En medio de la crisis que atraviesa el sistema político por los escándalos de corrupción y tráfico de influencias, el diputado liberal cree que, para recuperar la legitimidad de la democracia, se debe avanzar en la discusión sobre la nueva Constitución y sostiene que ni el Congreso ni las comisiones son una alternativa viable para llevarla a cabo.
-¿Cómo analizas el actual momento político tras los casos Penta y Caval?
-Con todo lo que ha pasado la República está triste, la democracia está en un momento de luto y de mucha decepción. El prestigio de las instituciones está cuestionado. El país está atravesando por un momento de aprendizaje, frustración y rabia. Una infinita mayoría de los chilenos mira esto desde la galería sin mucha posibilidad de participar. Se dan cuenta con impotencia que tenemos una elite bastante enquistada y ni siquiera tenemos la posibilidad de elegir quién realmente nos termina gobernando.
-En esta crisis institucional y política severa, ¿ves alguna solución?
-Creo que estamos pasando por una crisis espiritual más que institucional. El país se está cuestionando sobre nuestra democracia, qué tan profunda es, qué significa ir a votar cada cuatro años. Creo que Chile está preguntándose para dónde vamos y por qué llegamos a esta situación. Es una cuestión mucho más profunda, no es algo que podamos resolver en el Congreso. No creo que vaya a solucionarse con un pacto entre la UDI y el PS, no va por ahí la cosa. Hay que devolver el poder a los ciudadanos.
–La Presidenta Bachelet durante su campaña se comprometió a impulsar una nueva Constitución. El año pasado ese proyecto se pospuso y este año no se ha mencionado como una prioridad del Gobierno. ¿Qué crees que pasará con esa promesa?
-La Presidenta se comprometió a buscar un mecanismo participativo para una nueva Constitución, tiene que llevarlo adelante. No se comprometió a una asamblea constituyente, pero, dado el momento actual, un par de cabildos no son el mecanismo adecuado. La asamblea constituyente es el único mecanismo legítimo para devolver el poder a la ciudadanía y que los chilenos volvamos a sentirnos dueños del país, dueños de La Moneda y el Congreso, donde sintamos que la mayoría gobierna y manda, y no que hay una pequeña elite que finalmente toma las decisiones.
[cita]Ahora dicen que hay que preocuparse por legislar en transparencia y financiamiento, pero no es genuino, el país no les cree. Ahora todos se abocan al tema de la transparencia, pero te aseguro que, cuando deje de ser noticia, nadie se va a preocupar de la transparencia, como no lo hicieron durante años. Esa es una actitud para salir en las cámaras que no se las creen ni sus hijos. No sé qué solución van a querer dar con un acuerdo institucional para reformar la democracia, de ahí no va a salir nada. [/cita]
–¿Habría que llamar a un plebiscito para que la ciudadanía se manifieste al respecto?
-Lo más concreto es hacer una reforma constitucional para convocar a un plebiscito y así nadie tenga sospechas que se forzó a una asamblea constituyente. En un plebiscito los chilenos resolverían qué mecanismo utilizar, si una asamblea constituyente, una reforma en el Congreso o una comisión de expertos. Quizás la asamblea constituyente podría perder, pero son los chilenos los que tienen que decidir y no los parlamentarios. A su vez, hay que aclarar que cuando decimos asamblea constituyente, yo por lo menos, no estoy observando las experiencias de Chávez, Correa ni Evo Morales, no estoy pensando en eso. Me siento súper alejado de los populismos latinoamericanos, no me gustan, los encuentro bastante autoritarios, no se trata de arrasar con las minorías. Estoy pensando que una asamblea constituyente es un mecanismo institucional que está dentro de las reglas del juego de la democracia liberal. Algunos dicen que necesariamente es una bandera sólo de izquierda, pero están absolutamente equivocados, esta es una posición que los sectores de centro y democráticos también tienen que apoyar. Satanizar la asamblea constituyente, como ha intentado la derecha, como una experiencia populista y chavista, es absolutamente equivocado y alejado de la realidad. Asambleas se han hecho en todo el mundo y se seguirán haciendo.
-¿Piensas que una asamblea constituyente ayudaría a superar la crisis?
-Efectivamente, a propósito de los aprendizajes y reflexiones que están teniendo los chilenos, me imagino que la conclusión es: queremos más poder para nosotros, no más poder para los mismos de siempre. La sospecha que se instala, con bastante evidencia y certeza, es que el país está dirigido por un pequeño grupo movido por intereses económicos, ni siquiera ideológicos. La asamblea constituyente probablemente es el gesto más concreto de devolver al soberano la fijación de las reglas del juego. La Presidenta se equivocaría en pensar que esto se va a resolver en el Congreso o en una comisión.
–¿Cuál es el ánimo entre los parlamentarios de la Nueva Mayoría en relación a la nueva Constitución?
-La verdad, en el Congreso hay bastante silencio al respecto, no se escuchan muchas posiciones, no hay una mayoría de parlamentarios convencida con esto, existe silencio y reserva. Creo que sería un error en la Nueva Mayoría pensar que en este momento hay que reducir la cocina, por el contrario, creo que hay que ampliarla. Esa es la solución. Ahora dicen que hay que preocuparse por legislar en transparencia y financiamiento, pero no es genuino, el país no les cree. Ahora todos se abocan al tema de la trasparencia, pero te aseguro que, cuando deje de ser noticia, nadie se va a preocupar de la transparencia, como no lo hicieron durante años. Esa es una actitud para salir en las cámaras que no se las creen ni sus hijos. No sé qué solución van a querer dar con un acuerdo institucional para reformar la democracia, de ahí no va a salir nada.