La presidenta de la FEUC, Nashla Aburman, dio un mensaje de autonomía la semana pasada. “Así como no teníamos candidata presidencial, tampoco tenemos parlamentarios”, lanzó en una frase que no cayó del todo bien al interior de Revolución Democrática, que tiene su útero en el NAU. Pero no es la única que deberá marcar una posición neutral frente a la llamada bancada estudiantil, conformada por los diputados íconos del movimiento que explotó en 2011. “La única fórmula para que la Confech pueda continuar el movimiento es que no pierda su autonomía, porque la evaluación que se hace es que los cambios de la Nueva Mayoría son cosméticos y no estructurales”, comenta un analista.
No va a tener un tablero fácil Michelle Bachelet cuando asuma el gobierno en marzo del próximo año. La desconfianza de “la calle” se ha hecho sentir en los últimos meses, particularmente desde el movimiento estudiantil. La Confech marcó distancia con Bachelet, anunció movilizaciones el próximo año y criticó, una vez más, las indefiniciones de su programa de gobierno.
Una distancia que comienza a instalarse también con los ex líderes estudiantiles –Camila Vallejo, Karol Cariola, Giorgio Jackson y Gabriel Boric– que hoy se aprestan para debutar en la Cámara Baja.
Las declaraciones de Nashla Aburman, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), la semana pasada, evidencian lo anterior. “Así como no teníamos candidata presidencial, tampoco tenemos parlamentarios”, dijo Aburman, quien agregó que la preocupación del movimiento es “qué tan profundo es lo que hará ella (Bachelet) y si ese compromiso lo va a hacer todo su equipo de trabajo”.
En la misma línea se encuentra el presidente de la Universidad de Santiago (Usach), Takuri Tapia, quien cree que hoy hay una “distancia natural” con los ex líderes que fueron electos diputados. “El movimiento no escoge gobierno ni se abandera por uno u otro candidato. Si hoy esos candidatos, a punto de asumir como diputados, quieren tener expectativas, las pueden tener. Para nosotros el tema es cómo se logra la demanda”, afirma Tapia.
[cita]“Karol Cariola tiene una lógica de partido, de aparato y es más orgánica. Su liderazgo viene de esa lógica. Por otra parte, la ambigüedad de Jackson en relación a su alineamiento con el programa de gobierno de Bachelet le resta autonomía. Nunca queda mal con nadie, ni con el movimiento ni con la dirigencia de la NM, pero eso se transmite y es como decía la canción de Los Prisioneros. Y eso suele cobrarse caro en los movimientos estudiantiles, que son rigurosos respecto de la autonomía de los partidos políticos”, comenta Moreno.[/cita]
Al igual que Nashla, Takuri cree que el movimiento se mantiene autónomo de las decisiones “que tomaron esas fuerzas políticas”, refiriéndose a los ex líderes estudiantiles que llegan al Parlamento. “Hoy el programa de Bachelet no plantea nuestras demandas de fondo. Incluso no menciona la democratización. Temas que son importantes para nosotros”, finaliza Tapia.
Las declaraciones de Nashla no pasaron inadvertidas en el ambiente universitario. Varios actores las interpretaron como un movimiento para lograr cierta “independencia” respecto de las figuras emblemáticas que han emergido del NAU. Una de ellas es el ex líder estudiantil Giorgio Jackson, hoy diputado electo por Santiago Centro, quien desde su movimiento político, Revolución Democrática (RD), optó por apoyar a Michelle Bachelet en segunda vuelta, aunque sin darle un “cheque en blanco”.
El análisis en esta línea es que Nashla busca remarcar la autonomía de la FEUC y el movimiento, respecto del diputado que surgió de su misma casa de estudio, Giorgio Jackson, y su movimiento.
Para algunos de los dirigentes políticos de la UC Nashla debe “dar un vuelco” hacia el movimiento estudiantil para la “no cooptación de las demandas”. Algo que, según se comenta en los patios de la UC, no ha caído bien en el movimiento Revolución Democrática.
Quien se encuentra hoy más cerca del movimiento es Gabriel Boric (IA), ya que es el único, de los cuatro miembros de la “bancada estudiantil”, que ha logrado mantener su independencia respecto de la Nueva Mayoría.
Según ha trascendido, Boric se encuentra en una serie de conversaciones con los distintos movimientos al interior de la Universidad de Chile, con el objetivo de mantener una relación directa con el resto del movimiento estudiantil.
Esto ha sido bien visto por diversos sectores que destacan la “disposición” de Boric por buscar caminos de acercamiento al movimiento estudiantil. Aunque de todas formas no son pocos los que advierten que todo va a depender de cómo “lleve a cabo las cosas el próximo año”.
El autonomismo amplió sus fronteras y hoy se está gestando una incipiente rama en las facultades de la Universidad Católica. De hecho, el sábado pasado fue la última jornada de reflexión en la Casa Central de la UC. También se espera que en enero, durante las jornadas de reflexión de Nodo XXI, se discuta respecto a la posición con la Confech.
“Tenemos claro que los diputados que fueron dirigentes no pueden suplantar la organización estudiantil, sino que la participación de los estudiantes se debe dar a través de sus mecanismos propios de representación, aunque pos supuesto que Gabriel defenderá en el Parlamento lo mismo que defendió en la calle. La idea es que pueda ser una caja de resonancia de las demandas sociales que han apuntado a mayor democracia y a garantizar los derechos sociales universales”, comentan al interior de la Izquierda Autónoma.
Gabriel Boric, electo diputado por Magallanes, cree que hay que desparlamentarizar la discusión. “La política no se reduce al parlamento o comisiones. No me veo como un puente. Por el hecho de ser parlamentario no dejaré de participar en las movilizaciones”, comenta.
Al interior de las Juventudes Comunistas también observan expectantes el tema. La situación para ellos es muy distinta que hace dos años, cuando Camila Vallejo era presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. Han perdido el terreno que habían ganado en las universidades y esta situación es de constante debate al interior de las JJ.CC. “Hay una definición inicial que es mantener la independencia del movimiento social, pero aún no hay consenso sobre qué rol se debe jugar en el movimiento estudiantil. Desde las diputaciones de la juventud va a haber algún trato especial o intentar propiciar algún espacio de interacción en vista de que tenemos dirigencias que han nacido del movimiento social. Va a existir una disposición de parte de nuestros parlamentarios en términos de diálogos”, comenta un dirigente de las JJ.CC.
“La única fórmula para que la Confech pueda continuar el movimiento es que no pierda su autonomía, porque la evaluación que se hace es que los cambios de la Nueva Mayoría son cosméticos y no estructurales. Ellos deben mantenerse alerta y harían muy mal en obedecer órdenes de partido. Son cosas totalmente distintas”, dice Jaime Retamal, jefe de Carreras del Departamento de Educación de la Usach. “La Confech no tiene que ser cooptada ni por la bancada estudiantil ni ningún partido político”, cierra Retamal, y augura que éste será un conflicto que se mantendrá vivo no sólo al interior de la Confech, sino también de los partidos políticos en este 2014, cuando se deba trabajar por cumplir las promesas de campaña de Michelle Bachelet.
“Quien puede hacer cierto puente es Camilo Ballesteros desde el Ejecutivo”, señala el cientista político de la Universidad Central Marco Moreno, quien ha visto que durante la campaña fue un interlocutor que logró generar ciertos acuerdos y complicidades para que algunas “demandas del movimiento fueran incluidas en el programa y así existió un cierto acercamiento”.
De hecho, Ballesteros logró sumar al equipo de jóvenes del comando de Bachelet a nombres impensados hace dos años, como el ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción, Guillermo Petersen.
Moreno ve a Boric y Vallejo más resistentes a esa lógica, porque su liderazgo lo construyeron sólo desde el movimiento estudiantil, a diferencia de Cariola y Jackson. “Karol Cariola tiene una lógica de partido, de aparato y es más orgánica. Su liderazgo viene de esa lógica. Por otra parte la ambigüedad de Jackson en relación a su alineamiento con el programa de gobierno de Bachelet le resta autonomía. Nunca queda mal con nadie, ni con el movimiento ni con la dirigencia de la NM, pero eso se transmite y es como decía la canción de Los Prisioneros. Y eso suele cobrarse caro en los movimientos estudiantiles que son rigurosos respecto de la autonomía de los partidos políticos”, comenta Moreno.