El escenario que enfrenta la Alianza tras la bajada de Pablo Longueira no muestra señales de mejora, pese a que los discursos oficiales apuntan a la necesaria unidad del sector. Una serie de situaciones han provocado tal nivel de desconfianza que va a ser difícil llegar a un candidato de consenso, que es la figura ideal.
El proceso post renuncia de Pablo Longueira Montes a la candidatura presidencial de la derecha no ha sido fácil. Si bien existe un gran espacio de consenso entre Renovación Nacional y la UDI para lograr, como primer propósito, levantar un candidato que asegure el éxito en los objetivos que se proponga el pacto como meta y la unidad entre ambos partidos, el nombre de Andrés Allamand no contribuye a tal propósito, pese a las buenas intenciones expresadas por los máximos representantes de la coalición oficialista. Y aunque públicamente todos sostienen que no hay vetos de ninguna especie, en RN aseguran que “sabemos que hay un veto sobre Allamand”. Tanto es así que el propio timonel de la tienda de Antonio Varas, Carlos Larraín Peña, debió salir a explicar que su colectividad no ejercerá ni aceptará veto alguno.
Adicionalmente, ha debido lidiar con la intromisión del Presidente Sebastián Piñera, quien prácticamente proclamó a su actual ministra del Trabajo, Evelyn Matthei (UDI), afirmando que este no es un tema del gobierno, sino de los partidos.
Para nadie es un misterio que la UDI está pasando por una de las peores crisis de su historia y que es imprescindible que salga bien parada de ella. Tampoco lo es que la primera opción del gremialismo para intentar salvar su desmedrada imagen es conseguir que sus socios acepten el argumento de que ellos tienen la mejor opción de imponer al candidato único del pacto, porque Longueira fue el triunfador de las primarias. No obstante, en la sede de Antonio Varas no existe disposición a aceptar esa postura. Ello, pues tienen la convicción de que Allamand es ahora el mejor candidato para competir en los comicios del 17 de noviembre. Y en ambos partidos la primera alternativa es llegar al consenso en torno a una figura que asegure que no serán arrasados en las parlamentarias.
Sin embargo, en las dos colectividades admiten que ese escenario está comenzando a ser idílico, ya que hasta ahora Renovación no tiene otro aspirante que no sea el ex ministro de Defensa. Y, por su parte, en la colectividad encabezada por Patricio Melero dicen a quien quiera oírlos que no están dadas las condiciones para respaldar una candidatura liderada por Allamand.
[cita]En la colectividad encabezada por Patricio Melero dicen a quien quiera oírlos que no están dadas las condiciones para respaldar una candidatura liderada por Allamand. [/cita]
Aunque en la UDI insisten en que lo central no es el nombre, sino el objetivo a cumplir, lo cierto es que la figura de la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, cruzó la comisión política sin estar presente. En el gremialismo afirman que pese a que circulan varios nombres, entre los que incluso volvió a surgir el de Joaquín Lavín y el propio Laurence Golborne —quien habría condicionado su opción a ser el candidato único de la Alianza—, el de la ex senadora “es el que más suena”. En contraste, en Renovación se niegan a apoyar a su ex compañera de partido. En la tienda sostienen que “el único que pidió hacer ‘un gesto de nobleza’ a la UDI, respaldando la opción de Evelyn Matthei fue Sergio Diez”. Este es el difícil escenario que existe en la Alianza. En RN admiten que las desconfianzas son más profundas entre ambos partidos, sobre todo a partir del hecho de que “la UDI tenía hace más de una semana bien clara la película de lo que estaba pasando con Longueira y nos lo ocultó”, especulan. De allí que en ambos partidos estén concientes que aunque lo óptimo es la figura del candidato único, “es altamente improbable que eso se concrete. Seguramente vamos a llegar con dos candidatos a noviembre”, reconocen en RN.
Y mientras el discurso oficial subraya la necesidad imperiosa de una Alianza unida, en el gremialismo también están concientes de que “lo más probable es que lleguemos con dos candidatos”, porque la opción de realizar una primaria convencional el 11 de agosto “es inviable” por una serie de razones, incluido el alto costo y el escaso tiempo que resta para la inscripción definitiva de los eventuales candidatos a la Presidencia”.
Por otra parte, la intervención de Piñera, lejos de contribuir a mejorar el ambiente al interior de la coalición, sólo alteró más los ánimos. Sus palabras no fueron bien recibidas ni en la UDI ni en RN. Pero en la tienda de Larraín cayeron aún peor, porque las relaciones entre su timonel y el mandatario no han mejorado. E insisten en que el jefe de Estado tiene la principal responsabilidad en la derrota de Allamand, porque inclinó “visiblemente” la balanza del gobierno hacia Longueira. De ahí que su intervención a favor de Matthei fuera tan mal recibida, por quienes ven en la bajada de Longueira una nueva oportunidad para demostrar que Allamand es un candidato competitivo, particularmente pensando en los candidatos al Congreso. De hecho, quienes creen que no es bueno que el ex titular de Defensa retome una candidatura presidencial que “es absolutamente improbable que gane”, especulan que la insistencia en promoverlo es sólo para reforzar el gallito político entre el timonel de RN y el Presidente Piñera. Y observan con preocupación que las diferencias entre ambos impidan que Larraín esté tomando decisiones “con la necesaria cabeza fría”.
Otros tienen la convicción de que la estrategia de RN debe apuntar a “fortalecer al partido y su candidatura parlamentaria” y eso sería difícil de conseguir, subrayan, con Matthei asumiendo el liderazgo de la campaña presidencial. Y como corolario, un representante de la tienda de Antonio Varas advierte que “todos vamos a jugar a la unidad, pero el que dé un mal paso primero, va ser el que se lleve los costos”.