En 1994 el Premio Nacional de Ciencias de ese año dijo a La Tercera que el aborto es legítimo, que un embrión no es un ser humano, que la iglesia católica niega la autonomía de las personas y que las mujeres deben decidir sobre sus cuerpos y sus vidas.
Humberto Maturana es uno de los científicos más destacados de Chile. Estudió medicina y luego biología en Inglaterra y Estados Unidos. En 1994, mismo año en que recibió el Premio Nacional de Ciencias, dio una entrevista a La Tercera sobre el aborto, la Iglesia Católica y la vida, conversación que tras el despacho del proyecto que despenaliza la interrupción del embarazo en tres causales al Senado ayer en la tarde, vuelve a hacerse vigente.
Maturana aseguró hace 20 años que hablar de la defensa de la vida era una mentira, porque los seres vivos vivimos de comernos a otros seres vivos. Agregó que si quiere defenderse algo, debería ser a ser humano en su vida íntegra. “Y un embrión no es un ser humano. El ser humano surge en el momento en que se establece la relación amorosa entre la madre y ese ser que está creciendo en ella. Si esa relación na se establece, no hay ser humano”, decía.
“(La iglesia católica) está cerrada frente a lo que pasa con la humanidad y a la entrega de conocimientos”, dijo el científico para luego agregar que la familia, el hombre y la mujer son quienes tienen que decidir sobre sus vidas. Ni el Estado ni la iglesia. “Cada vez que la iglesia se opone a entregar conocimientos, niega autonomía a las personas y se transforma en una institución retrógrada y, en último término, tiránica”.
Acusó falta de libertad reflexiva, incapacidad de configurar libremente un proyecto de país en el que existan ciertas cosas que impliquen libre mercado y otras que impliquen protección nacional.
A la ausencia de libertad reflexiva, sumó la escasez de libertad personal. “La persona es libre en el momento en que puede ser responsable de sus preferencias y de sus decisiones. Es decir, cuando es responsable de sus responsabilidades. Pero no se entregan suficientes conocimientos como para que eso sea posible”, dijo.
Definió el aborto como una medida extrema que las mujeres adoptan porque es necesario para sus vidas. “Para mí, es una acción legítima que ella o la familia decidan perder un bebé que no desean. Es un embrión destinado a sufrir la negación, porque no se le quiere. Y se hace más daño teniendo un hijo a la fuerza que no teniéndolo. Ahora, decir que el aborto es legítimo no me inhabilita para señalar que, en el fondo, es un acto sagrado, porque es una vida por otra vida”, dijo.
Para finalizar agregó que no estaba recomendando el aborto, sino que “lo que sí me parece es que las personas tienen que tener los conocimientos y el entendimiento para decidir consciente y responsablemente. Y quien debe decidir, por supuesto, es la mujer, porque se trata de su vida y de su cuerpo”.