La mayor parte de los ex voceros universitarios que hoy trabajan en el gobierno militan en Revolución Democrática y en las Juventudes Comunistas. Aunque hay otros independientes, como Guillermo Petersen, ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción durante el 2011 y quien fuera uno de los dirigentes más duros de la Confech de ese año. Mientras ellos se defienden diciendo que van a renovar la política, en la arena de los duros acusan “subordinación”.
“Nunca haría campaña por Bachelet ni llamaría a los jóvenes a votar por ella”. La frase, pronunciada por la hoy diputada Camila Vallejo el 2011, era compartida en su minuto por la generación de dirigentes que la acompañaba en la Confech ese año, cuando estallaron las movilizaciones sociales.
Esa misma generación de dirigentes estudiantiles también coincidió con Vallejo en atorarse con sus palabras luego de que la Nueva Mayoría ganara La Moneda. Al menos, la franja de voceros militantes de grupos afines al nuevo conglomerado de gobierno, ya que varios de ellos hoy ocupan cargos en el gobierno presidido por Michelle Bachelet.
En total, 13 ex dirigentes Confech del periodo 2010-2012, que fue la generación que protagonizó el estallido estudiantil, hoy están repartidos en distintos cargos del Ejecutivo. La mayoría, militantes de Revolución Democrática, el movimiento estudiantil levantado por uno de los principales voceros de 2011, el diputado Giorgio Jackson.
De hecho, casi toda la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica del 2010, la que estuvo presidida por Miguel Crispi, hoy participa del gobierno. Partiendo por el mismo Crispi, que opera como asesor del ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre. De esa misma camada, aparecen Giovana Roa, como Jefa de Gabinete de la directora de Fonasa; Julián Parra, como Jefe de Gabinete de Camilo Ballesteros en la División de Organizaciones Sociales (D.O.S.); Ignacio Saffirio, como Jefe de Gabinete de José Roa en el plan Estadio Seguro; y Natalia Jiménez, quien trabaja directamente con La Moneda en el área de contenidos.
Otro ex NAU (movimiento anclado en la UC, que es la cuna de Revolución Democrática) que se unió a la administración Bachelet es Pedro Glatz, vicepresidente de la FEUC el 2011, mientras Giorgio Jackson la presidía. Glatz hoy trabaja junto a Ballesteros en la D.O.S.
[cita]El único no militante de RD ni de las JJ. CC. que participa en el Ejecutivo es Guillermo Petersen, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción el 2011, y quien en su momento se mostró como uno de los dirigentes más duros de la Confech. Luego de haber trabajado en el comando presidencial de Bachelet, actualmente se desempeña en el área de participación ciudadana de la D.O.S., diseñando metodologías de participación. “Es un cargo técnico y no político”, aclara él.[/cita]
El segundo movimiento con más militantes dentro del gobierno son las Juventudes Comunistas, las que decidieron desembarcar en La Moneda luego de que su partido, el PC, se uniera a la Nueva Mayoría. De la generación 2010, Julio Sarmiento –presidente de la FECH ese año– hoy trabaja como asesor en el Ministerio de Salud. Claudio González, quien fue parte de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción cuando la presidía Karol Cariola, hoy trabaja como asesor en el Ministerio de Educación, junto a José Manuel Morales, ex senador universitario de la Universidad de Chile. También en el Mineduc, la presidenta de la Federación de la Universidad Técnica Federico Santa María durante el 2012, Catalina Lamatta, presta sus servicios en programas de acceso a la educación.
Uno de los dirigentes de la “Jota”, el presidente de la Feusach durante el 2011, Camilo Ballesteros, aterrizó en la dirección de la División de Organizaciones Sociales, donde se concentran los ex dirigentes estudiantiles. Como asesor directo de él, trabaja Pablo Moyano, quien antecedió a Ballesteros en la presidencia de la Usach el 2010.
El único no militante de RD ni de las JJ. CC. que participa en el Ejecutivo es Guillermo Petersen, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción el 2011, y quien en su momento se mostró como uno de los dirigentes más duros de la Confech. Luego de haber trabajado en el comando presidencial de Bachelet, actualmente se desempeña en el área de participación ciudadana de la D.O.S., diseñando metodologías de participación. “Es un cargo técnico y no político”, aclara él.
LOS ESTUDIANTES DE MICHELLE
Entre los dirigentes Confech 2012 no hay sorpresa. Dicen que era esperable que quienes militan en movimientos afines a la Nueva Mayoría quieran ser parte de su gobierno. Aunque no por eso dejan de existir críticas.
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción el 2012 –quien sucedió en el cargo a Petersen–, Recaredo Gálvez, dice que la participación de ex dirigentes estudiantiles en el gobierno de Bachelet “es una subordinación ideológica”. El ex dirigente agrega que esa subordinación afecta “sus potencialidades para construir autonomía política. Sobre todo de los sectores no vinculados a los partidos. Los espacios para el fortalecimiento de lo político no partidista existen, pero requieren de una noción de poder autónoma del propio Estado y enfocado en las organizaciones sindicales, sociales u otras”.
Más cauto se muestra el vicepresidente de la FECH 2012, Fabián Araneda –militante del FEL, al igual que Melissa Sepúlveda, actual timonel de la organización–, quien dice que los ex dirigentes tienen una oportunidad de disputar los cambios sociales “desde dentro”. “No es sorpresa y responde a la amplitud que tenía el movimiento del 2011; pero las demandas han ido apuntando a una transformación de la educación y del país. Una transformación de raíz. Ellos tienen en sus manos la posibilidad de disputar por esos cambios que apuntan a una ruptura o mantenerse en la estructura anquilosada dictatorial. El resto es poesía y nostalgia», asegura Araneda.
Para Camilo Ballesteros el tema es mucho más simple y se relaciona con la posibilidad de concretar las demandas que instalaron desde la calle cuando eran estudiantes. “Quienes hemos sido dirigentes sociales, creemos que la participación ciudadana modifica los límites de lo posible… así que los ex dirigentes serán un gran aporte, porque entran con una visión de hacer política más moderna y participativa”, plantea.