El ex embajador y artífice del programa en materia internacional de Bachelet sostiene que se privilegiaron las relaciones económicas en desmedro de aspectos políticos y diplomáticos, lo cual provocó una caída de la imagen del país, agregando que “un país que no cultiva a sus amigos, sus vecinos, termina quedando solo y eso daña todo lo que se hace”.
El ex embajador Luis Maira, uno de los hombres más cercanos de la electa mandataria Michelle Bachelet, responsabiliza al gobierno de Sebastián Piñera del mal manejo en política internacional de Chile, debido a que se privilegiaron las relaciones económicas en desmedro de los aspectos políticos y diplomáticos. Argumenta que lo anterior provocó una caída de la imagen del país, agregando que Chile tenía dos aliados, como eran Brasil y Ecuador y “hoy no están con nosotros”.
En entrevista a El Mercurio, Maira, quien es el artífice del programa en materia internacional de Bachelet, explica que “el gobierno de Piñera puso un énfasis excesivo en las relaciones económicas internacionales y no se ocupó de los aspectos políticos y diplomáticos. Eso provocó una caída importante en nuestra imagen”.
Y agrega que “Chile tenía dos aliados históricos en América Latina: Brasil y Ecuador. Hoy no están con nosotros. Brasil tiene una gran distancia. Lula acaba de publicar en el diario El País que ojalá Chile vuelva a tener una presencia activa en América Latina con el regreso de Bachelet. Ecuador no nos acompañó en ningún punto de la demanda de Perú, que se originaba en dos tratados que se negociaron en conjunto”.
El ex embajador también habla del mal manejo con otros países vecinos, como Argentina, con quien se firmó un tratado en noviembre de 2009, el de Maipú, “y eso se guardó”, añadiendo que “no hay ningún acercamiento, pese a que es nuestro socio vecinal más importante por el tamaño de la frontera común, y dejó de ser un socio estratégico”.
Explica que las relaciones con el resto de los países de América Latina se ha caracterizado por un distanciamiento, afirmando que “un país que no cultiva a sus amigos, sus vecinos, termina quedando solo y eso daña todo lo que se hace”.
En ese mismo sentido, señala que “los distintos asuntos que hemos tenido los hemos enfrentado con una política de repliegue diplomático y de iniciativa política. Los negocios pueden andar muy bien, pero son una parte de la política internacional. Las relaciones son vitales, con lo que no estoy diciendo que se debe abandonar lo otro”.
Maira precisa que existe un grado de indiferencia hacia Chile, ya que “es como una persona que no saluda a sus vecinos, que hace las cosas solo. Bueno, en momentos difíciles no tiene solidaridad”.
Sobre el fallo de La Haya, el ex diplomático explica que fue hecho con equidad, pero que le hubiese gustado que no hubiera habido una brecha entre lo jurídico y lo equitativo, explicando que esto se debe a que el artículo 38 del estatuto de la Corte dispone que los jueces tienen que tener tres componentes: las convenciones y tratados internacionales, la costumbre internacional y los principios generales del derecho, que son abstractos y vagos.
“Eso era una cosa de mayor interpretación y ahí hay un componente de flexibilidad y de creatividad abierta, que fue la que se usó al establecer la línea paralela hasta la milla 80”, menciona.
Respecto a continuar con la política de las cuerdas paralelas, Maira señala que sólo “tuvieron sentido mientras hubo juicio. Quizás eso habría que preguntarlo respecto a Bolivia, cuyo juicio en La Haya se va a abrir en abril”.