trató de dividir a las filas de la oposición. Pero la ex Presidenta volvió y, por el contrario, “en sintonía con la temperatura ambiente” y sólo tres días antes de la votación en la sala, anunció que, de volver a La Moneda, su primer proyecto será precisamente uno que termine con el lucro. Con ello, reconocen en la oposición, varios indecisos se alinearon.
Al final la acusación se convirtió en una definición pública y abierta, casi una suerte de plebiscito político, de quienes apoyan y quienes rechazan el lucro en la educación superior, así, sin medias tintas.
Hasta la víspera de la votación en la sala cundía la incertidumbre, porque entre la oposición y la derecha había un empate técnico. Por lo mismo, todo sirvió para convencer a los indecisos, conversaciones, gestiones, lobby, negociaciones en paralelo.
Varios de los indecisos tenían dudas reales sobre el sustento de la acusación, pero al final primó un punto clave: la omisión de Beyer en el cumplimiento de sus obligaciones de fiscalizar las actividades de su cartera.
Es que hace menos de un año, en julio del 2012 puntualmente, la Cámara de Diputados en otra polémica sesión, rechazó por un solo voto el informe contra el lucro en la educación superior que la comisión parlamentaria ad hoc había realizado durante siete meses de trabajo. Ese día efectivamente La Moneda y la derecha lograron una victoria, pero fue el punto de inflexión para Beyer, que lo llevó a que ayer esa misma Cámara le provocara una fuerte derrota política al oficialismo.
Más allá del detalle que cuando se votó ese informe el ministro no asistió a la sesión en la Cámara, en esos días Beyer optó por ningunear la investigación, afirmando que sólo eran «antecedentes por todos conocidos, son antecedentes además antiguos. El informe no aporta antecedentes nuevos que nos permitan realmente llegar a la conclusión de que se violó la ley en casos particulares».
Pero luego cambió su discurso público, un giro más que evidente, unos pocos meses después, a raíz de la decisión del Consejo Nacional de Educación de cancelar la personalidad jurídica a la Universidad del Mar. Fue sólo desde ahí que el gobierno lo levantó como el paladín fiscalizador de la educación superior, en un período que coincide con la salida de Teodoro Ribera —a quien le pertenece la Universidad Autónoma— del Ministerio de Justicia cuestionado por sus vínculos con la CNA y Luis Eugenio Díaz. La Moneda, entonces, necesitaba con urgencia dar señales enérgicas.
Con la acusación aprobada, ahora le corresponde al Senado actuar de jurado y será en la semana del 15 al 17 de abril que se verá el tema en la sala. Desde ya, la derecha dejó claro que, a pesar de la derrota de ayer, seguirán insistiendo en la teoría del boomerang. Ello, porque rápidamente pidieron que se inhabiliten de este proceso los senadores DC, Soledad Alvear y Andrés Zaldívar, además del radical, José Antonio Gómez, por tener vinculación con el mundo de las universidades privadas.
En el Senado se necesita solo la mayoría simple de los parlamentarios en ejercicio, un quórum que la oposición, si nuevamente se alinea completa, ya tiene asegurado. En total tiene 20 senadores y —en privado— desde ya confiesan que “no hay espacio ni cabida para abstenerse o rechazarla”.
La derecha cuenta con 16 votos seguros a favor de Beyer de la UDI y RN, pero puede sumar dos más si se cuadran los independientes Carlos Bianchi y Carlos Cantero.
Sin embargo, aún así no logran salvar a Beyer, por lo que intentar rayar la “legitimidad” de senadores involucrados se convierte en el único camino, por ahora, para revertir el escenario. Desde el Congreso explican que en la práctica es cada parlamentario el que debe decidir si apela o no a esta figura para inhabilitarse, pero no puede ser inhabilitado por sus pares. Y en caso de intentarlo, agregan, el boomerang puede devolverse a la derecha en esta vuelta, porque más de un diputado de la UDI ya votó en la sala este jueves a favor de Beyer y también tienen vínculos con la educación superior privada.
A diferencia de otras épocas, cuando la elite política se pronunciaba sobre una situación e inclinaba la balanza para uno u otro lado, lo que se vio ayer con lo que sucedió en la Cámara es el peso específico y real que en estos momentos, este año electoral, tiene el movimiento social para marcar la pauta política.
De hecho, la acusación contra Beyer encontró al movimiento estudiantil preparando las acciones con que continuarán presionando sobre los temas fundamentales que se levantaron en 2011: avanzar hacia la gratuidad en la educación, fortalecimiento de la educación pública y el fin al lucro.
Para este último tema, el libelo no sólo es un hito que al interior del movimiento estudiantil sienten como propio, sino que también traza un camino. “El verdadero efecto boomerang de la acusación es que la Concertación va a tener que ser coherente en este tema y se lo vamos a exigir”, comenta uno de los líderes estudiantiles.
“La acusación constitucional abre un escenario positivo porque deja salpicados a todos, pone el tema del lucro en el centro del debate, y revela el compromiso de la oposición con el tema”, comenta otro dirigente.
En este contexto, también será importante el camino político que han levantado algunos ex dirigentes estudiantiles en este año electoral. “Nuestras candidaturas acompañarán la presión de la movilización estudiantil por cambios estructurales en el modelo educativo y político, sin delegar en promesas programáticas”, señala Francisco Figueroa, ex vicepresidente de la FECh.
Para darle impulso a las demandas post-acusación constitucional, será importante la próxima reunión del Confech, que se realizará mañana sábado en la sede central de la Universidad del Mar, en Reñaca. El lugar elegido es un símbolo de las acciones que seguirán los estudiantes de aquí en adelante: “A partir de la marcha del 11 de abril se debe resituar una agenda de cambios estructurales en educación, como la gratuidad y el fin al lucro; también otras medidas urgentes, como lo que pase con los estudiantes de la U. del Mar. La acusación a Beyer es necesaria para sentar precedentes y aumentar presión política, para continuar haciendo impresentable la defensa del lucro”, comentan al interior del movimiento.
Diego Vela, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, recalca que este “triunfo” ha demostrado la fuerza del movimiento y que la pelea no es solo contra un ministro sino contra la estructura de un sistema, que claramente va a necesitar ser cambiado —principalmente— desde la calle, porque muchos comentan que el ímpetu de la Concertación también tiene relación con un factor electoral. “Si no buscamos generar esa presión, no vamos a lograr los cambios fundamentales”, añade Vela.