Al día siguiente de conocerse el requerimiento por colusión en contra de CMPC y SCA, el presidente de la Sofofa, Hermann Von Mülhenbrock, convocó al comité de ética que suspendió por primera vez a una empresa socia. Lo sorprendente para muchos es que él fue el candidato apoyado por Eliodoro Matte. La presencia de CMPC en la Sofofa se dio durante 50 años a través de la figura de Ernesto Ayala. Pero el peso económico del grupo Matte en el gremio no supera los $60 millones anuales. Muy pocos consejeros salieron a pedir públicamente que se revisara la suspensión. ¿Un signo de los nuevos tiempos? El próximo miércoles se verán las caras los más de 100 consejeros y aunque uno o más integrantes pidan echar pie atrás a la medida, la decisión es irreversible.
El 29 de octubre, al día siguiente de conocerse el requerimiento por colusión de la Fiscalía Nacional Económica en contra de CMPC y SCA, Hermann Von Mülhenbrock, el presidente de la Sofofa, convocó al comité de relaciones internas y de ética para que conociera los antecedentes.
Sin duda, un paso inesperado para muchos. Porque la decisión sería devastadora para CMPC, que tiene a dos representantes en el consejo general –Hernán Rodríguez por la matriz Empresas CMPC y Gonzalo García por la filial CMPC Maderas–, ya que por primera vez en la historia fue suspendida mientras dura la investigación interna del comité de ética de la Sofofa.
Lo sorprendente, además, es que haya sido Von Mülhenbrock el que les encomendara a los tres integrantes del comité –Radovan Razmilic, Cirilo Córdova y Mario Valcarce, miembros también del consejo general– que revisaran el caso. El abogado Manuel José Vial se inhabilitó porque entre 2004 y 2011 fue miembro del directorio de SCA, una de las empresas coludidas. Y Ernesto Noguera, socio y director de Lipigas, empresa que es investigada por colusión en Perú, renunció hace algunos meses a la comisión y no ha sido reemplazado.
Cuando el actual timonel de la Sofofa fue a la reelección, en abril de este año, teniendo de contrincante a Andrés Navarro, hubo dos personas que trabajaron con ahínco por su triunfo. Una fue Gonzalo García, secretario general de CMPC, con 25 años en el consejo general de la Sofofa y vicepresidente durante las presidencias de Felipe Lamarca y Juan Claro, quien se ocupó de llamar a muchos consejeros para que le dieran su voto al candidato que García destacaba como “la continuidad”. García era la voz de Eliodoro Matte y, por tanto, Von Mülhenbrock, su candidato. Mientras Bernardo Matte, su hermano, respaldó a Andrés Navarro, quien para algunos observadores era la carta del piñerismo.
Otro que apoyó con fuerza a Von Mülhenbrock fue Herman Chadwick, el abogado, ex presidente de Copsa y del CNTV, consejero general que representa a Watt’s, la empresa de Fernando Larraín Peña. Era uno de los que sonreía con cara de complacencia en el auditorio de la Sofofa, donde los consejeros reeligieron por 73 votos a Von Mülhenbrock, el pasado 29 de abril, contra 24 que recibió Navarro.
Chadwick fue el único que, apelando a los estatutos de la Sofofa, pidió citar a un consejo general extraordinario, porque la decisión de suspender a CMPC le pareció apresurada. Para eso, se requería el apoyo de diez consejeros de un total de 117 con derecho a voto, pero no se sumaron más voces y la idea de Chadwick no quedó más que en un correo electrónico enviado a Von Mülhenbrock.
El abogado y primo hermano del ex Presidente Sebastián Piñera planteó públicamente que “está bien que el comité de ética se pronuncie, pero dada la trascendencia de la Papelera, de los 25 años como consejero de (Sofofa) de Gonzalo García, de la lealtad de CMPC y su rol en este gremio, el tema debe verlo el consejo y en esa instancia tomar una decisión, sea cual sea el resultado”. El consejo extraordinario, según Chadwick, podía mantener o revertir la medida del comité de ética.
El otro consejero que salió en defensa de CMPC fue Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores de Frutas, quien alegó que se requería más información antes de actuar, que el consejo general debía tomar acciones a la brevedad e incluso que los hechos ameritaban revisar los estatutos y las razones consideradas por el comité de ética para suspender a CMPC. “No puede ser que sea el presidente de la Sofofa quien decida la suspensión”, sostuvo.
El resto de las opiniones –algunas erradas, como aquella que aseguraba que la figura de la suspensión no existe– fueron todas en off. No hubo nadie más que se opusiera con nombre y apellido a la resolución.
“Ni uno solo de los 130 consejeros (número que incluye a los 13 de mérito que no votan) nos ha llamado para criticar o para hacer planteamientos en contrario con la decisión del comité de ética (…). Si hay críticas, las críticas tienen que ser siempre en on (the record), esconderse en un off no me parece”, afirmó este martes Von Mülhenbrock al término del seminario “Ideas para el Chile de 2020”, organizado por el gremio este martes. Y precisó que solo recibió un correo de Chadwick, donde planteaba que sería “interesante” convocar a un consejo general extraordinario.
[cita tipo=»destaque»]Los Matte Larraín, como grupo, tienen tres empresas socias de la Sofofa: CMPC, CMPC Maderas y Colbún, siendo los que agrupan el mayor número de compañías de un mismo dueño presentes en la entidad, lo que no quiere decir que sean gravitantes en el presupuesto del organismo. Se calcula que este asciende a unos $3 mil millones anuales, pero el pago trimestral difiere dependiendo si es un gremio o una de las 170 empresas afiliadas. Y tratándose de estas últimas, las cuotas sociales se fijan por tramos, dependiendo de sus ventas. CMPC y Colbún están entre las diez que más pagan. No es una cifra exorbitante.[/cita]
El 5 de noviembre, cuando se conoció la suspensión de CMPC, sus representantes en la Sofofa, Gonzalo García y Hernán Rodríguez –gerente general de CMPC–, alegaron falta de respaldo. «Consideramos que el gremio del cual somos parte, debió haber respaldado al directorio de CMPC, el cual, al tomar conocimiento de una conducta que existió en el pasado y que todos rechazamos, utilizó los medios que le otorga la institucionalidad para denunciarlo», dijeron en un comunicado público. Ambos decidieron abstenerse de participar en la Sofofa mientras dure la medida.
En una línea más conciliadora, este martes 17 Eliodoro Matte, presidente y socio de CMPC, en una carta al director de El Mercurio, afirmó que “CMPC entiende la suspensión decretada por la Comisión de Ética de la Sofofa como una medida razonable en el contexto en el cual ha sido adoptada. Tenga usted la certeza de que CMPC la acata en forma plena”.
El reglamento de la comisión de relaciones internas y ética establece que puede convocarse por iniciativa propia, a petición del consejo general o de alguno de sus miembros. En este caso, fue Von Mülhenbrock, que es consejero –representante de Gerdau Aza–, quien lo solicitó. En el título 2 precisa que durante la tramitación el comité “podrá decretar la aplicación de medidas preventivas tales como la suspensión de los derechos de socio u otras que estime conveniente”.
Lo que viene es el estudio de los antecedentes y la resolución final, que no tiene plazo para dictarse y puede ir desde una amonestación verbal hasta la expulsión. La afectada puede apelar al consejo general y ahí se zanja mediante votación. Secreta o a mano alzada, según acuerden los consejeros.
El vínculo más largo y patente entre CMPC y la Sofofa se dio a través de Ernesto Ayala, gerente general, vicepresidente y presidente de la Papelera. Uno de los tres mosqueteros junto a Eugenio Heiremans y Hernán Briones, hombres de pensamiento duro, palabra fuerte y timoneles de la Sofofa.
Cuando Ayala murió en 2007, a los 91 años, fueron destacados los 50 años que dedicó a la Sofofa, que incluyeron la presidencia entre 1982 y 1987, y su rango posterior de consejero honorario, con derecho a voto. Gonzalo García integra el consejo desde 1990, y fue vicepresidente entre 1998 y 2004. Bernardo Larraín Matte, hijo de Patricia y sobrino de Eliodoro y Bernardo Matte, es consejero en representación de Colbún.
Pero CMPC no es una de las socias fundadoras, puesto que la Sofofa nació en 1883 y la Compañía Manufacturera de Papeles i Cartones (sic), en 1920. Los Matte Larraín, como grupo, tienen tres empresas socias de la Sofofa: CMPC, CMPC Maderas y Colbún, siendo los que agrupan el mayor número de compañías de un mismo dueño presentes en la entidad, lo que no quiere decir que sean gravitantes en el presupuesto del organismo. Se calcula que este asciende a unos $3 mil millones anuales, pero el pago trimestral difiere dependiendo si es un gremio o una de las 170 empresas afiliadas. Y tratándose de estas últimas, las cuotas sociales se fijan por tramos, dependiendo de sus ventas. CMPC y Colbún están entre las diez que más pagan. No es una cifra exorbitante. CMPC y Colbún desembolsarían entre $18 millones y $20 millones cada una al año. Mientras, un gremio, cancela hasta $4 millones anuales. Y los auspicios de las empresas en los seminarios de la Sofofa suman unos $500 millones anuales.
El próximo miércoles 25 de noviembre se reunirá el consejo general como corresponde a cada mes. La fecha resulta funcional, porque las aguas parecen haberse calmado. Pero si se levantan voces criticando la decisión de suspender temporalmente a CMPC, si llega a haber manifestaciones en contra, la medida no se puede revertir, porque el comité de relaciones internas y ética es autónomo, según los estatutos.
Probablemente, no será la reunión más corta ni la más pacífica. Habrá opiniones divergentes, lo que será un reflejo más del nuevo Chile.