El principal resultado del informe establece que las comunas donde las personas se expresan de manera apelativa –es decir, dirigiéndose explícitamente a otros– tienen mayor participación electoral. También se analizaron otros aspectos del discurso, como lo positivo de los tuits, el uso de lenguajes comunitario y abstracto. La tendencia también puede ser opuesta en otras zonas: a mayor positividad, abstracción o comunidad, menor participación. “Sin embargo, el efecto de esas tres categorías es más tenue”, explica uno de los autores, miembro del Data Science Institute de la UDD.
Las elecciones municipales del año 2016 marcaron un precedente que encendió las alarmas en el mundo político y también dentro de los entendidos en el análisis electoral. Por primera vez, desde 1992, Chile rompió el récord de abstención. En octubre del año pasado, 65% del electorado decidió no ir a las urnas. Del total de 14.121.316 del padrón electoral, votaron poco más 4,8 millones, un golpe bajo para todos los intentos por recobrar la confianza y el respaldo a los procesos electorales que ha hecho el mundo político e institucional con distintas medidas, como la reforma a la Ley Electoral.
Desde que se vislumbraron estos resultados –que no son únicos en el mundo, ya que es un síntoma que se ha identificado en otras consultas, como por ejemplo el Brexit en Gran Bretaña–, comenzaron las incógnitas respecto a los indicadores de por qué esto ocurre y cómo se pueden ir identificando tendencias al respecto. El académico de la Universidad del Desarrollo (UDD), Eduardo Graells-Garrido –miembro del Data Science Institute de dicha casa de estudios–, junto con el investigador Ignacio Pérez, identificaron algunas tendencias en Twitter.
“Si observamos las últimas elecciones importantes a nivel global y local, como la de los EE.UU, el Brexit o el plebiscito sobre el acuerdo de paz con las FARC en Colombia, veremos que los resultados esperados no se cumplieron. No lo hicieron porque las personas no están participando. Y en las elecciones municipales observamos el mismo problema, con niveles de abstención alarmantes. La discusión política se ha centrado en buscar causales en el voto voluntario, en la representatividad de los políticos o en la desigualdad del ingreso”, pero no explícitamente en los puntos que dicen los votantes, indica Graells-Garrido.
Es por ello que la investigación de los señalados autores se centra en el análisis de 15 mil tuits y la abstención en todas las comunas de la Región Metropolitana. El principal objetivo fue analizar si existe una diferencia entre el discurso de las comunas con mayor abstención y aquellas que presentan menores índices en las Municipales del 2016. Para ello, se analizó y georreferenció el citado número de tuits, realizados en Santiago desde julio a octubre del 2016.
Basándose en los principios del análisis de Twitter y la escritura, construyeron la hipótesis de que “la manera en la que las personas se comunican muestra implícitamente sus intenciones de participación electoral”. Como piloto se enfocaron en el Área Metropolitana de la capital y dividieron las comunas según cómo participaron electoralmente. “Luego de eso tomamos los tuits georreferenciados en ellas, considerando una ventana temporal de tres meses, e identificamos la semántica de los tuits publicados, utilizando herramientas de análisis de discurso”, detallan.
El principal resultado del estudio establece que “en las comunas donde las personas se expresan de manera apelativa, es decir, dirigiéndose explícitamente a otros, tienen mayor participación electoral. También analizamos otros aspectos del discurso, como lo positivo de los tuits, el uso de lenguaje comunitario y el uso de lenguaje abstracto. La tendencia es opuesta: a mayor positividad, abstracción o comunidad, menor participación. Sin embargo, el efecto de esas tres categorías es más tenue”, explica Graells-Garrido.
[cita tipo=»destaque»]Para Graells-Garrido este estudio ayuda a fortalecer la tesis de que “la realidad virtual también es real. Allí nos comunicamos con otras personas y tenemos sensaciones tan reales como las que tenemos en el mundo físico. Tanto lo que pensamos y nuestras actitudes sobre los procesos del mundo físico terminan permeando lo que posteamos”.[/cita]
Pérez, por su lado, asegura que “parte de las conclusiones es que podemos encontrar diferencias en el lenguaje entre comunas con diferentes niveles de participación política. Eso se ve reflejado en el espacio de las redes sociales”. Esto significa ,que en comunas que tuvieron una gran abstención en la Región Metropolitana –como La Granja (79%), La Pintana (78%) y Santiago Centro (77%)–, se identificaron tuits con mayor sentido de comunidad y cercanía. Por el contrario, en sectores con un índice de desarrollo humano mayor, se registraron menores porcentajes de abstencionismo. Por ejemplo, en las comunas de Providencia, Lo Barnechea y Vitacura se observaron tuits que eran mucho más “apelativos a un tú, a un individuo”, explica el investigador.
Agrega que estos resultados sirven para avanzar en un análisis del abstencionismo, dentro de un contexto en donde “es difícil predecir los resultados de las elecciones. A través de poder identificar estas diferencias en el lenguaje se puede identificar cómo cambia la abstención electoral. Entonces, esta abstención no es constante en todas las comunas y está marcada por la distorsión”, puntualiza el académico.
Respecto a si estos resultados pueden marcar un precedente para las elecciones parlamentarias de este año, el investigador de la UDD asegura que “creemos que el fenómeno sí es equiparable para este año, ya que el gobierno local debiese ser de mayor impacto inmediato para las personas que el gobierno global. Por eso nuestra intención es poder identificar los factores que permitan motivar a la gente a participar. Si no, todos salimos perdiendo”, sostiene.
El estudio, que aún se encuentra en proceso de finalización, pero que fue expuesto en el “B4” –el campamento de investigación intensivo del Centro de Investigación en Complejidad Social de la UDD y el Macro Connections Media Lab del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) –, abre una ventana para un nuevo análisis a partir de las redes sociales. Esto, partiendo de la premisa que hasta ahora se ha impuesto, de que este espacio está concentrado en una élite que tiene acceso a dichas redes y que sabe comunicarse a través de ellas.
Para Graells-Garrido este estudio ayuda a fortalecer la tesis de que “la realidad virtual también es real. Allí nos comunicamos con otras personas y tenemos sensaciones tan reales como las que tenemos en el mundo físico. Tanto lo que pensamos y nuestras actitudes sobre los procesos del mundo físico terminan permeando lo que posteamos, independientemente de que estemos en una realidad virtual. Por eso creemos que seremos capaces de explicar parte de la abstención: quién vota, quién no y por qué”.
Asimismo, plantea que aún no es posible señalar que, de a poco, la plaza pública y el desarrollo social se están trasladando hacia espacios como las redes sociales, ya que no se está cumpliendo con la regla de que los actores interactúen entre sí.
“Usualmente la discusión, aunque tenga dos actores, es unilateral –por ejemplo todo lo que dice Trump en Twitter–, debido a nuestros propios sesgos: comunicarnos con los que piensan como nosotros y aceptar solamente la información que corrobora nuestros puntos de vista. Entonces, ¿cómo avanzar en la mejor dirección? No solamente tenemos un desafío personal, que consiste en ser más tolerantes, sino que las redes sociales deben proveer mecanismos para explorar la información de manera distinta, porque las interfaces actuales refuerzan nuestros sesgos, sobre todo porque las redes se adaptan para captar nuestra atención por tiempos que cada día se prolongan más”, concluye el académico.