El sacerdote jesuita no solo se ha mostrado abierto a dar beneficios a violadores de derechos humanos que tengan enfermedades terminales, el religioso ha declarado como testigo en casos de delitos de lesa humanidad a favor de algunos procesados. El año pasado compareció para hablar en buenos términos del general en retiro Luis Ramírez Pineda, quien tuvo a su cargo del regimiento Tacna el 11 de septiembre de 1973.
Miércoles 28 de octubre de 2015. El reloj marca cerca de las nueve de la mañana y el sacerdote jesuita Fernando Montes da un breve testimonio sobre Luis Joaquín Ramírez Pinera, ex general de Ejército procesado en varias casusas de derechos humanos y condenado en primera instancia en diciembre del año pasado por el caso Caravana de la Muerte episodio Curicó. Sin embargo, el militar no pisó Punta Peuco porque murió en febrero de 2016. El religioso fue como testigo de conducta de quien estuviera a cargo del regimiento Tacna el 11 de septiembre de 1973 a quien se le imputaron en su momento secuestro y homicidio calificado de personas que estaban en La Moneda y que fueron trasladados a dicho regimiento.
Fernando Montes fue el primero en exponer y dijo: “Me pidieron que diera un testimonio sobre Joaquín Ramírez. Yo personalmente no fui testigo directo de hechos delictuosos cometidos por él en 1973, sin embargo lo conozco a él desde hace más de 30 años, conozco a su familia, en especial a su esposa y a un hijo sacerdote, lo cual me ha permitido hacerme una opinión bastante fundada de sus valores y modo de proceder. De lo que yo he podido ver, creo que es una persona muy honorable, pacífica y en su momento nadie me reportó acusaciones contra él. Personalmente hubiera deseado declarar más pero es todo lo que puedo decir”.
El sacerdote fue uno de los testimonios presentados ante la Corte de Apelaciones. Diligencia donde también participó Julen Gallastegui, un cercano a la familia del general en retiro, quien aseguró que “Don Luis Ramírez nunca había participado o permitido hechos como los que se le imputan”.
Para Cristián Cruz, abogado que estuvo presente en dicha diligencia, el acto ecuménico de este viernes en Punta Peuco y la visión del padre Montes van en el camino incorrecto cuando la justicia no ha sido total respecto de las víctimas de la dictadura. “Como buena opereta hay un guión, un director, actores -algunos simples bufones- y una difusión previa, de la que esperan aplausos, para lo cual el claque ya está listo y dispuesto. Pocas dudas tengo que al terminar esta misa haya ovación final como espera y añora el sacerdote Montes. Digo sacerdote, porque en ese rol o bajo ese manto participa don Fernando Montes. Cada cual cree y apoya las causas que estima, pero cuando uno o más sujetos, desde espacios públicos o valiéndose de sus cargos, que dicen actuar como ecuánimes autoridades o personalidades, para así tratar de obligar a la sociedad, a las víctimas y a sus familiares, mediante chantajes emocionales, a que permitamos la impunidad, sólo nos cabe hablar seriamente y oponernos a ese proceder, ya que insisto no se trata de actuaciones particulares, sino que iniciativas convocadas o al menos facilitadas desde el Estado, asegura el abogado.
El polémico “perdón”
Familiares de militares condenados en Punta Peuco afirman que de haber gestos estos serán particulares y no un acto colectivo porque a juicio de la gran mayoría de los oficiales en retiro “se les ha condenado injustamente y no pedirán perdón”. De hecho la publicidad de este acto que según fuentes de El Mostrador es habitual en estas fechas en el recinto de Til Til, ha molestado por la gran diferencia es que ahora dicha ceremonia contará con la presencia de un sacerdote evangélico y del sacerdote jesuita Fernando Montes, quien aseguró que no se puede dejar de sumar a esta iniciativa si existe deseo de pedir perdón.
Consultado por El Mostrador, el abogado de militares condenados en Punta Peuco y de la multigremial de las FF.AA.(r), Raúl Meza, afirma en el acto ecuménico no todos están dispuestos a pedir perdón y que se debe moderar las expectativas de dicha ceremonia. “Me parece que el acto de reconocimiento personal, espontáneo y voluntario que harían algunos internos de Punta Peuco es un acto de justa reparación espiritual que se hace a las familias de las víctimas de DD.HH. pero este no tiene ningún sentido si no hay actitudes de misericordia y perdón por parte de ellas. La justicia termina cuando empieza la caridad y es esta la que están pidiendo los internos con enfermedades terminales de Punta Peuco. Sin duda, que existen otros internos de Punta Peuco que legítimamente no están dispuestos a pedir perdón ya que consideran que han sido injustamente condenados por fallos fundados en simples presunciones judiciales y ficciones jurídicas sin que existan pruebas directas de participación en los delitos que se les imputan”, asegura el abogado.
Dentro de los internos que realizarían algún gesto durante el acto ecuménico de este viernes en el recinto de Til Til, estarían el condenado por el caso Tucapel Jiménez, Carlos Herrera Jiménez, quien ya ha pedido perdón en otras ocasiones. Algunas personas aseguran que el ex fiscal militar y hace poco interno de Punta Peuco, Fernando Torres Silva, también podría realizar algún gesto. Incluso el ex DINA, Raúl Iturriaga Neumann, aunque estos dos últimos, según sus cercanos no tienen alguna confirmación de que pedirán perdón o concretarán alguna acción. Quien se contactó varias veces, según cuentan personas que visitan el penal, para pedir perdón fue el suboficial Claudio Salazar, quien participó en el caso Degollados. Hoy está con libertad condicional tras el fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago a inicios de este mes que le otorgó dicho beneficio luego de casi 24 años en prisión. Eso sí, falta el fallo de la Corte Suprema para ver si mantiene la libertad condicional o revoca dicha resolución y vuelve a Punta Peuco.