Todo se habría ideado para los 17 militares, entre conscriptos, suboficiales y oficiales, que tuvieron relación con el caso. «Consiguieron los abogados más caros del país para que esto saliera bien y tenían una experiencia válida porque lo que montaron fue creíble cuántos años», dijo Pedro Franco Rivas.
«Ellos hicieron las versiones para nosotros», dijo tajante el ex conscripto Pedro Franco Rivas sobre el rol que, en 1986, jugaron los abogados Carlos Cruz-Coke y Julio Zenteno para que los militares y reclutas que el 2 de julio de ese año participaron en el ataque donde fueron quemados Carmen Gloria Quintana y el fallecido fotógrafo Rodrigo Rojas de Negri, se aprendieran y repitieran frente a los tribunales una suerte de guión con el relato de cómo supuestamente ocurrieron los hechos, y que sirvió durante casi tres décadas para mantener el pacto de silencio que fue roto hace poco días, permitiendo que se reactivara el denominado Caso Quemados.
Según informó este miércoles el portal Cambio 21, los profesionales afines a la dictadura de Augusto Pinochet colaboraron estrechamente con el capitán (r) del Ejército Pedro Fernández Dittus -jefe de la patrulla militar que detuvo a los jóvenes en la comuna de Estación Central-, y el coronel (r) Julio Castañer, a quien el testimonio del también ex conscripto Fernando Guzmán acusa de haber ordenado que fueran rociados con bencina y después de haber encendido varias veces la chispa de un encendedor que finalmente hizo combustión y los envolvió en llamas.
Franco Rivas asegura que fue Fernández Dittus quien les prohibió hablar del asunto. “Aquí no le hablen a nadie, esto lo veo yo con Castañer», les dijo, momentos después que la camioneta en la que se desplazaban los uniformados abandonaran a ambas víctimas en un sitio eriazo de la comuna de Quilicura.
Posteriormente, dice que comenzaron a sufrir un verdadero lavado de cerebro con el fin de no dejar cabos sueltos. De hecho, ensayaron la escena de cómo supuestamente ocurrieron los acontecimientos con maquetas montadas en el Regimiento de Peldehue que replicaban las fachadas y características de la calle donde se perpetró el crimen.
Todo se habría ideado para los 17 militares, entre conscriptos, suboficiales y oficiales, que tuvieron relación con el caso.
«Consiguieron los abogados más caros del país para que esto saliera bien y tenían una experiencia válida porque lo que montaron fue creíble cuántos años», dijo Franco Rivas.
Y advirtió que al mismo tiempo recibían una amenaza velada, ya que reiteradamente les decían que “ustedes tienen familia. Cuiden a su familia, ustedes tienen que cuidar a su familia. Era como un lavado de cabeza».
También recuerda que uno de los mensajes provino directamente del entonces vicecomandante en jefe del Ejército y posteriormente senador designado Santiago Sinclair: «Todos ustedes tienen familia y si nos persiguen podríamos hacer un segundo 11 de septiembre».
El en esa época segundo hombre del Ejército los habría visitado en Peldehue para repetirles la versión que debían mantener.
Abogados pinochetistas
Cruz-Coke y Zenteno destacaban por su cercanía con el régimen de Pinochet. El primero, de acuerdo a la versión del medio digital, solía repetir que el gobierno de facto debió hacer una “limpieza más profunda” de sus detractores, como lo recordó un abogado que se lo encontraba en los pasillos de Tribunales. Pero no solo eso, ya que el también padre del ex ministro de Cultura Luciano Cruz-Coke fue uno de los fundadores del ultraderechista partido Avanzada Nacional, cuyo primer presidente fue ni más ni menos que el mayor (r) y ex jefe operativo de la Central Nacional de Informaciones (CNI), Álvaro Corbalán Castilla, quien se encuentra recluido en la cárcel de Punta Peuco cumpliendo numerosas condenas por violaciones a los Derechos Humanos.
Además, se cuentan entre sus clientes el general (r) Roberto Viaux, procesado por su participación en el complot para asesinar al ex comandante en jefe de Ejército René Schneider; el ex agente de la DINA Orlando Fernández Larios, implicado en el asesinato del ex canciller Orlando Letelier; y el propio Fernández Dittus.
Zenteno, agrega Cambio 21, también se dedicó a la defensa de ex uniformados acusados de violar DD.HH. La versión de algunos de sus pares es que lo llamaban “el viejito Zenteno” y que tenía fama de recibir órdenes del fiscal militar Fernando Torres Silva. Y también de supuestamente tener experiencia en “montajes y operativos”.