El Instituto Nacional de Derechos Humanos analizó la falta de profesionales en la regiones más apartadas del país. De acuerdo a los datos reportados en el informe, más de un millón y medio de personas se encuentran en espera de atención médica y 240 mil aguardan una cirugía para patologías no AUGE.
La discusión sobre el derecho a la salud ha continuado formando parte del debate público, sobre todo cuando se abordan las deficiencias del sistema público de atención. El informe anual 2016 del Instituto Nacional de Derechos Humanos actualizó las cifras y ofreció una serie de recomendaciones al Estado para mejorar la situación actual. En esta edición, el reporte se concentró en las diferencias en el acceso a la salud pública existentes entre la Región Metropolitana y el resto del país.
Los datos muestran que a nivel nacional existen 36 mil médicos. Y la gran mayoría se concentra en las regiones Metropolitana, del Bío Bío y de Valparaíso. A esta concentración se agrega que, según el Ministerio de Salud, para una atención adecuada faltan 3.795 médicos especialistas.
Esta realidad es especialmente grave en las regiones extremas del país. Si en los hospitales públicos de Santiago trabaja el 40% de los especialistas, en los de la Región de Tarapacá solo lo hace el 1.5%, en tanto que en Aysén el 1.4% y en Magallanes, el 1.6%.
Según los datos reportados en el informe, más de un millón y medio de personas se encuentran en espera de atención médica y 240 mil aguardan una cirugía para patologías no AUGE, al mes de agosto de 2016.
Más allá de las cifras, esta realidad tiene implicancias para la sobrevivencia a enfermedades graves. Así lo indicó Marcia Tijero, socióloga de la Unidad de Estudios del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH): “La posibilidad de sobrevivir a un evento complejo de salud es radicalmente distinta, dependiendo del lugar donde se encuentra un paciente”. Esto, porque en las localidades más apartadas no existe atención y no siempre las posibilidades de traslado son las óptimas. De esta manera, “el derecho a la vida no está igualmente garantizado si tú estás en Santiago o en una comunidad de Magallanes u otra alejada”, agregó Tijero.
La realidad que enfrenta la salud en regiones manifiesta una situación de precariedad e implica que una parte de la población del país enfrenta dificultades para acceder a una atención oportuna y de calidad. El informe sostiene que la inequidad en las regiones es uno de los principales problemas en el pleno ejercicio del derecho a la salud en Chile. A esto se suman los problemas de cobertura específicos para diferentes grupos de población dentro de cada región, por ejemplo, pueblos originarios, personas con menos recursos económicos o migrantes.
Por esta razón, el INDH recomendó al Estado elaborar estadísticas y datos más detallados de estos grupos específicos. “Si bien el sistema de recopilación es bueno, falta registrar datos que permitan identificar las condiciones específicas de ciertos grupos. Por ejemplo, información desagregada por etnia de tasas de mortalidad materna, que es un dato que hoy no existe y no sabemos si hay algún fenómeno en este grupo”, puntualizó Tijero.
Cabe mencionar que no solamente existen deficiencias en cuanto a médicos especialistas en el sistema público. La falta de enfermeras también es preocupante. A nivel nacional, existen 4,2 enfermeras por cada mil habitantes, siendo que el promedio de la OCDE es de 8,8 enfermeras cada mil habitantes. En cuanto a la proporción de enfermeras por cada médico, los mayores déficits se muestran en las regiones de Aysén y Valparaíso.
Para atacar específicamente la falta de especialistas, el gobierno actual está desarrollando un programa que pretende formar 4.000 médicos especialistas, aumentando el aporte a las universidades para que puedan ampliar sus cupos. Sin embargo, señala el informe que “este esfuerzo se encuentra con la realidad de que una vez realizada la beca, muchos de ellos/ellas migran al sector privado”.
El consultor de la Oficina Panamericana de la Salud, César Gattini, señaló –entrevistado para el informe– que “el punto de la formación, si lo concentramos solo en las especialidades médicas, es una brecha que no se puede resolver, aunque gastemos lo que gastemos en PIB nacional, porque no es una discusión de recursos, es una discusión de modelo”.