El panelista del programa de CHV reaccionó enérgicamente en 2007 frente a un artículo de La Nación Domingo que contaba el rol que jugó la socióloga e investigadora de LyD para frenar una iniciativa, anunciada por Michelle Bachelet, que eliminaba el lucro de los colegios particulares subvencionados y que formaba parte del proyecto que terminaba con la LOCE.
“Yo soy sostenedor, pertenezco a una fundación, que, para los que critican, lamentablemente es sin fines de lucro y el colegio es gratis, pero no tengo ningún problema en decirlo… lo digo para que tiren las piedras por Twitter con más fuerza todavía”, dijo la noche del domingo el periodista Matías del Río durante la entrevista en el programa ‘Tolerancia Cero’, de Chilevisión, al ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre.
El panelista hizo esta aclaración para transparentar su situación, después de insistir varias veces con preguntas al secretario de Estado que apuntaban tanto a defender su tesis de que colegios particulares subvencionados pueden entregar educación de calidad, como también la libertad que tienen los padres de recurrir al copago si estiman que un establecimiento de este tipo es mejor para sus hijos que uno municipal. Su planteamiento fue desechado una y otra vez por el titular del Mineduc, quien se mantuvo firme en la posición que sustenta a los proyectos de la reforma educacional enviada al Parlamento: que el lucro y calidad no son compatibles.
Pero no es la primera vez que Del Río se enfrasca en una polémica en defensa del copago. Ya lo hizo en abril de 2007, cuando emprendió una enérgica defensa de la socióloga Patricia Matte luego que un artículo publicado por La Nación Domingo la calificara como “La guardiana del lucro” por su reacción frente al anuncio de la Presidenta Michelle Bachelet, quien tras las movilizaciones de los “pingüinos” el año anterior, anunció una iniciativa que terminaba con el lucro en los colegios particulares subvencionados y que formaba parte del proyecto que cambiaba la Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE)
La nota detalló que en ese entonces Matte, integrante de uno de los clanes más poderosos del país, emprendió una verdadera operación para frenar la medida, recurriendo a la legitimidad que le daba su rol al frente de las “escuelas Matte”, que eran consideradas un paradigma de buena gestión. “No sé si esto es un poco para darles gusto a los jóvenes y que no salgan mañana a las calles, junto con los problemas que ha tenido el Transantiago”, dijo en ese entonces la también investigadora del Instituto Libertad y Desarrollo (ligado a la UDI).
Y al momento de cuestionar el proyecto que ponía fin a la LOCE para reemplazarla por la Ley General de Educación (LEGE), Patricia Matte afirmó: “Terminar con la selección y con el lucro, definitivamente, no tiene que ver con mejorar la calidad de la educación”.
El tenor del artículo y el titular en portada “La guardiana del lucro” irritó a Del Río, quien salió en su defensa en un posteo publicado en el blog “El Medio Blog” de Angélica Bulnes.
“La portada de La Nación Domingo del 15 de abril intentó con malas armas –y con información muy tendenciosa– desviar la responsabilidad propia de una de las peores semanas de sus jefes. Para tratar de tapar el error y el horror de la presidenta Bachelet de enfocar el centro de los problemas de la educación chilena en el lucro de algunos colegios subvencionados, este diario optó por prender el ventilador en contra de Patricia Matte, una de las personas que más sabe del tema y que dirige la Sociedad de Instrucción Primaria, la que desde hace 150 años da educación de calidad, y sin fines de lucro, en sectores populares. ¿Cuál es el pecado que amerita su lapidación y el título de ‘La guardiana del lucro’ a toda plana (en la lógica estatista de que el lucro es perverso)? Ser parte de una familia muy rica, tener los apellidos que tiene y ser de oposición. ¡Magnífica tolerancia la de estos liberales!”, expresó.
Y agregó: “No conozco a la señora Matte pero sí la profundidad del drama de la educación en Chile. No comparto la mayoría de sus ideas –sobre todo las del pasado–, pero me rebelo a la clase de periodismo sobreideologizado que pone los odios sociales, sus sesgos y la amargura por sobre las verdades: Patricia Matte puede contar sus millones de dólares en miles, sí –y qué hay de malo–, pero también puede mostrar una trayectoria en trabajo social de calidad que dejaría pálidos a los panfleteros de la democracia si entendieran el nudo del problema”.
Finalmente, en una “nota al margen”, remató: “Una cosa le concedo a La Nación: tanto es su odio al lucro y a la iniciativa libre de los particulares, que se atreve a denunciar prácticas impresentables que otros diarios protegen porque tocan a sus grandes avisadores. Ahora, si La Nación tuviera avisadores, quién sabe si otro gallo cantaría”.