La salida del Centro de Estudios Públicos se produce tras la polémica por el denominado caso Colusión del Confort, afirmando de paso que «este tema no puede ignorarse, es como un gorila de 400 kilos en una cristalería».
«Ante las confianzas dañadas no queda otra alternativa que renunciar», explica el académico, especialista en derechos humanos y consejero del Centro de Estudios Públicos (CEP), José Zalaquett, sobre su renuncia al think tank luego que quien lo encabeza, Eliodoro Matte, se viera envuelto en la polémica Colusión del Confort.
En entrevista en El Mercurio, el abogado señala que «considero que ante las confianzas dañadas no queda otra alternativa que renunciar, que asumir responsabilidades. Le diría lo mismo a un ministro o a un jefe de partido que pierde unas elecciones».
Y agrega que «el daño es muy grande porque el escándalo ha sido muy grande. Eliodoro Matte debe renunciar, es una señal de asumir responsabilidad; si sabía de la colusión, o si no sabía, por ser negligente. El CEP ha tenido una gran credibilidad, atrae a muchos jóvenes de distintos lados, es un capital en cuanto a think tank».
En cuanto a las explicaciones dadas por el dueño de la papelera, de que ignoraba las malas prácticas y la colusión de su filial con su principal competidora, Zalaquett dice que «no le creo ni le dejo de creer. Genaro Arriagada lo puso bien: si no sabía después de 10 años, era un directorio de papel. Es más creíble, no digo cierto, que los gerentes de Farmacias Ahumada se hubieran arrancado por la libre al coludirse por tres meses, y más difícil creer que lo hayan hecho durante 10 años. Las personas deben asumir sus responsabilidades; los políticos y los empresarios también deben renunciar a cargos que representan confianza pública».
Explica que hace unos años se creó un fondo de US$ 50 millones para dar un financiamiento independiente y se incorporaron personas que no eran del mundo empresarial tradicional y con visiones distintas como Sol Serrano, Sebastián Edwards, Ricardo Caballero y el propio Zalaquett.
En ese sentido, precisa que ha conversado sobre la colusión con Serrano, Edwards y Caballero, ya que «este tema no puede ignorarse, es como un gorila de 400 kilos en una cristalería. Yo llamé a los ejecutivos del CEP y le escribí a una persona que está en el comité ejecutivo».
Señala que su salida del centro de estudios es doloroso, «pero no tengo alternativa porque, pusieran o no, hay una responsabilidad. Yo no causé este problema».
La renuncia de Zalaquett difiere de la postura asumida por el Comité Ejecutivo del CEP, en la que se definió la permanencia de Eliodoro Matte como presidente y miembro del grupo de consejeros de la institución, hasta mayo del 2016, buscando dar un funeral vikingo al empresario.
La decisión muestra un respaldo al empresario, quien está involucrado en el denominado caso del «Cartel del Confort», a través de una de las empresas de Grupo Matte, la CMPC.
Ante esta situación, el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, sostiene que el CEP se equivoca en la argumentación esgrimida para mantener a Matte a la cabeza del think tank.
Peña explica que la razón dada por el centro de estudio, en el sentido que sus consejeros «son elegidos en razón de sus méritos y calificaciones personales y no en representación de las empresas o entidades académicas a las que pertenecen», permite dar cuenta de la mala decisión adoptada.
«La argumentación del CEP es obviamente falaz. Porque lo que hace complicada la situación de Eliodoro Matte no deriva de una supuesta representación de la CMPC en el Consejo del CEP (evidentemente tal representación no existe), sino del hecho que sus actos y omisiones en la empresa que preside (coludida por una década para timar a los consumidores, algo que acabó engrosando sus bolsillos) ponen en cuestión los méritos que hasta ahora él esgrimía (y se le reconocían) para presidir el CEP», argumenta.
Y añade que «los consejeros del CEP lo son en razón de sus méritos es que la permanencia de Matte en su presidencia no resulta aceptable para cualquier observador imparcial. ¿O acaso no es grave que las empresas del presidente del Centro de Estudios Públicos contradigan con su conducta, sostenida por diez años, los principios de la economía social de mercado que el CEP dice proteger? ¿Es razonable que una empresa presidida por E. Matte obre en contra de los principios que él, al mismo tiempo, como presidente del CEP, declara promover? ¿No hay responsabilidad alguna por tamaña y objetiva inconsistencia: presidir a una entidad que afirma un principio y, al mismo tiempo, a otra que lo niega?. Ni siquiera un Consejo como el del CEP, tan ilustrado y próspero (o mejor: integrado por algunas personas ilustradas y por otras solo prósperas) sería capaz de explicar tamaña contradicción».
Peña afirma que la argumentación del Consejo Ejecutivo del CEP lleva a sostener que «usted puede dirigir una institución proclamando unos principios y ser al mismo tiempo dueño de otra que los transgrede durante una década, sin que eso desmedre sus méritos y sin que sea motivo de reproche. Y es que una cosa, dice el Comité Ejecutivo del CEP, son sus méritos, y otra, distinta, sus actuaciones u omisiones en las empresas que preside»