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Ovalle admite sociedad offshore y asegura que cumplió «deberes tributarios» en Chile

Ovalle admite sociedad offshore y asegura que cumplió «deberes tributarios» en Chile

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«Esta información está en conocimiento de las autoridades pertinentes de nuestro país y, tanto mis empresas como yo, estamos al día con nuestras obligaciones impositivas», sostiene el ex timonel de la CPC.


El ex presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) y de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), Alfredo Ovalle, envió una carta a La Tercera donde se refiere al llamado «Panama Papers».

«En relación con algunos comentarios recibidos producto de la mención de mi nombre en la prensa, quisiera precisar lo siguiente: Con ocasión de la crisis económica que afectó a Chile en los años ochenta, algunas empresas donde participaba como accionista y administrador cayeron en quiebra. Esto dio lugar a procesos judiciales de los acreedores en mi contra, en todos los cuales fui completamente absuelto por la Corte Suprema de Justicia después de más de 15 años en los que, como es habitual en estos casos, me vi restringido de ser sujeto de crédito, adquirir bienes y poder actuar a mi nombre», sostiene.

«Producto de esta situación, me vi en la necesidad de partir nuevamente, y para los efectos de poder reiniciar mi vida empresarial, debí hacerlo a través de una sociedad extranjera», agrega.

«Todas las utilidades de estos emprendimientos tributaron en Chile con el impuesto a la renta, y aquellas cantidades que se remesaron al exterior cumplieron con los deberes tributarios aplicables en Chile. Esta información está en conocimiento de las autoridades pertinentes de nuestro país y, tanto mis empresas como yo, estamos al día con nuestras obligaciones impositivas», concluye.

Según Ciper Chile, el ex líder del empresariado «montó una compleja estructura offshore en Panamá para administrar los capitales que generan sus inversiones en Chile, principalmente las relacionadas al grupo minero Las Cenizas».

«En 1976 Ovalle, junto a su socio Raimundo Langlois Vicuña (ambos abogados), crearon la primera de una serie de empresas con el jefe del Departamento Financiero de la DINA, Humberto Olavarría Aranguren, ex oficial de Armada y amigo de Manuel Contreras. Algunas de esas sociedades fueron constituidas cuando Olavarría controlaba el aparato financiero de la policía secreta del régimen de Pinochet. Ovalle fue también el nexo entre Olavarría y el ex presidente panameño entre 1990 y 1994, Guillermo Endara Gallimany, a quien había conocido en Nueva York en la década de los ‘60. El mismo año en que Ovalle y Olavarría pusieron en marcha su primer emprendimiento, Endara constituyó varias sociedades pantalla para la DINA en Panamádestinadas a financiar la Operación Cóndor», agrega el reportaje.

«Mossack Fonseca fue el vehículo con el que Ovalle creó en 1987 la sociedad Sierra Leona, con domicilio en Panamá. Parte de las acciones de esa sociedad se emitieron al portador y otro tanto a nombre de otras dos compañías también registradas en ese país: Thames Global Corporation y Blue Hill Group Incorporated», indica Ciper.

«Sierra Leona es a su vez propietaria o tiene participación en una serie de empresas mineras, agrícolas y de inversiones en Chile de las que Ovalle es dueño. En octubre de 2008 todas las acciones de Sierra Leona fueron traspasadas a una nueva estructura creada en Panamá por el ex timonel de la CPC: la Fundación Bello Amanecer. En palabras de la propia firma Mossack Fonseca, una fundación offshore ofrece la posibilidad de mantener con mayor resguardo “la confidencialidad respecto del propietario de los capitales, incluso una vez disuelta”, “puede funcionar como un holding” y “como vehículo para recaudar royalties y otro tipo de retornos”, entre otros beneficios», acota la investigación periodística.

«Alfredo Ovalle ha tomado todas las precauciones para mantener su identidad lo más desconectada de las entidades offshore que controla. La administración de Sierra Leona está en manos de un “directorio pantalla” conformado por ejecutivos de la propia Mossack Fonseca. Los mismos nombres se repiten una y otra vez en los directorios de cientos de sociedades creadas por el bufete panameño en distintos paraísos fiscales. Este directorio ficticio, con poderes para representar a la sociedad, recibe instrucciones de manera remota (por email) para formalizar en actas las decisiones que se toman en Chile respecto de reestructuraciones, aumentos de capital, apertura de cuentas bancarias y otras operaciones financieras. Sierra Leona ha abierto cuentas corrientes con distintos bancos, como el HSBC, Credit Suisse y Multibank, domiciliados en Panamá. En los papeles de Mossack Fonseca no existen registros que permitan cuantificar el monto de los capitales que Ovalle maneja en ese país, aunque un correo electrónico de octubre de 2012 ofrece una aproximación», acota.

«El 16 de octubre, un alto ejecutivo de Mossfon le escribió a una subgerente del Credicorp Bank de Panamá explicándole que tenía un cliente chileno muy importante (Alfredo Ovalle) que necesitaba abrir una cuenta corriente. “Las sociedades son tenedoras de acciones de unas empresas chilenas que a su vez poseen acciones en una compañía minera allá en Chile. Las sociedades panameñas y las cuentas que tengan, se usan para recibir sus dividendos respectivos. ¿Tiene el Credicorp Bank algún reparo con esto? (…) El promedio sería de 1MM anualmente (NdR: un millón de dólares)”, concluye Ciper.

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