Publicidad
La jugada tras la salida de Ernesto Silva y el rol clave de Francisco de la Maza En Consejo General oficialismo apuesta a medir fuerzas con sector disidente

La jugada tras la salida de Ernesto Silva y el rol clave de Francisco de la Maza

Publicidad

Durante el verano la directiva había logrado mantener el orden interno y las críticas solo alcanzaron a un nivel moderado, además de esperable por venir de quienes venían. Pero el quiebre interno de la mesa que se hizo evidente esta semana con la posición crítica del alcalde de Las Condes respecto al rol de Jovino Novoa, convenció a Silva y su gente de anticiparse a los hechos, y cambiar las condiciones y el escenario de la siguiente batalla.


Pese a un verano político caliente, hasta esta semana la mesa directiva de la UDI había logrado sortear las críticas internas por el manejo de la crisis en el caso Penta. Las que venían desde fuera, incluso desde la propia Alianza, no alcanzaron a desestabilizar a Silva, pese a que metían ruido. Y no poco. Pero tras las audiencias de formalización, que terminaron con el tío de Ernesto Silva, Carlos Alberto Délano, tras las rejas, se abrió un nuevo flanco: se rompió la unidad de la mesa. Ayer, blindado por sus adherentes, en la sede de calle Suecia, el timonel gremialista anunció que dejaba la cabeza de la colectividad para dar una señal de unidad y apuntó a los dirigentes que lo han cuestionado públicamente y que “han afectado la unidad del partido”. Ahí, Silva entregaba la clave de su jugada.

El domingo, su antiguo rival en la disputa por la mesa directiva, el senador Víctor Pérez, lanzó fuertes cuestionamientos por la prensa, sostuvo que el partido necesitaba “nuevos rostros” e instó a la mesa directiva a dar un paso al costado. Sus dardos apuntaban a separar aguas entre aquellos UDI que habían recibido aportes de Penta, y la mayoría silenciosa del partido que, sin recibir un peso de las empresas del Choclo Délano, estaban pagando los costos gratuitamente por ser parte de la colectividad. Ese fue un golpe duro, pero aún estaba dentro de lo esperable.

Al día siguiente, luego de la reunión de la mesa directiva, Silva cedió a las presiones de la disidencia y anunció –a través de la prensa– que el Comité Directivo Ampliado que se venía pidiendo, se realizaría el viernes 20 de abril y tendría agenda abierta. Hasta ese momento Silva no se iba, pero ya muchos comentaban que “a la mesa se le agotaba el tiempo y que no resistiría mucho más”. Se auguraba un Consejo Ampliado dominado por las críticas y en que la disidencia, encabezada por Pérez, amenazaba con pedir su renuncia.

Tras el anuncio, que intentaba descomprimir la tensión al interior del partido, el día martes el timonel gremialista recibió la alerta roja. Se filtró que el alcalde de Las Condes y vicepresidente del partido, Francisco de la Maza, sostuvo una discusión con él por el rol que estaba ejerciendo Jovino Novoa en el Comité de Crisis, según trascendió en El Mercurio del domingo.

[cita] Ante el nuevo escenario de poder que se generó tras los cuestionamientos de De la Maza, la directiva dio un giro inesperado y decidió dar un golpe al tablero. En vez de esperar hasta el Comité Ampliado, mientras las críticas por los medios seguirían escalando y la instancia se convertiría en una especie de plebiscito sobre si la mesa debía continuar o no, se jugaron por que Silva saliera anticipadamente  cambiando el escenario y las condiciones del gallito con la disidencia. En vez de parapetarse en el Consejo Ampliado, van a medir fuerzas en el Consejo General, militante a militante, haciendo valer el capital político y el liderazgo interno en el particular ethos de lealtades UDI.[/cita]

La intención de la mesa era mostrar a los coroneles con un mayor protagonismo, pero no dimensionaron que involucrar a Novoa, quien podría ser formalizado por la Fiscalía, debido a su rol en el financiamiento irregular de las campañas, era una mala estrategia. Esto provocó la fractura con De la Maza y una ola de críticas. Un histórico dirigente de la UDI calificó el movimiento como “un error de niños. No debieron filtrar la participación de Novoa. Cada decisión que tomó la mesa, supuestamente para enmendar el rumbo, profundizó los errores y aumentó la decepción de la militancia”.

Además, ayer, Iván Moreira, el único parlamentario que ha reconocido el financiamiento irregular, ya había anunciado que alistaba su renuncia para los próximos días, quebrando la efectiva contención que había logrado la mesa para que el senador se plegara a la tesis de que nadie se movía de su lugar mientras no hubiese sentencias ejecutoriadas. Ayer, Moreira fue apartado de la puesta en escena que se realizó para anunciar la salida de Silva, quien leyó la declaración visiblemente tenso y no aceptó preguntas de la prensa. Mientras el sobrino de Délano salía de la sala, escoltado por su mujer y entre abrazos y fuertes aplausos de apoyo, Macaya quedó a cargo de responder las consultas del batallón de periodistas presentes. Tras eso, Moreira fue relegado al patio de la tienda gremialista a refirmar lo que ya se sabía: que se iba de la mesa junto a Silva.

La arremetida de la cúpula

Ante el nuevo escenario de poder que se generó tras los cuestionamientos de De la Maza, la directiva dio un giro inesperado y decidió dar un golpe al tablero. En vez de esperar hasta el Comité Ampliado, mientras las críticas por los medios seguirían escalando y la instancia se convertiría en una especie de plebiscito sobre si la mesa debía continuar o no, se jugaron por que Silva saliera anticipadamente cambiando el escenario y las condiciones del gallito con la disidencia. En vez de parapetarse en el Consejo Ampliado, van a medir fuerzas en el Consejo General, militante a militante, haciendo valer el capital político y el liderazgo interno en el particular ethos de lealtades UDI.

El diseño es apostar por que Javier Macaya –el hombre a cargo de las vocerías para enfrentar el Caso Penta, que hizo el servicio militar en el verano poniendo el pecho a la balas y que a la vez representa la renovación generacional–, pueda liderar el proceso de restauración del partido y, al mismo tiempo, dar una señal de continuidad. Tanto Macaya como el prosecretario Pablo Terrazas son hombres de Andrés Chadwick. El primero es diputado por Rancagua y Terrazas fue su jefe de gabinete mientras ofició de hombre fuerte y ministro del Gobierno de Piñera.

En la otra vereda se ubica el jefe comunal de Las Condes, quien estaría intentando posicionarse como la opción para asumir el liderazgo del partido. Este cuenta con el apoyo de los alcaldes disidentes y dirigentes regionales, liderados por Mario Olavarría, quienes ya tenían planeado reunirse el jueves 19 para tener una postura común. Entre ellos se cuentan Jorge Castro, Fernando Chávez, Eduardo Soto, Fernando Paredes, Rodolfo Carter y, probablemente, Virginia Regginato. Los alcaldes leyeron el quiebre de De la Maza con la mesa filtrado por La Segunda como una señal potente:“Él dio un paso importante, muchas veces lo insinuaba, pero ahora fue más claro, nos envió una señal muy fuerte, es una clara alternativa para reconstruir el partido”.

Tras la salida de Silva, De la Maza se encargó de lamentar el hecho y sugerir que la mesa completa debe salir del partido: “Es lamentable la renuncia, me parece que si él lo hizo es porque efectivamente cree que es el momento. No sólo él como presidente, sino que la mesa directiva completa pueda poner a disposición del próximo Consejo General los cargos”.

Publicidad

Tendencias