La falta de experiencia, vínculos y redes en el mundo laboral de la titular del Trabajo, pesaron a la hora de pedir “ayuda” al ex secretario de Estado, que partió como una asesoría permanente que luego se transformó en una poderosa unión de fuerzas para posicionar a la reforma y sus contenidos en la agenda gubernamental, presentándola antes de fin de año y con sus ejes centrales sin mayores modificaciones.
Las reuniones están a la orden del día para afinar los detalles del proyecto de reforma laboral que este lunes debería ser firmado por la Presidenta Michelle Bachelet y enviado al Congreso para su tramitación. Un hito que estuvo en más de una ocasión pendiendo de un hilo y respecto al cual algunos de sus principales actores se han jugado todo su capital político para llevarlo a buen puerto. Tránsito en el que ha sido clave la alianza estratégico-política de la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, con el Partido Socialista y en particular con su timonel, Osvaldo Andrade.
“Me consta personalmente todas las reuniones que ha tenido la ministra Blanco”, dijo el martes Andrade, una frase que refleja mucho de la cercanía y coordinación política de la secretaria de Estado con el diputado para sacar adelante la agenda laboral y sortear las presiones que han imperado desde mediados de año para postergar la iniciativa.
Ambos se conocieron y entablaron cierto diálogo al alero del trabajo del comando de campaña presidencial el 2013, pero no fue hasta que Blanco fue nombrada como ministra en enero de este año que –tal como confirman en la propia repartición– ella optó por recurrir a Andrade para solicitarle su consejo, considerando que el diputado fue bien valorado mientras ocupó el mismo cargo durante tres de los cuatro años del primer mandato de Bachelet.
Se reconoce que al momento de ser nombrada, Blanco no tenía experiencia, vínculos ni redes en el mundo laboral, lo que para muchos en el oficialismo fue visto como una debilidad. Ahí radica la razón de pedir “ayuda” a Andrade, la que comenzó como una suerte de asesoría permanente y consejos políticos pero que, con los meses –agregan en el PS–, mutó en una alianza político-estratégica para que la agenda laboral lograra llegar a este momento.
La alianza Andrade-Blanco quedó plasmada en la foto en la portada de Economía y Negocios de El Mercurio el 12 de diciembre pasado, en que los ex titulares de Trabajo de la Concertación –Germán Molina, Ricardo Solari, Yerko Ljubetic y Osvaldo Andrade– aparecieron respaldando públicamente a la actual líder de la cartera, rechazando darle “gradualidad” a la reforma laboral. Movida que le quitó el piso al ministro de Hacienda, Alberto Arenas (PS), quien había garantizado ante los empresarios dicha gradualidad. Es más, durante el Chile Day realizado en Londres a mediados de octubre, Arenas hizo trascender a todo el mundo financiero presente que él llevaría las riendas de la agenda laboral y que tenía el aval de Palacio para ello.
Fuentes cercanas a Andrade señalan que él no articuló la reunión, sino que la idea salió de Trabajo.
[cita]La alianza Andrade-Blanco quedó plasmada en la foto en la portada de Economía y Negocios de El Mercurio el 12 de diciembre pasado, en que los ex titulares de Trabajo de la Concertación –Germán Molina, Ricardo Solari, Yerko Ljubetic y Osvaldo Andrade– aparecieron respaldando públicamente a la actual líder de la cartera, rechazando darle “gradualidad” a la reforma laboral. Movida que le quitó el piso al ministro de Hacienda, Alberto Arenas (PS), quien había garantizado ante los empresarios dicha gradualidad. Es más, durante el Chile Day realizado en Londres a mediados de octubre, Arenas hizo trascender a todo el mundo financiero presente que él llevaría las riendas de la agenda laboral y que tenía el aval de Palacio para ello.[/cita]
La ministra Blanco se caracteriza por “ser matea” y aseguran que aprende rápido, razón por lo que la ayuda cambió a trabajo político conjunto, básicamente porque –aseguran en el propio PS– la ministra ha demostrado tener muñeca política y “dedos para el piano” y “capacidad para moverse políticamente sin problemas, ha generado buenas relaciones con los empresarios y con la CUT. Eso se ha transformado en un plus y una de las mayores solvencias de su gestión”.
El Ministerio del Trabajo es un reducto PS, son muchos los asesores clave que se encuentran ahí y afirman que Blanco tuvo el buen ojo político de confiar y dejarse ayudar por ellos. Uno es Roberto Godoy, quien fue el jefe de gabinete de Andrade en dicha cartera y que ahora, estos meses, ha sido el conductor de las reuniones técnicas con todos los sectores involucrados con la agenda laboral, porque –explican en el partido y el Ministerio– “su presencia aporta historia y conocimiento del tema laboral, pero también manejo político, por lo tanto, ha sido muy relevante”.
También está la socialista Elvira Oyanguren, actual jefa de gabinete de Blanco, quien trabajó varios años con el senador Juan Pablo Letelier y es cercana al senador Carlos Montes.
En tanto, el puesto de subsecretario del Trabajo lo ocupa el tercerista Francisco Díaz.
La ministra ha abogado estos meses para que el proyecto se acerque lo más posible a los contenidos plasmados en el programa de gobierno en materia laboral. Lo mismo ha hecho Andrade desde su tribuna como timonel de partido, la cual usó para apelar sistemáticamente en el seno del comité político de La Moneda a que no se postergara la reforma laboral, como era el propósito de los ministros de Hacienda e Interior.
El PS no fue una voz solitaria, fue siempre secundado por el PC en este punto y, luego, respaldado por toda la Nueva Mayoría. Es que la reforma laboral –coinciden en los partidos– es un factor de unidad, de aglutinamiento de la coalición, y “no hay diferencias insoslayables”, lo que augura que el proyecto durante su tramitación no debería generar los roces y tensiones que han provocado en las huestes oficialistas las reformas tributaria y educacional.
Esa cohesión queda reflejada en la reunión que a las 11 de la mañana tendrán este viernes los siete timoneles de la Nueva Mayoría con la ministra, en la antesala de que se conozca el detalle de la reforma laboral. A la cita, también asistirán los secretarios generales de los partidos del conglomerado y, además de ser informados de las líneas gruesas del proyecto, se considera el encuentro como un espaldarazo político al rol que ha desempeñado Blanco para sacar adelante la agenda laboral.
Es más, en la Nueva Mayoría coinciden en que es “un triunfo político de la ministra Blanco” que se haya logrado cumplir el compromiso de presentar la reforma laboral antes de fin de año, que Bachelet firme la iniciativa este lunes y que sus ejes centrales no se hayan modificado, como el fin al reemplazo de trabajadores en huelga y la titularidad sindical.
Considerando el cambio de gabinete que tiene en carpeta la Presidenta Bachelet para enero y todas las versiones que circulan de un enroque de Blanco a un papel más político en Palacio, en la Nueva Mayoría coinciden en que no debería moverse del Ministerio del Trabajo, ya que su presencia es garantía de que la agenda laboral llegará a buen puerto en el Congreso. “Las reformas tienen mucho que ver con el responsable de conducirlas políticamente y, en ese sentido, Blanco ha demostrado tener el perfil idóneo para la tarea”, recalcaron desde la DC.
El último trimestre hubo una fuerte crítica a la gestión de la jefa de la CUT, Bárbara Figueroa, quien ha empeñado también su capital político alineándose con el Ministerio del Trabajo en el transcurso de estos meses y que ha generado con la ministra Blanco una relación que muchos califican casi de privilegiada.
En el seno de la CUT se ha criticado a Figueroa por ser excesivamente oficialista y no desplegar una presión pública mayor para amarrar la reforma laboral ante las presiones del sector empresarial. Los cuestionamientos se han decantado estas semanas, y si el lunes están contemplados los 9 puntos acordados entre la multisindical y La Moneda, la dirigenta se habrá anotado un triunfo.
Según detallan fuentes internas, en la comisión técnica que trabajó con el Ministerio del Trabajo durante varios meses, reuniéndose semanalmente en la OIT, no estaba Figueroa, sino que fue encabezada por el ex presidente de la CUT, Arturo Martínez (PS), y el actual vicepresidente, Nolberto Díaz (DC), junto a un equipo de abogados. “Con lo cual se endurecieron las posturas de la CUT”, precisan.
De esos encuentros salieron 9 puntos acordados con el gobierno, de los 25 impulsados por la Central.
“Los puntos centrales están acordados, la esencia de la reforma es fortalecer a los sindicatos y con eso Figueroa no va a quedar ni en jaque ni cuestionada en el seno de la CUT”, recalcaron desde el PC.
En todo caso, aseguran desde la CUT, aún hay tres puntos que quedaron pendientes y que son muy importantes para la organización sindical, como la modificación del artículo 159, que señala seis razones por las que el contrato de trabajo puede terminar; el artículo 161 utilizado para despedir a un trabajador “por necesidades de la empresa”; así como el artículo 384, que no permite el derecho a huelga en empresas estratégicas.
Este viernes en la tarde, la CUT se reunirá con la ministra Blanco, en un encuentro donde esperan que el gobierno acepte incluir estos temas en la propuesta del próximo 29 de diciembre.
Las reuniones de los dirigentes sindicales no se han limitado solo a personeros de gobierno. Hace poco menos de dos semanas, Bárbara Figueroa, Nolberto Díaz y el secretario de la CUT, Guillermo Salinas, se reunieron con un actor clave del mundo judicial: el presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz.
Consultado al respecto, Díaz señala que “fuimos a conversar sobre el derecho a huelga y nos encontramos con un presidente muy receptivo a los temas laborales. Nos dijo en general que era un tema que había que proteger y cuidar mucho. Que nadie pudiera pretender que los trabajadores estuvieran impávidos ante tanto abuso”. Mirada que va en la línea con lo expresado por el magistrado durante la última Enade, donde definió que el tema laboral es una de las preocupaciones del Poder Judicial.
Hace un mes la Sala Laboral de la Suprema emitió un fallo que ha sido considerado un giro pro trabajadores, marcando la pauta para la reforma laboral, lo que –según actores del mundo laboral– “marcó un antes y un después. “Nos llegó de perillas, ya que reforzó las posiciones del Ministerio del Trabajo en materia de que no se puede sustituir con personal interno o externo durante una huelga”, señalan.
De hecho, la eliminación de la facultad del empleador de reemplazar los puestos de trabajo de los trabajadores en huelga con personal interno o externo de la empresa, es uno de los puntos que contiene la última minuta con la que el gobierno ha estado trabajando el tema con la CUT y los gremios empresariales, y que fue filtrada por El Mercurio este jueves. Fuentes ligadas a Trabajo apuntan al Ministerio de Hacienda como origen de la filtración.
El hermetismo con que se han manejado los detalles del contenido de la propuesta ha generado tensiones con la Alianza y los empresarios, que han criticado duramente pilares centrales de la reforma, como la titularidad sindical y el fin del reemplazo de trabajadores durante una huelga.
Postura que ha sido rechazada por Andrade, quien el martes pasado advertía respecto a que “gente tan culta y de buen vestir reaccionan con histeria desmesurada a pesar de haber sido consultados permanentemente”. Lo mismo el presidente de la DC, Ignacio Walker, quien también motejó de “histeria” las reacciones.
El miércoles, la ministra del Trabajo y el titular de Hacienda, Alberto Arenas, sostuvieron la última reunión antes del envío del proyecto al Congreso, con representantes de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Tras la cual el presidente del gremio, Andrés Santa Cruz, el gerente general, Fernando Alvear, y el titular del Comité Laboral, Rafael Guilisasti –uno de los cerebros y sostenes tras la candidatura del Andrés Velasco– no salieron contentos, ya que el gobierno no incorporaría demandas centrales del empresariado, como la flexibilidad laboral y cambios en los años de servicio.
En todo caso, sí habría habido apertura para incorporar una demanda histórica del sector: la ampliación de las materias que se pueden acordar en una negociación colectiva.