
Escuela de Derecho de la U. de Chile sigue en toma y alumnos cuestionan gestión del Decano Harasic
Unas horas después de cumplirse una semana de la toma de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, los cabezas de la paralización aseguraron que no la depondrán hasta que se reintegre a cuatro alumnos expulsados “arbitrariamente” de la Casa de Bello.
El pasado miércoles 27 de abril los estudiantes de derecho de la Universidad de Chile votaron a mano alzada por la moción de tomarse la facultad. Las actividades académicas se paralizaron el jueves 28, día en el que se revalidó la toma con 403 votos a favor, 262 en contra y tres abstenciones. Así, con 668 votos se cumplió el quórum mínimo requerido.
La razón: reclaman contra la “expulsión arbitraria” de cuatro estudiantes que estando en causal de eliminación fueron expulsados a pesar de haber apelado a las autoridades entregando, entre otros documentos, licencias psiquiátricas según constató Francisco Flores, estudiante de sexto año y vocero de la toma a La Nación el jueves pasado .
El martes 3 de mayo se votó nuevamente la revalidación de la toma. 668 votos a favor, 405 en contra, un nulo y tres blancos le dieron el vamos a la ratificación, según la información de la página de Facebook “Derecho en TOMA”.
Entre las razones que se barajan para justificar las expulsiones calificadas de “injustas” por parte de la comunidad estudiantil, hay alumnos que señalan que “las eliminaciones arbitrarias hacen presumir o de mínimo sospechar que se trata de persecuciones políticas, debido a que los antecedentes de estos casos son idénticos a los entregados por los demás estudiantes ya reintegrados”, según La Izquierda Diario.
El petitorio de los estudiantes en toma incluye “garantías académicas”, como la recalendarización de evaluaciones con intervención estudiantil, no dar materias por pasadas, congelamiento de causales de eliminación hasta que haya resolución triestamental al respecto, respeto por la calendarización y realización de exámenes de grado, conformación de un comité de acompañamiento académico y participación de los alumnos en la elaboración de un informe para reformar las actuales causales de eliminación, entre otros.
Pero la condición mínima para deponer la toma e iniciar conversaciones con las autoridades, es el reingreso de los cuatro estudiantes eliminados cuyas apelaciones fueron rechazadas y que la Escuela “se haga cargo de las distintas realidades de los alumnos que recibe” que obedecen al “pluralismo del que se enorgullece nuestra universidad, pero que en ningún caso son resueltas por las políticas institucionales de hoy”, dice la declaración pública de la toma con fecha 1 de mayo de 2016.
La configuración del conflicto
Los estudiantes de derecho de la Universidad de Chile no sólo reivindican la reincorporación de sus compañeros, sino que también acusan que durante la gestión de Davor Harasic se ha hecho uso negligente de recursos fiscales, entre otras irregularidades.
Y es que desde su arribo al decanato de la Escuela de Derecho el 11 de mayo de 2015, Davor Harasic se ha visto involucrado en distintas controversias.
Ser socio de Harasic y López Ltda., estudio a cargo de la defensa de los controladores del holding Penta acusados de cohecho y delitos tributarios fue sólo uno de los temas en tela de juicio. Haber encabezado una demanda interpuesta por 22 bancos contra el Servicio de Impuestos Internos que pretendía que las entidades financieras informaran sobre las transacciones internacionales de sus clientes superiores a diez mil dólares, medida que según la defensa afectaba el secreto bancario, y haber representado a Ricardo Claro cuando demandó al diario La Nación tras la publicación que hizo el medio sobre los civiles que dieron soporte a la dictadura, fueron algunos de los polémicos episodios que se sumaron a su cercanía al caso Penta y propiciaron el complejo debut del penalista en la Chile.
Sumado a lo anterior, la decisión de tomarse la facultad de derecho, según conversaciones con sus estudiantes, surgió de la decisión que tomó el decano de sacar a los alumnos en causal de eliminación por reprobar ramos que hoy exigen ser reincorporados, para dar una señal de excelencia académica.
Los alumnos “más lúcidos”, dicen las mismas fuentes, critican desde julio del año pasado que Harasic haya dicho a La Tercera que “el gran desafío que va a tener que asumir el Ministerio Público con el nuevo fiscal nacional va a ser la responsabilidad con que se asumen determinados casos, no dejarse llevar por la opinión pública. Las fiscalías no deben actuar para la opinión pública”. Lo anterior en circunstancias que su socio, Julián López, continuó con la defensa de los controladores de Penta cuando Harasic la dejó para asumir el decanato. “¿Cómo usa su puesto de decano para criticar a la fiscalía encontrándose en esa situación? Eso es una inmoralidad”, es el comentario en los pasillos de la facultad. En ese momento habría comenzado a correr con fuerza el rumor de que la llegada del penalista era un error garrafal.
“Ivana Peric, la jefa de gabinete de Harasic, gana $2 millones y medio y no se ha recibido de abogada. Es ex alumna del colegio Saint George, de Vitacura. ¿Si fuera de Quilicura podría ocupar ese puesto? Por qué no saca el título y vuelve después…eso ha hecho mucho ruido en los estudiantes de base”, aseguran distintas fuentes cercanas al decanato.
Además de lo anterior, en la facultad de derecho ha habido una serie de plagios que no han sido castigados. Partiendo por el caso del ex decano Nahum y otro que involucra directamente a Davor Harasic, que según distintas fuentes, copió 14 párrafos del texto de los estudiantes Cristóbal Tello, Marcelo Terna y Andrés Pavón, en su libro publicado en 2010, “Transparencia en la Administración Pública”. Descubierto por el historiador Alfredo Jocelyn-Holt y divulgado en su libro “La Escuela Tomada” que dice “Harasic no abre comillas, no cita, simplemente reproduce, con muy pocas variaciones”, según publicó el diario La Segunda en octubre del año pasado.
Considerando todos los antecedentes, se comenta en los pasillos de Pío Nono, “es demasiado injusto e inmoral echar de la universidad a alumnos que reprobaron ramos. Es una inconsistencia de parte del decano que quiere demostrar excelencia con estudiantes que se sienten como conejillos de indias, se sienten usados. Esto decantó en la movilización y la toma”.
El autorismo de Harasic es otro tema que se cuestiona en la Casa de Bello. “Hay un choque con su modo de hacer política, que es el mismo que tiene Ivana. Además es lo mismo que se le criticaba a Nahum en su momento”, dicen estudiantes de Derecho de distintas generaciones.
Según fuentes de Pío Nono, Harasic es soportado políticamente por un grupo constituido por la rara mezcla de ex nahumistas cercanos a la vicedecana Maricruz Gómez de la Torre, profesores y abogados de derecha y académicos progresistas como Juan Pablo Mañalich y Fernando Atria. “¿Por qué estos abogados que frente a la opinión pública son tan progresistas apoyan a Davor Harasic? Esa es la gran pregunta política de la facultad”, se preguntan.
“Uso indiscriminado de bienes públicos”
Estudiantes cercanos a los líderes de la toma aseguran que el profesor Harasic “ha vulnerado tajantemente la Constitución, leyes de la República, dictámenes de Contraloría y reglamentos de la casa de estudios, al hacer mal uso de los recursos fiscales y de los bienes que tiene a su disposición en virtud de su cargo público”.
Desde el interior de la comunidad estudiantil de Derecho aseveran que la administración de Harasic se ha caracterizado por la “política de los amigos”, el “pago de favores” y el clientelismo. Esto, reflejado en la contratación a honorarios de personas que “no necesariamente son las más idóneas para los cargos públicos que ostentan”, aseguran.
“A modo de ejemplo y respecto de los trabajadores a honorarios del decanato resalta la contratación de Ivana Peric como jefa de gabinete: joven de 26 años, egresada de derecho, sin título profesional, definida como ‘experta’ y con una remuneración mensual de más de $2 millones”, dicen las mismas fuentes para respaldar su acusación.
A lo anterior se sumaría, de acuerdo a los estudiantes, el “uso indiscriminado que este decano ha realizado de los vehículos pertenecientes a la Universidad de Chile que según la normativa vigente, son de uso exclusivo del decano para labores al servicio de la universidad”.
Revisando todos los viajes que el profesor de derecho procesal y cabeza de la Escuela de Derecho ha realizado y que constan en la “bitácora de ruta” que su conductor personal ha escrito, constaría, de acuerdo a los alumnos de la facultad, que se ha utilizado “un automóvil fiscal al servicio de interés privados de personas que no ostentan el cargo de decano”.
Las rutas de Harasic
Los viajes más reiterados de Harasic en el Hyundai Sonata propiedad de la Universidad de Chile son a la calle El Golf 40 –edificio donde se encuentran las oficinas del estudio Philippi, Irarrázaval, Pulido & Brunner–, a la oficina que comparte con su socio Julián López en Presidente Riesco 5561 en Las Condes, a la comuna de Vitacura y al sector de La Dehesa en Lo Barnechea.
“Llevar al decano de la facultad a Presidente Riesco 5561” y luego “volver el chofer a la facultad para llevar documentos olvidados del señor decano a Presidente Riesco”, “salida de vicedecana a la Cámara de Comercio”, “ir a buscar a vicedecana Maricruz a su casa”, “llevar a decano a reunión a Vitacura” sin especificar con qué fines, “retirar cuadro de la casa del decano”, “llevar al decano a la Clínica Las Condes”, “llevar a vicedecana a notaría”, “llevar a decano a Vitacura y luego a la Clínica Alemana”, “comprar materiales de aseo”, y “llevar a decano desde facultad al Teatro U. de Chile” ubicado a la salida del metro Baquedano, son algunos de los trayectos que, según los estudiantes, vulneran el Reglamento de Vehículos Motorizados de la Universidad de Chile.
Otro de los reglamentos infringidos, según las mismas fuentes, es la normativa sobre vehículos motorizados de la Universidad de Chile, vigente a la fecha, y que en su artículo primero dispone que los autos universitarios están “destinados al servicio de la Universidad de Chile” y en su artículo cuarto establece que los autos deben destinarse a actividades que “comprendan necesariamente el desempeño de esa función”, en este caso, funciones propias del cargo de decano.
Tanto Ivana Peric como el decano Harasic fueron insistentemente contactados sin éxito por El Mostrador para obtener su versión de los hechos.