El discurso privado en la Alianza es que su abanderada actuó precipitadamente; que la idea no era salir a pegarle al economista y menos que lo hiciera ella misma; que no lo consultó con nadie y que “tomó una mala decisión”. Porque inevitablemente trajo a la memoria situaciones anteriores que no son percibidas positivamente por la opinión pública, como el ya conocido “Piñeragate” y el “caso drogas”. Abrió un flanco, se comenta en el sector, innecesario, porque no es probable que le reditúe electoralmente, sino todo lo contrario.
Si durante la primera etapa de su campaña, la abanderada oficialista tuvo un par de exabruptos que no pasaron inadvertidos en la Alianza, la disputa con la que se trenzó con Franco Parisi fue, para un sector de la derecha, la guinda de la torta. Aunque los máximos dirigentes del sector han salido a respaldar la arremetida de Evelyn Matthei, no han encontrado el mismo entusiasmo en las filas de los respectivos partidos. Pero donde más se ha complicado la situación es en Renovación Nacional. En la casona de Antonio Varas se cuestiona, cada vez con más ímpetu, el apoyo a la ex ministra, porque en la colectividad entienden, además, que este último episodio será particularmente perjudicial en el marco de las elecciones parlamentarias. Ello, porque la presidencial es un capítulo prácticamente cerrado a esta altura. Sobre todo, considerando que no hay quien no crea que la postura asumida por la candidata de gobierno podría terminar volviéndose en su contra, pues ha abierto el temido flanco de la compleja relación entre la ex titular de Trabajo y el actual Presidente Sebastián Piñera y el ex senador Andrés Allamand.
Adicionalmente, existe molestia con el Gobierno por el escaso apoyo que le ha brindado a Matthei en la disputa con el economista. Prueba de ello, se lamenta un dirigente de la Alianza, es que en el tradicional comité político de los lunes el tema se abordó “muy de paso”. Cuando surgió en el análisis de la semana, el Gobierno habría advertido “inmediatamente” que La Moneda “no se va a meter en una pelea entre comandos”, con lo que se habría dado por cerrado el debate acerca del polémico tema. De ello, confirma un dirigente del sector, se dio cuenta con las declaraciones posteriores de la vocera, Cecilia Pérez, quien afirmó que el Ejecutivo “no comenta las estrategias de los comandos”. Ante lo cual un representante de Renovación exclama molesto: “¿Desde cuándo? Si cuando la Matthei se agarra con la (Michelle) Bachelet, el gobierno lo más bien que opina”. Lo que se ha traducido en que reflote el temor de que La Moneda esté “dando por perdida la presidencial, lo que también va a ir en directo detrimento de las candidaturas parlamentarias”.
Más allá de estos recelos que han estado presentes durante toda la campaña, un dirigente oficialista admite que la actuación de Matthei “no es para nada conveniente, porque refuerza el punto de vista de que ella es agresiva”, a lo que se suma “su historial de peleas con el propio Piñera y con Allamand”. Y, por otra parte, profundiza la sensación de que la candidatura está mal, porque “se supone que el que va segundo le pega al que va primero y no al que va tercero”. De allí que en el comando no haya consenso respecto de la estrategia definida y ejecutada por la propia abanderada. La que, según se comenta, dejó “como tontos” a todos los que el fin de semana, desde el oficialismo, trataron de bajarle el perfil a la arremetida de Parisi. Por lo pronto, dice un representante de RN, “Felipe Morandé, en su calidad de jefe programático de la Matthei, y el secretario general de Renovación (Mario Desbordes), que habían salido a desvirtuar el hecho de que la candidata fuera a enfrascarse en una pelea de tú a tú con Parisi”.
El escenario al interior de la Alianza está complicado. En RN existe inquietud, porque sienten que tienen todas las de perder. Por lo pronto, la directiva del partido tomó la decisión de apoyar a la candidata. Aún cuando están conscientes de que la decisión no está encontrando eco entre sus parlamentarios. Sobre todo porque estiman que estos últimos perciben que este tipo de confrontaciones perjudican sus propias campañas. Y les preocupa, porque en esa área sus socios siempre les han sacado considerable ventaja. Lo relevante de este punto es que hay quienes están convencidos de que en los distritos y circunscripciones en que la disputa está muy peleada con la Nueva Mayoría, “el voto de Parisi podría hacer la diferencia a favor nuestro. Pero si se le está pegando en las canillas al candidato, sus adherentes van a estar reacios a votar por nuestros candidatos”. De allí que la opinión mayoritaria en la Alianza sea que “este tipo de apuestas arriesgadas, a estas alturas, no son beneficiosas para nadie”.
[cita]Por otra parte, está el hecho de que la campaña presidencial pasada demostró que las acusaciones de corrupción no surten el efecto buscado en la popularidad de los candidatos. Un claro ejemplo de ello lo constituyen las acusaciones mutuas que, en su momento, se hicieron Piñera y el entonces abanderado de la Concertación, el DC Eduardo Frei. Este último denunció a su adversario por el uso de información privilegiada en varias transacciones, durante su desempeño como inversionista bursátil, pero Piñera –tal como lo vaticinaban todos los sondeos– llegó igual a La Moneda. De ahí que haya quienes en el oficialismo sigan sin comprender las razones por las que su abanderada generó este revuelo que sólo la perjudica a ella.[/cita]
Y mientras da la impresión de que la disputa Matthei-Parisi tiene para rato, cuando estamos a menos de un mes de las elecciones, en Renovación Nacional creen que ni siquiera hay espacio para hacer control de daños. E inevitablemente, en los pasillos de la casona, se recuerda el debate que se dio en la tienda los días previos a la nominación de la abandera oficialista. No faltan los que ahora les encuentran la razón a quienes, desde la directiva principalmente, pusieron sobre la mesa los puntos en contra que tenía la ex ministra para ser candidata presidencial. Mismos que han ido saliendo a la luz y han actuado en contra de un candidatura que aún no da señales de ser competitiva como para vencer a su adversaria opositora, ubicada mucho mejor en las encuestas. Los principales argumentos esgrimidos en contra de su nombre desde RN, en esa época, eran básicamente dos, según recuerda un consejero: “Que su nombre no era el más adecuado, porque iba a quedar atrapada en la disputa a raíz del Sí y el No y el tema de los Derechos Humanos, cosa que efectivamente sucedió; y que era muy probable que se mandara una de sus típicas salidas de madre, cosa que también ocurrió”.
Así, la disputa con Parisi también trajo a la memoria de un diputado de la tienda las –ya parte de la historia política del sector– confrontaciones con el propio Piñera y Allamand. “Y no por la pelea en sí”, aclara, sino “por la forma como dio a conocer los antecedentes que tenía sobre Parisi, la mayoría de ellos conocidos, por lo demás. Cuando lo vi, y ella decía que había investigado, no pude menos que recordar el famoso caso de la Kioto. Mejor no hubiera dicho nada de eso de la investigación”, más se lamenta que cualquier otra cosa. Lo que también recuerdan en RN, en medio de esta disputa que tuvo su origen a partir del anuncio de Parisi de que el senador del partido Antonio Horvath asumía como su jefe programático, es que el parlamentario “nunca estuvo de acuerdo con respaldar la candidatura de Matthei. De hecho, en el Consejo General, dijo que no estaba de acuerdo y propuso a Allamand. Ahí varios notamos que iba a ser difícil cuadrarlo para que trabajara, aunque nunca pensé que fuera a trabajar para otro candidato”, confidencia un consejero que participó de la cita en que se cerró definitivamente la posibilidad de que el partido llevara aspirante a La Moneda.
Por otra parte, está el hecho de que la campaña presidencial pasada demostró que las acusaciones de corrupción no surten el efecto buscado en la popularidad de los candidatos. Un claro ejemplo de ello lo constituyen las acusaciones mutuas que, en su momento, se hicieron Piñera y el entonces abanderado de la Concertación, el DC Eduardo Frei. Este último denunció a su adversario por el uso de información privilegiada en varias transacciones, durante su desempeño como inversionista bursátil, pero Piñera –tal como lo vaticinaban todos los sondeos– llegó igual a La Moneda. De ahí que haya quienes en el oficialismo sigan sin comprender las razones por las que su abanderada generó este revuelo que sólo la perjudica a ella. Algunos lo atribuyen sólo a su “carácter arrebatado”, mientras que en el entorno del economista están convencidos de que “esto nos perjudica a ambos, pero más a ella, porque queda como una persona destemplada”. Pero también creen que “esto va a funcionar como un boomerang para ella. Eso, sí, claramente”; y que, con su actitud, la candidata oficialista “rompió algo que era fair play y con esto que está haciendo nos notificó” sobre el tono que va a adoptar el resto de la campaña.
Ahora, lo que más se lamenta en la Alianza de este mal evaluado episodio es que, si hay segunda vuelta –una duda que está comenzando a tomar cada vez más fuerza–, va a ser difícil contar con los votos de Parisi y resulta un total enigma hacia dónde se van a repartir sus adherentes. Pero, adicionalmente, estas situaciones profundizan –admite un dirigente– las fisuras que existen dentro de la propia Alianza respecto de la candidatura y queda en evidencia “la incapacidad de Matthei de ordenar al sector detrás de ella. Porque si los dirigentes estamos obligados a cuadrarnos, el resto no siente el mismo compromiso. Y menos los candidatos al Congreso que ya no encuentran con quién asociarse para levantar sus propias candidaturas y asegurarse el triunfo. Sobre todo, si se piensa que nosotros estamos arriesgando mucho en esta pasada. Ese es, a estas alturas, nuestro mayor problema y el de la candidata, porque el desorden se está notando demasiado. Si ella misma actúa sin consultar, como si estuviera sola en la campaña”.