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Sergio Campos: a la democracia chilena le falta prensa pluralista

Sergio Campos: a la democracia chilena le falta prensa pluralista

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«La clase política está muy desprestigiada por su relación con los negocios. Ningún empresario financia la política si no es a cambio de favores», dice el informador, para quien esta situación debe propiciar «un periodismo responsable y coherente con la libertad de expresión y con el derecho a la información».


«Donde no hay prensa pluralista, la democracia está enferma. Chile padece esa enfermedad y yo espero que se cure con más democracia y una nueva Constitución», dice Sergio Campos, el locutor más influyente de Chile y que acaba de publicar un libro sobre sus 45 años de trayectoria.

Campos (Curicó, 1949) repasó en una entrevista con Efe la persecución que sufrió durante la dictadura militar, la evolución de los medios de comunicación en su país, la falta de pluralismo informativo y la reciente tentativa de aprobar una «ley mordaza».

«Colocar una mordaza a alguien que quiere expresar una idea o hacer una denuncia constituye un atropello flagrante a la libertad de expresión y a los derechos humanos. Los periodistas tenemos que bregar para que eso no ocurra», enfatiza.

Campos estudió para profesor y acabó convirtiéndose en un profesional del periodismo. Ambas facetas le han sido reconocidas. En 2010, con la Orden al Mérito Docente y en 2011, con el Premio Nacional de Periodismo.

«Fue una evolución natural», dice el conductor de «El Diario de Cooperativa», quien en 1995 se licenció en Comunicación Social y actualmente también imparte clase en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile.

Campos recuerda el 11 de septiembre de 1973 como «una experiencia brutal» que frustró las expectativas de futuro de Chile.

El entonces jovencísimo periodista llevaba cuatro años trabajando en Radio Corporación cuando se produjo el golpe militar y fue testigo directo del bombardeo al palacio de La Moneda.

«La radio fue clausurada, muchos de mis compañeros fueron detenidos y llevados al Estadio Nacional», relata.

Ese día él se libró de la prisión, pero poco después fue encarcelado en la Academia de Guerra Aérea, donde fue torturado. Y como «no contaba con la confianza de la Junta de Gobierno» fue despedido de la escuela donde daba clase. Entonces, Campos se exilió en Argentina.

«Salí de las llamas y caí en las brasas», narra, porque en 1976 se produjo el golpe militar en el país transandino que acabó con la vida de 30.000 personas.

Después de una etapa como corresponsal de la Agencia Latinoamericana de Información, Campos regresó a Chile y en 1978 se incorporó a Radio Cooperativa.

Su expresión se endurece cuando habla del Chile de la dictadura, un Chile «en el que el 45 por ciento de la población vivía en la pobreza extrema y la gente comía directamente en la basura».

Radio Cooperativa «abrió una posibilidad inmensa» para denunciar esa situación sin pensar mucho en los riesgos que corría. «Todo el equipo periodístico estaba volcado en conseguir espacios de libertad, aunque fueran milimétricos», afirma.

«La tarea fue difícil y arriesgada, las brutalidades de la dictadura fueron impresionantes. El temor siempre estaba latente, pero seguíamos bregando para recuperar la democracia», cuenta el locutor.

«Cuando la gente escuchaba ‘¡Urgente. El Diario de Cooperativa está llamando!’ albergaba la esperanza de que escuchar que la dictadura se había terminado», asegura.

Desde entonces hasta ahora, el periodismo en Chile ha evolucionado considerablemente. «Ha habido una diversificación de medios, pero al mismo tiempo hay una concentración que a mí me parece muy perniciosa», opina el locutor.

Campos se muestra especialmente crítico con la televisión, «sometida a una farandulización» que a él recuerda lo sucedido en otros países con el modelo implantado por Rupert Murdoch o Silvio Berlusconi.

Y también enfatiza la necesidad de una «mayor transparencia» en las reglas del juego, especialmente en lo que a se refiere la publicidad institucional, tan importante para la viabilidad de los medios de comunicación privados.

Reconocido como una de las voces más influyentes del periodismo chileno, Sergio Campos entra de lleno para hablar de los casos de corrupción que están afectando a la actividad pública en Chile, un país que pasaba por ser un modelo de probidad y transparencia.

«La clase política está muy desprestigiada por su relación con los negocios. Ningún empresario financia la política si no es a cambio de favores», dice el informador, para quien esta situación debe propiciar «un periodismo responsable y coherente con la libertad de expresión y con el derecho a la información».

Su faceta de académico se entremezcla con la de periodista cuando se refiere a los nuevos fenómenos de la comunicación.

«Las redes sociales a veces se convierten en medios de comunicación tremendamente explosivos, pero carentes de verosimilitud».

«La opinión pública desconfía y esto impacta a los medios tradicionales que se basan en ellas», concluye Sergio Campos, para quien en medio de este panorama «es la radio la que sale fortalecida».

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