En el Gobierno dicen que le jugó en contra su excesivo pragmatismo y sangre fría, que se puede entender el error de cálculo al confiar en la versión inicial de la Fuerza Pública por el papel que juega, porque “él es el que está más cercano a dicha institución, tiene que lograr todos los días que Carabineros sepa y entienda que tiene una dependencia con el Gobierno, pero a la vez que se sientan bien tratados por el poder civil”.
“Un hecho fortuito”, es la frase del subsecretario de Interior, Mahmud Aleuy, esta semana y que contribuyó a incendiar los ánimos en las manifestaciones de anoche, para rechazar la represión de Carabineros, la misma que el 21 de mayo dejó en estado de extrema gravedad al estudiante Rodrigo Avilés. Un error de la autoridad que en La Moneda se reconoce y asume como tal, que responde –afirman– a haber confiado en la versión inicial de la policía uniformada, pero que también está relacionada con la tarea de mantener equilibradas las complejas y pedregosas relaciones con la institución a cargo de la Fuerza Pública.
La familia de Avilés desde el primer momento dijo que lo sucedido a su hijo no había sido un accidente, que no se había caído por el hecho de que las zapatillas se resbalaron en el pavimento mojado –que fue la versión del general de Carabineros de la zona de Valparaíso– y que era responsabilidad directa y exclusiva de la policía uniformada. En La Moneda confirman que en las primeras evaluaciones que se hicieron del caso a partir de ese día, el subsecretario Aleuy efectivamente confió en la información que le entregó Carabineros, mientras que el resto del comité político –entiéndase los ministros de Interior, Jorge Burgos; de la Sepres, Jorge Insunza; y el vocero, Marcelo Díaz– eran partidarios de no amarrarse públicamente, tomar cierta distancia en espera a que decantaran los hechos.
“Carabineros tiene un protocolo bastante estricto de cómo comportarse en las manifestaciones. De hecho, estos desafortunados hechos en Valparaíso en la investigación preliminar que hay, parecen ser un hecho fortuito. No lo sabemos, será la fiscal la que determine eso”, dijo Aleuy el martes 26 de mayo.
Rápidamente, a nivel interno en el Ministerio, se evaluó como un error lo dicho, incluido el propio subsecretario, porque con esas palabras se había avalado públicamente el actuar de Carabineros en circunstancias de que había dudas reales sobre lo sucedido.
Eso llevó a que públicamente Aleuy rectificara sus dichos unas horas más tarde en Radio Cooperativa: “Si este planteamiento leído completo se ha prestado a equívocos, yo le pido excusas a la familia, porque este es un hecho extremadamente lamentable (…) esa es la información inicial que se nos entregó, nosotros no podemos operar con información distinta a la que se nos entrega formalmente por la institución correspondiente”.
A pesar de la rectificación pública, la desafortunada frase les ha penado al subsecretario y a La Moneda todos estos días, lo que ha puesto a la cartera de Interior, y a la autoridad PS especialmente, en el foco de todas las críticas. “El error de Aleuy fue salir tan rápido a defender a Carabineros”, asume un alto asesor de Palacio, quien agrega que la vocería de la institución es tarea de ellos y no del Gobierno en estas circunstancias.
Sin embargo, en La Moneda y desde el propio Ministerio del Interior, recalcan que el episodio no ha mermado en nada la fluida y coordinada gestión entre el subsecretario y el ministro Burgos. “Hablan a cada momento, ante cualquier tema de interés rápidamente se coordinan, hay un mando unificado en el Ministerio y eso se agradece, es lo que se necesita”, precisaron en Palacio.
Anoche fue un claro ejemplo: varias veces en el día, ministro, subsecretario y algunos asesores se reunieron en distintas oficinas de la repartición para analizar cómo avanzaba la jornada de protestas, la salud del joven estudiante, el manejo de Carabineros y el contenido del video que difundió TVN, donde quedó clara, sin espacio a la más mínima sospecha, la acción deliberada de la Fuerza Pública contra los manifestantes, que llevó a que Rodrigo Avilés saliera disparado varios metros y chocara contra una pared, producto del chorro del guanaco.
En el Gobierno dicen que a Aleuy le jugó en contra su excesivo pragmatismo y sangre fría, que se puede entender el error de cálculo al confiar en la versión inicial de la Fuerza Pública por el papel que juega, porque “él es el que está más cercano a dicha institución, tiene que lograr todos los días que Carabineros sepa y entienda que tiene una dependencia con el Gobierno, pero a la vez que se sientan bien tratados por el poder civil”.
El subsecretario del Interior es el encargado de la relación cotidiana con Carabineros, de mantener los canales abiertos y canalizar las molestias de la institución. En el Gobierno precisan que estas semanas no han sido fáciles, ya que la policía uniformada ha hecho ver su malestar por considerar que en público y en privado no se entrega el mismo trato a sus funcionarios heridos en manifestaciones.
Esa molestia se deja ver y sentir cada vez que el Ejecutivo toma distancia del accionar de la Fuerza Pública. En La Moneda explican que no fue gratuito ni menos casual que, durante las primeras horas de la manifestación de anoche, se evidenciara una policía contenida, con los brazos abajo.
“Cuando se cuestiona a Carabineros ellos siempre dejan claro lo que pasa cuando no actúan, anoche lo demostraron, mientras se saqueaban farmacias y bancos”, explicaban en el Gobierno hoy.
En esa misma línea, precisan que más allá del innegable error del subsecretario, no existe en la práctica mucho espacio para que públicamente el encargado de mantener los vínculos con la institución saliera a denostarlos públicamente y quitarles el piso.
Dicen que tanto Aleuy como el ministro Burgos comprobaron el jueves en la tarde que Carabineros les mintió, cuando accedieron a las imágenes de TVN. Y agregan que, si bien en términos de opinión pública y desde la propia familia Avilés se consideró insuficiente la decisión de ayer de Carabineros de dar de baja al “pitonero” del carro lanzagua, que lanzó el chorro directo contra el estudiante universitario, en el Gobierno precisan que no es un logro menor, que responde a un gallito de meses que apunta a que a todo nivel la policía uniformada comprenda y asuma que, una cosa es el resguardo del orden público, y otra, la represión y tortura de las personas. “Es una señal interna potente”, recalcaron en el Ejecutivo.