El rector de la U. Alberto Hurtado dijo que «hay que pelear a muerte para que termine el copago, porque termina siendo discriminador», y se mostró preocupado por la mención de Bachelet a los colegios de excelencia.
Si bien consideró como “un momento histórico en el país” la firma por parte de la Presidenta Michelle Bachelet de los proyectos que terminan con el lucro, el copago y la selección escolar, el sacerdote y rector de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), Fernando Montes, se mostró preocupado por el hecho de que la mandataria haya aludido a la necesidad de mantener en el país los liceos de “excelencia”, rango en el que caben los denominados colegios emblemáticos, como es el caso del Instituto Nacional.
El religioso, quien fue uno de los invitados a la ceremonia realizada en el Palacio de La Moneda donde la jefa de Estado puso la rúbrica a las iniciativas enviadas a su tramitación en el Congreso, dijo que ve la reforma educacional como una forma de terminar con la segregación, pero que al mismo tiempo esperaba que se produjera un debate amplio para evitar “la letra chica”.
“Tengo la sensación de un momento histórico en el país, pero obviamente espero que haya una seria y profunda discusión de la letra chica para que no haya trampas escondidas, sino que haya verdaderamente la posibilidad de terminar con la enorme segregación que existe, que no haya privilegios”, dijo Montes en la sede del Ejecutivo.
Sin embargo, señaló que “un punto que me dejó un poquito preocupado fue la última frase referente a los colegios de excelencia. Creo que tenemos que luchar para que todos sean de excelencia. Generar un grupito de liceos va a concentrar a los mejores profesores, va a segregar a los más pobres y eso tiene que hacerse con suma prudencia. Me parece que va contra la línea de todo lo dicho. Pero eso va dicho muy de paso y habría que ver en la letra cómo se formula”.
El rector de la UAH sostuvo que esperaba que el sistema igualmente permita a los padres elegir entre los programas de distintos establecimientos, más allá de que éstos estén visados por el Mineduc o la institución que se aboque de manera precisa a ello.
“Creo que para que exista un colegio debería haber un proyecto educativo que debe ser aprobado, visado, porque hay libertad de enseñanza, pero visado por el Ministerio, una institución que diga que ese programa es correcto, que no se opone a la Constitución y no segrega; pero obviamente tiene que haber la posibilidad que los papás se comprometan con el programa a donde postulan a sus hijos, que no sean excluidos, pero ellos tienen que aceptarlo”.
Y a modo de ejemplo explicó: “Si hay un colegio que quiere fomentar seriamente la educación física y además de todos los cursos hacer muchísimas clases y tener los días sábado actividades deportivas, imagínese si hay un niño que no tiene las condiciones o los papás no quieren, sería absurdo… y lo mismo, yo diría si yo como cristiano quiero hacer un colegio que formule claramente una formación cristiana, no puedo excluir, no debo excluir ni por clase social, ni por la raza, ni por inteligencia de los niños, pero los papás tienen que estar de acuerdo con el proyecto del colegio”.
En ese sentido, precisó que “si se introduce una cláusula, el proyecto educativo se convierte en una manera de excluir y en eso hay que tener cuidado, pero al mismo tiempo hay que permitir a un colegio desarrollar su programa”.
Finalmente, se mostró absolutamente de acuerdo con terminar con el copago. “Yo creo que hay que pelear a muerte para que termine el copago, porque termina siendo discriminador. Lo que es interesante es ver la manera cómo se va a hacer, porque si hay colegios que creyéndole a la ley, aceptando las reglas del juego, pagaron mejor a sus profesores, de la noche a la mañana eso no puede suprimirse porque sería un colapso”.
“Pero a la larga a mí me parece que es muy sano que no exista, porque empieza a discriminar a los niños por razones económicas, y la Iglesia si cumple honestamente lo que ha dicho por la opción por los más pobres debería cuestionar esa existencia, pero que dé los pasos para que haya los fondos para una muy buena educación, que si no la dan los papás, tiene que darla el Estado”, concluyó.