El mayor (r) del Ejército le habría comunicado el martes a su familia su decisión de no permanecer 20 años tras las rejas, como lo establece la condena que ratificó en su contra la Corte Suprema como el autor material del asesinato del ex químico de la DINA. Tiene 61 años y su perfil es de temer: excelente tirador y otrora miembro del aparato de seguridad de Augusto Pinochet.
A partir de este viernes, los militares condenados por el secuestro del ex químico de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), Eugenio Berríos, debían ingresar al penal de Punta Peuco, para comenzar a cumplir las penas en su contra que ratificó esta semana la Corte Suprema. De hecho, la mayoría de ellos ya se encuentra en el centro penitenciario, incluido el general (r) y ex auditor del Ejército, Fernando Torres Silva.
Pero hay dos cuyo paradero se desconoce: el coronel (r) Manuel Provis y el mayor (r) Arturo Silva Valdés, quien fue jefe de seguridad del ex dictador Augusto Pinochet y también guardaespaldas del dueño de El Mercurio, Agustín Edwards.
Efectivos de la brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones están detrás de la pista de ambos. Sin embargo, la mayor preocupación es el caso de Silva, quien fue condenado como el autor material de la muerte de Berríos. Lo anterior porque, de acuerdo a una versión que maneja Radio Bío Bío, se declaró en rebeldía. El ex uniformado ni siquiera tiene domicilio conocido, por cuanto la que figura en sus documentos es la dirección de un recinto militar.
La emisora indicó que ello quedó de manifiesto el martes, durante una cena con familiares y una pareja de amigos, cuando tras conocer la resolución del máximo tribunal, les comunicó que no se entregaría a la justicia, que no pasaría 20 años encarcelado y que, por tanto, continuaría su vida en la clandestinidad.
Su abogado, Carlos Neira, aseguró que no tenía información sobre «si se presentó o se iba a presentar» y dijo que con él sólo se había comunicado hace un tiempo no personalmente, sino que a través de correos electrónicos.
El perfil de Silva -de 61 años– es de temer. Según un reportaje de Ciper Chile, destacó siempre como un excelente tirador y un eficaz ejecutante a la hora de llevar a cabo distintas misiones. A comienzos de los 90, ayudó a sacar del país a varios agentes de la CNI y ex DINA involucrados en casos emblemáticos de violaciones a los Derechos Humanos, incluido el propio Berríos, quien en 1992 salió por el sur de Chile con destino a Uruguay, donde finalmente fue ejecutado.
Luego de su desempeño como miembro del aparato de seguridad de Pinochet, Silva Valdés se hizo cargo en 1994 del equipo de guardaespaldas del dueño del diario El Mercurio, quien temía por su seguridad tras el secuestro de su hijo, Cristián Edwards del Río.
Provis, por su parte, ya fue condenado en primera instancia por el caso del asesinato del coronel de Ejército Gerardo Huber.
La lista de los 14 condenados se redujo a 13 el jueves último, tras el suicidio del general (r) Hernán Ramírez Rurange.