El mensaje anónimo dirigido a cada jugador de la selección, da vuelta por las redes sociales ante el encuentro con Brasil y el autor (o autora) asegura que un triunfo levantaría a toda una generación frustrada y pisoteada. Leálo aquí.
Claudio, Gary, Arturo, Edu. Por favor. No podemos más. No queremos morirnos sin haber ganado nada jamás. Sin celebrar nunca nada. Un par de Dusseldorf y un Esperanzas de Toulon. Todo está en sus manos. Chile no le debe nada a nadie. Tratatamos de mentir el 89 y nos mataron dos generaciones. Nos dieron la Copa América del 2015 porque la botó Brasil. Nadie nunca nos regala nada. Cada 25 años un terremoto nos echa abajo. Cada 25 años una generación cree que podemos ser campeones del mundo. Yo ya me ilusioné varias veces, y ahora yo sé que es distinto.
Ustedes son los distintos. Son capaces de demostrar que sí se puede. No sólo en el fútbol, en la vida. Yo sé que el fútbol no es de vida o muerte, pero les juro que la muerte sería mucho más dulce con una Copa en la vitrina más larga y angosta del mundo. Que el mundo hable de nosotros. Del equipo que dejó fuera a España, a Brasil, a la Fifa, a la trampa, los miedos, las vergüenzas, todo. Si ustedes pueden ganar un Mundial, un niño pobre podrá ser profesional. Si ustedes le pueden ganar a Brasil, un sedentario puede hacer ejercicios. Si ustedes le pueden ganar a los locales, el indeciso puede pedirle pololeo a su amor platónico. No levantarán sólo una Copa, levantarán a una generación frustrada, pisoteada, aplastada. Donde el perder seguido es parte de la vida. El no tener lo que queremos es lo único que nos regalan al nacer.
Charles, Marcelo, Keno, Alexis. Por favor. No podemos más. No queremos ser más campeones morales. El jugador que más pases dio bien o el arquero que más atajó. Nos encanta el himno, nos emociona el himno, pero no queremos quedarnos sólo con el himno mejor cantado del Mundial. Ese es un plus, un gran plus, pero estamos en Brasil para competir, para ganar. Ustedes son 17 millones, son la alegría de los embarrados, quemados, terremoteados, mojados, quebrados, desfalcados, sin presupuesto.
Gato, Pipe, Mago, Huaso. Ya los tuteo a todos. Cómo no, si ustedes son nosotros. Da lo mismo que sean de la U, de Colo Colo, de la UC o si debutaron en Italia antes que en su país. Vidal, gracias por recuperarte para jugar por tu país. Pinilla, gracias por pedir perdón para volver a la selección. Alexis, gracias por los regalos todas las navidades. Albornoz, gracias por aprenderte el himno y demostrar que eres más chileno que muchos. De eso nos sentiremos orgullosos siempre. Pero esta vez, sólo esta vez, sólo queremos que traigan la Copa. Si quieren, no lo hagan nunca más. Esta vez queremos ser campeones mundiales. Queremos que valga la pena las deudas para viajar o lo que dejamos de hacer para ahorrar cuatro años para viajar a verlos. La Copa es la que vale. Ya perdimos con Holanda, no podemos perder más. La Copa es la que vale.
También les damos permiso para pensar en ustedes mismos y no sólo en todo un país. Piensen en todos los campeones del mundo que tienen en su currículum “Campeón del Mundo”. En los que ayudaron a Maradona el 86, a Romario el 94, a Zidane el 98 o a Ronaldo el 2002. Todos esos anónimos son ustedes. Los del trabajo silencioso, de hormiga. Ahora todos son famosos, reconocidos, admirados. Ellos entendieron mejor que nadie que La Copa es la que Vale.
Jorge, Sebastián, Profe. Esta carta es para usted y sus jugadores. No se escribió el 98 ni el 2010. Se escribió el 2014 porque este es el año en que se puede. Llevo horas escribiéndola, días pensándola. Tiempo en el que podría descansar o seguir haciendo una vida llena de mini triunfos personales, silenciosos, sólo míos. Alguna vez quiero uno grande y en lo que me apasiona. Ustedes y sólo ustedes pueden conseguirlo. Privilegiados y con toda la historia por delante. Comencemos el sábado. Por favor. No podemos más. No queremos morirnos sin haber ganado nada jamás. Sin celebrar nunca nada.