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Diez lecturas criticas de las municipales Opinión

Diez lecturas criticas de las municipales

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Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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En democracias avanzadas se envía a los mails y domicilio revista con síntesis de los candidatos y sus propuestas, además, debiera discutirse un representante de lista que pueda participar de debates con apoyo público (radios, foros, asambleas). Sin polémica (Hanna Arendt) ni debate (Habermas) no hay esfera pública, tan sólo nombres que suenan y bosque de nombres. Es decir, no hay ágora ni politización entendida como debate de las cuestiones relevantes para el territorio, agravada en un sistema centralizado de agencias estatales que hace de bajo poder a los gobiernos locales.


1.- El hastío extendido

La baja votación tiene su ethos en el evidente hastío criollo y mundial con «los políticos» que lo ven como un mundo ajeno y oligárquico (caro, privilegiado y especializado). La representación tradicional colapsa y en el mundo felizmente más horizontal de las redes sociales y la información multinivel de una sociedad que se vuelve escéptica de la autoridad como ídolo y fetiche, se reinstala desde los movimientos sociales, la cultura y las prácticas sociales el consejismo de la «mesa plana», el despoder o «fin del poder» (Moisés Naim), el pensamiento horizontal de la Europa del norte, el antiguo (mapuche) y nuevo federalismo, la  república de los iguales crecen en el disco duro de las personas y los movimientos diversos de indignados activos o pasivos que protestan o se abstienen.

Hoy pierden centralidad tanto el liderazgos burocrático centralizado como el político carismático que intrigaba al mismísimo Max Weber cuando proponía mayor profesionalización y rotación. La ciudadanía del siglo XXI «detesta» el político como profesional especializado a tiempo completo y y con altos salarios, yuxtaposiciones y previsión privilegiada en sus cercanos, es decir, un hastío con la «casta distinta» o las «nuevas burguesías fiscales» al decir de Ortiz.

Las protestas en la zona aymara a los acarreos de electores al altiplano muestra un fenómeno profundo. Chile debe tener tipos de municipios (muchos ad honorem en su despoblamiento) y los dineros ocuparlos en programas locales y no en la mera administración y «políticos». La democracia directa y otras formas de control social ciudadano claman por una mejor política.

2.- Sistema electoral más limpio pero mudo y anómalo.

Hay que celebrar que hubo más igualdad, menos dinero y clientelismo grotesco (pago de cuentas, los lentes made in UDI, y demases), campaña breve y menos contaminación visual. Sin embargo, atentaron el desorden del SERVEL, en registro y poca información de nuevos locales, la poca modernidad (no tenemos voto por carta y otros), y sobre todo, la ausencia de debate y esfera pública.

En democracias avanzadas se envía a los mails y domicilio revista con síntesis de los candidatos y sus propuestas, además, debiera discutirse un representante de lista que pueda participar de debates con apoyo público (radios, foros, asambleas). Sin polémica (Hanna Arendt) ni debate (Habermas) no hay esfera pública, tan sólo nombres que suenan y bosque de nombres. Es decir, no hay ágora ni politización entendida como debate de las cuestiones relevantes para el territorio, agravada en un sistema centralizado de agencias estatales que hace de bajo poder a los gobiernos locales. La falta de contestación y debate explica el aumento de la reeligibilidad de los alcaldes de un 62 a un 73%.

 3.- El gatopardismo de la UDI.

Muchos alcaldes de la UDI renunciaron en los escándalos de corrupción del gremialismo sobre todo su vinculación con PENTA y el aporte millonario a sus campañas. Sin embargo los «independientes» fueron los candidatos únicos y ungidos por la derecha en la estrategia de Chile Vamos. Este fenómeno de supuestos independientes aumentó la tendencia a los apoyos cruzados especialmente de parlamentarios clientelares que apoyaron explícitamente o en forma subrepticia a candidatos «populares».

He aquí una definición clásica del independiente que no es y celebra alborozado con sus líderes de la derecha más dura: gatopardisrmo es la trampa de «cambiar algo para que nada cambie» expuesta en la novela El gatopardo del escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1957).

 4.- El acierto de Renovación Nacional y el Pacto de la matriz (Valparaíso) de hacer primarias versus la recentralización de la Nueva Mayoría

Al igual que el 2012 el partido que más uso el sistema de primarias fue Renovación Nacional lo que le rindió frutos innegables al reclutar y legitimar candidatos. En la vereda opuesta, la  Nueva Mayoría volvió a muchas de las malas prácticas de la antigua Concertación evitando primarias, lo que incentivó legítimas disidencias, algunas de las cuales ganaron pero en otros casos, permitieron el triunfo de la derecha como en Talcahuano, donde una supuesta «encuesta» buscó resolver la competencia entre el nieto y el hijo de dos populares ex alcaldes.

En el caso de lo alternativo efectivo, los movimientos sociales y políticos del llamado Pacto de la Matriz de Valparaíso ungieron a Jorge Sharp tras una primaria ciudadana plural en que participó un arquitecto disidente del PPD, un  abogado ex Chile 1, una lideresa humanista y un dirigente social. En dicha diversidad comenzó el crecimiento de la estrella emergente de las municipales.

 5.- Porcentaje de concejales: no es lo mismo una lista que tres.

La Nueva Mayoría se refugia en su porcentaje de concejales, pero no es lo mismo una lista (Chile Vamos) que  las tres que llevó la Nueva Mayoría y que le permitió reclutar muchos liderazgos incluyendo segmentos críticos que no optaron por las listas alternativas por su baja plausibilidad en la dispersión. Uno de los datos irrefutable es que radicales con el protagonismo de Guillier logran su mejor resultado en democracia.

 6.- Identidad semi grupuscular en los grupos «alternativos» y la ausencia del esquivo Frente Amplio

En esta elección se vivió una suerte de regresión semi grupuscular en el mundo extraparlamentario o alternativo, incluso retrocediendo respecto a procesos anteriores en que había habido colaboración humanista ecologista, entre otros. El mundo diverso tuvo bajísima articulación, sumando en torno al 12% en siete listas diferentes y un resultado mediano-bajo en concejales: El estreno de los «jóvenes» ( 8 RD y autonomistas) , ecologistas con PODER (14 y buenos porcentajes en algunas alcaldías), PH con liberales (18 concejales y el triunfo en Arica) , Igualdad, Unión Patriótica,  los grupos regionales (40 en total), además del «vetado» PRO por el financiamiento irregular que obtuvo 27 concejales.

La endogamia se hizo patente, casi nulo en alcaldes- con las notables excepciones de Valparaíso y Arica-, y en torno a 40 concejales que pudieron ser 200. Es decir, la identidad como prioridad casi en la fetichización endogámica,  prueba y ensayo, purismo en vez de instrumento de transformación en diversidad. Una suerte de neoliberalismo organizacional en quienes aspiran a la sustitución del «capitalismo depredador». El Frente Amplio uruguayo (de socialistas revolucionarios a liberales) y el PODEMOS español (izquierdistas, indignados de centro y regionalistas autonomistas) se conforma de emergentes y disidentes, diversas generaciones y realidades territoriales. Dicha amalgama (o alquimia) está en veremos en Chile.

 7.- Estreno mediano de los partidos regionales 

Los partidos regionales que fueron de inmediato perseguidos por el duopolio (se abrió una «primavera» cumpliendo su palabra Bachelet en medio de pactos para cambiar binominal, pero luego la derecha y la NM los puso mayores exigencias que la dictadura), emergieron con resultados diversos, mostrando agendas territorialistas de valor (coparticipación en renta minera en el norte, preocupación por campesinos en Colchagua, autonomismo mapuche con modelo alternativo de desarrollo, giro ambiental en Aysén).

Una buena elegibilidad de concejales obtuvo el FREP en Atacama (9) , MIRAV en O’ Higgins (sobre todo en Colchagua) y cuatro Democracia regional en Los Lagos. Norte Verde y Walmapuwen solo uno, pero por décimas cerca de «varios». También se puede considerar «regional» los concejales del MAS (20) concentrados en Bío Bío, parte de ellos partidarios de PAIS. Las propias exigencias de fusión y empoderamiento genera activas conversaciones para converger en una fuerza que exprese al regionalismo verde y progresista.

 8.- El resultado diverso de las «otras» centro derechas y el éxito del liberalismo progresista de Mirosevic.

Amplitud se atrevió a llevar lista en solitario en las regiones donde se inscribió obteniendo 19 concejales. Mayor rendimiento al pactar obtuvieron el PRI con Evopoli al interior de Chile vamos, al obtener sumados el 5% y 80 concejales. Queda la pregunta si Amplitud se aliará con Velasco (Todos, Ciudadanos), para intentar aglutinar la idea liberal o sucumbirán al crecimiento de la derecha piñerista.

El liberalismo plebeyo o progresista de Vlado Mirosevic se alió con humanista, MIRAV y  se distancia de la pretensión de centro liberal único. El éxito de ganar la alcaldía de Arica lo convierten en un territorio en que expresa la renovación de centro izquierda y progresista versus la corrupción y malas gestiones de la derecha e izquierda tradicional. Miran la posibilidad de ser protagonista del eventual Frente Amplio si este no se eclipsa y restringe al izquierdismo estudiantil.

9.- La fuerza de las alcaldías independientes y la valentía contra la corrupción.

El norte sigue mostrando el poder de los independientes en y fuera de pactos (Iquique, Antofagasta, Copiapó), así como comunas donde se derrotó a caudillos, Macul, Hualpén, entre muchos.  Suman un 17% tanto  los independientes reelegidos (Quilicura)  como los nuevos. Abunda el discurso contra la política tradicional, la reeligibilidad sin fin y la corrupción, además del estilo más amable, la sencillez y la apertura a las agendas transformadoras.

10.- La derrota de los aperturistas en campañas y cerrados en la gestión.

Finalmente, se aprecia un fracaso de reeligibilidad de gestiones medianas e incluso con innovaciones significativas que no lograron reeligibilidad, como Santiago y Providencia. Además del factor de crítica al gobierno y de territorios con alta votación derechista, otra explicación para la derrota es que en Santiago se articuló en la campaña anterior una coalición amplia que no fue convocada a gobernar (primó el «partido del Orden», el reformismo plural en campaña y luego la Concertación en la gestión).

En el caso de Providencia hubo mayor innovación social y participación ciudadana, pero el segmento de centro derecha indignado con el homenaje de Labbé al criminal Krasnoff no fue convocado a protagonizar con fuerza una gestión territorial sinceramente progresista. La existencia de coaliciones socio-políticas en los territorios con segmentos claves es una clásico en las disputas emblemáticas. Lecciones para el 2017 en que el pasado puede ser una pesadilla.

 

 

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