La contracción de la demanda interna se atribuye, principalmente, a la menor formación bruta de capital fijo (FBCF) en maquinaria y equipos, y en menor medida, a la mayor desacumulación de existencias. Lo anterior fue compensado parcialmente por el aumento del consumo de los hogares y, en menor medida, de gobierno.
Durante el tercer trimestre, la actividad económica creció 0,8% respecto de igual período del año anterior, acumulando con ello un incremento de 1,8% en lo que va corrido del año, según las Cuentas Nacionales que publica este martes el Banco Central.
En términos desestacionalizados, el producto interno bruto (PIB) aumentó 0,4% con relación al trimestre anterior. El efecto calendario resultó igual a 0,1 puntos porcentuales, tras registrarse un día hábil más que en igual período de 2013.
Desde la perspectiva del origen, el resultado se explica, principalmente, por el alza de servicios personales y la caída de las actividades industria manufacturera y agropecuario-silvícola. Si bien la mayoría de los sectores presentó un débil desempeño —unos cayendo y otros creciendo levemente—, pesca y electricidad, gas y agua (EGA) se distinguieron por su dinamismo.
Desde el enfoque del gasto, la demanda interna disminuyó 1,9% en doce meses, y 0,5% en términos desestacionalizados, respecto del segundo trimestre. Esta caída fue más que compensada por el aumento de la demanda externa, lo que explica la tasa de variación positiva del PIB.
La contracción de la demanda interna se atribuye, principalmente, a la menor formación bruta de capital fijo (FBCF) en maquinaria y equipos, y en menor medida, a la mayor desacumulación de existencias. Lo anterior fue compensado
parcialmente por el aumento del consumo de los hogares y, en menor medida, de gobierno.
En lo que respecta al comercio exterior, las exportaciones de bienes y servicios crecieron 1,0%, y las importaciones cayeron 7,2%, ambas sustentadas en el desempeño del componente de bienes.