Como una verdadera teleserie venezolana ha sido la última semana de discusión del proyecto de “Aborto en tres causales”. Por segunda vez el Gobierno ve retrasado su despacho, producto de “fuego amigo”. Primero fue el senador Zaldívar (DC) y ahora dos diputados radicales, José Pérez y Fernando Meza, quienes, debido a un “pareo” con diputados de Chile Vamos, no votaron una indicación que necesitaba cuórum calificado, razón por la que el proyecto pasó a Comisión Mixta. Los principales dardos apuntan al rol del Partido Radical, por no “ordenar sus filas” con una de las principales iniciativas de la actual administración. Por otra parte, el equipo de la Segpres también está en el ojo del huracán, ya que de ellos dependía tener claridad de los votos de la Nueva Mayoría.
Como un verdadero “bochorno” para el oficialismo fue calificado el paso a Comisión Mixta de la “Ley de Aborto en tres causales”. El Gobierno ya sacaba cuentas alegres, habían logrado la difícil tarea de que los senadores aprobaran la causal de violación, por lo tanto, el paso por la Cámara no debía ser más que un “mero trámite” y todas las fuerzas estaban concentradas en la defensa ante el Tribunal Constitucional (TC), recalcan desde el oficialismo.
Pero no fue así, por la falta de voto a favor del artículo que entregaba atribuciones y competencias a los Tribunales de Justicia, en el caso de que las menores de 14 años decidan interrumpir su embarazo –en cualquiera de las tres causales– y no tengan la autorización de alguno de sus tutores legales. De esta forma, uno de los principales proyectos de la agenda de género de Michelle Bachelet se ve nuevamente dilatado por la acción de la derecha, ayudado esto por el “fuego amigo” del oficialismo.
La medida, que fue ingresada en el Senado, necesitaba cuórum calificado para poder pasar la Cámara, pero le faltó un voto. Solo obtuvo 66, 40 en contra y una abstención, del diputado Marcelo Chávez (DC), quien había adelantado su negativa ante el proyecto en diversas ocasiones. Los falangistas Jorge Sabag e Iván Flores rechazaron la medida, lo que estaba “en las proyecciones de la bancada” y había sido informado al Ejecutivo, según el diputado Víctor Torres (DC), pero los que descalibraron absolutamente el panorama fueron los radicales José Pérez y Fernando Meza, quienes no votaron, porque estaban pareados.
Al interior de la Cámara existía consciencia respecto al peligro que podía significar esta iniciativa, es más, “era la única que podía llevar al proyecto a mixta”, reconocieron ayer, tras la discusión del proyecto, que en la nomenclatura legislativa alude a un acuerdo entre dos diputados de distintos Comités, a través del cual, durante un plazo determinado, se comprometen a no participar en ninguna votación si uno de ellos está ausente.
Pese a esto, los ánimos de los ministros de Estado estaban arriba y, justo antes de entrar a la Sala, aseguraron que tenían los 67 votos requeridos para aprobar el proyecto en la jornada del jueves y así alivianar la presión ante el TC.
[cita tipo=»destaque»]Tanto en La Moneda como en las bancadas de la Nueva Mayoría aseguraron que ambos diputados PR “usaron como mala excusa” el pareo, para no asumir públicamente que no respaldarían la iniciativa gubernamental y que tuvieron miedo de votar a favor, ya que en sus distritos es sabido que un porcentaje significativo del electorado profesa la fe evangélica. “Como se están jugando la reelección en las elecciones del 19 de noviembre”, agregaron en la coalición, “les importó más salvarse ellos”.[/cita]
Luego de que se asegurara el paso a la Comisión Mixta, fueron los parlamentarios de derecha los que celebraron. María José Hoffmann (UDI) consignó que “los milagros pasan, se cayó la aplanadora y aborto”, aunque la diputada Claudia Nogueira recalcó que, a pesar de que es un triunfo, “no es tan grande”. Su par Karla Rubilar no pudo disimular su molestia ante lo ocurrido y apuntó sus dardos tanto a la derecha como a los parlamentarios oficialistas que estaban pareados. Ella recalcó que este era “un resquicio” para dilatar la discusión del proyecto. Por su parte, Daniel Núñez (PC) indicó que “la derecha quiere impedir la ley por secretaría”.
Para el diputado frenteamplista Gabriel Boric, esta es una “situación que daña a la democracia chilena”, sobre todo en un Congreso compuesto en un 85% por hombres que decidieron por las mujeres. Afirmó que la derecha intentó “dejar sin cuórum la votación” y que “el Gobierno no fue capaz de aprobar un proyecto emblemático para su administración”. Apuntó a los parlamentarios oficialistas que “mediante resquicios administrativos decidieron esconder su posición política” e hizo un llamado al Ejecutivo a asumir su responsabilidad, pues “son sus parlamentarios los que, al final del día, no entregaron los votos para tener este primer paso para dignificar la vida de las mujeres”.
Después de la derrota y la lluvia de declaraciones públicas de los diputados a la salida de las sesión, el ministro Eyzaguirre y sus pares de la Segegob, Paula Narváez; del Sernam, Claudia Pascual; y de Salud, Carmen Castillo, se reunieron a puertas cerradas en la sala de ministros de la Cámara de Diputados. Durante más de una hora permanecieron en conversaciones con La Moneda, contactaron a otros secretarios de Estado, consultaron los lineamientos a seguir y, de paso, habría llegado un reto “directo” al equipo de asesores y operadores de la Segegob, indican desde Palacio.
Concluida la cita, las autoridades hicieron un punto de prensa, la vocería la tomó la ministra Pascual, quien intentó poner paños fríos a lo sucedido y, bajando las cuotas de dramatismo, aseguró que el proyecto continúa en tramitación y que el paso a la Comisión Mixta estaba dentro de lo contemplado, “tal cual la institucionalidad lo dice”. Agregó que “es solo en un aspecto acotado y, por tanto, como Gobierno tenemos la convicción de que este proyecto sea ley (…). Como Gobierno estamos preparados para enfrentarlo”, enfatizó Pascual.
En medio de su visita en Argentina, la Presidenta Michelle Bachelet también se refirió al paso del proyecto a Comisión Mixta. Sostuvo que “hay temas donde no es factible llegar acuerdo” y añadió que «si usted ve las encuestas, el 70, 80 por ciento de los chilenos está a favor de la despenalización por tres causas, pero la oposición vota en contra».
Entremedio del impacto, el enojo y la decepción que se desató en las huestes oficialistas por el traspié sufrido en la Sala de la Cámara de Diputados, comenzaron las recriminaciones internas en la Nueva Mayoría y en el Gobierno, buscando los responsables políticos directos de haber perdido por solo un voto la posibilidad de que el Congreso despachara la iniciativa.
Por una parte, las miradas de la coalición y La Moneda apuntaron a la Segpres y su titular, Nicolás Eyzaguirre, quien tiene la tarea política precisamente de llevar adelante el vínculo permanente con las bancadas parlamentarias y contar los votos. “No amarraron bien los votos, así de simple”, se lamentaron en el Ministerio del Interior ayer en la tarde.
En paralelo, en los pasillos del Congreso el enojo no se escondía entre los asesores del Ministerio de la Mujer, quienes daban por hecho que sus pares de la Segpres no “habían hecho la pega”, que el trabajo no habría sido realizado minuciosamente y terminó siendo un “balde de agua fría” para un proyecto que lleva más de dos años de tramitación.
Pero las principales culpas apuntan al Partido Radical, ya que sus parlamentarios fueron los que “incumplieron” el compromiso que habían adquirido 24 horas antes con los asesores de la Segpres, en cuanto a dar el voto en la Sala a toda la iniciativa de despenalización. “El diputado José Pérez juró de rodillas a la Segpres que iba a votar a favor”, se lamentaron en el Ejecutivo.
A pesar de esto, la diputada Marcela Hernando (PR) reconoció públicamente que, como bancada, se enteraron del pareo de los diputados de su partido, Meza y Pérez. “Sabíamos que estaban pareados y el diputado Meza venía llegando del extranjero”, dijo Hernando y agregó que se les “explicitó la necesidad de no ir a pareo a ambos parlamentarios, pero habría sido la derecha la que no aceptó que se rompiera el pareo, a pesar de que en casos de cuórum calificado los pareos no modifican el umbral de votación».
“Aquí hubo parlamentarios que se parearon, sabiendo que no sirve absolutamente de nada cuando hay normas de cuórum que deben ser votadas”, sentenció molesto el presidente de la Cámara de Diputados, Fidel Espinoza (PS).
En el eje progresista de la Nueva Mayoría cuestionaron con dureza al parlamentario Pérez, quien estaba en la Sala al momento de votar, pero no lo hizo, pese a su condición de jefe de los radicales en la Cámara, y en el oficialismo advirtieron del “daño” que le hace a la alicaída candidatura presidencial de Alejandro Guillier, quien públicamente –en sus intervenciones y con sus votos el martes en la noche en el Senado– había respaldado todos los puntos del proyecto de ley.
Los dardos en el oficialismo también apuntaron a la responsabilidad política del timonel radical, Ernesto Velasco, y en el Gobierno había molestia porque el dirigente no estaba en el Congreso esta semana que era clave y que no ejerció su rol de presidente para alinear a sus parlamentarios. Hasta el candidato proclamado y levantado por los radicales, Alejandro Guillier, reconoció el error: “No estuvimos a la altura de las circunstancias”, dijo, al tiempo que añadió que “nadie intentó alinear a nadi,e porque se sobreentendía que estamos todos comprometidos”.
Velasco hizo frente a las críticas y respondió con una declaración pública en la que rechazó «categóricamente que (…) dos diputados del PR, bajo la figura del pareo, no hayan votado y no hayan estado comprometidos con un proyecto de esta naturaleza, que nos representa fielmente como partido laico y centenario”. Además, advirtió a Meza y Pérez: “Espero que ellos asuman su responsabilidad y den una buena explicación, no solo a nosotros como PR sino también a toda la sociedad chilena”.
El diputado Pérez respondió a los dichos del timonel de su partido y de Guillier. Al respecto, aseguró que el pareo era un “compromiso de honor” y que él no podía dejar de cumplir un compromiso con un colega. “Yo sabía perfectamente bien que yo no tenía derecho a votar”, señaló. Según el parlamentario, desde el Gobierno le pidieron en diversas ocasiones que respaldara la iniciativa, pero él les advirtió que, respecto de este “proyecto, por lo sensible y lo delicado que era, yo estaba pensando mi votación”. Ante la pronta votación del mismo artículo, luego de que pase por Comisión Mixta, Pérez indicó que en dicha ocasión dará a conocer su posición.
Pero si Pérez fue fustigado por el oficialismo, a Meza le van a caer las penas del infierno. En el Congreso explicaron que el diputado radical se encontraba fuera de Chile en la reunión de Parlatino junto a sus pares Tucapel Jiménez y Christian Urízar, que se les mandó a llamar para que regresaran a Chile cuanto antes y llegaran a votación en la sesión convocada para las 12:30 horas.
Los tres viajaron la noche del miércoles, aterrizaron cerca de las 8:00 de la mañana de ayer y se les puso un auto para trasladarlos rápida y directamente desde el aeropuerto hasta la sede del Congreso en Valparaíso. Pero al hemiciclo solo llegaron Jiménez y Urízar, ya que el diputado Meza se fue desde el aeropuerto con destino desconocido y apagó su celular.
Tanto en La Moneda como en las bancadas de la Nueva Mayoría aseguraron que ambos diputados PR “usaron como mala excusa” el pareo, para no asumir públicamente que no respaldarían la iniciativa gubernamental y que tuvieron miedo de votar a favor, ya que en sus distritos es sabido que un porcentaje significativo del electorado profesa la fe evangélica. “Como se están jugando la reelección en las elecciones del 19 de noviembre”, agregaron en la coalición, “les importó más salvarse ellos”.
A pesar de que en La Moneda intentaron poner paños fríos ante la evidente descoordinación al interior de la bancada oficialista, los plazos para afrontar un Tribunal Constitucional empatado, pero bajo una dirección política “más cercana” al oficialismo de la mano de Carlos Carmona, le pisan los talones, prácticamente los pies completos, al proyecto.
Esto, debido a que tras la aprobación en Comisión Mixta y posterior despacho del proyecto, se abre un plazo de diez días para que los parlamentarios de Chile Vamos ingresen sus argumentos al TC, luego este organismo tiene un plazo de quince días para declararla admisible e iniciar su discusión. Si en el Congreso no sesiona durante la próxima semana la Comisión Mixta y lo aplaza a vuelta de la semana distrital, tal como indicó la ministra Pascual, el proyecto no alcanzará a ser tramitado en el TC antes del cambio de su presidencia.
Por lo tanto, La Moneda necesita que el Tribunal Constitucional discuta el proyecto antes del 29 de agosto, fecha en que asumirá el abogado ultraconservador, Iván Aróstica, quien debe dirimir ante un posible empate.
Ayer en la tarde en La Moneda coincidían en que se calcularon nuevamente los tiempos y, si bien el escenario se puso cuesta arriba, afirmaron que aún alcanza para que Carmona saque adelante el proyecto en el TC. “Estamos al filo, justo, no se puede retrasar más”, sentenció un alto asesor de Palacio.
Ahora la pelota está en la cancha del Senado, ya que la Cámara definió los nombres para la Comisión Mixta: los diputados Víctor Torres (DC), Marco Núñez (PPD), Leonardo Soto (PS), Claudia Nogueira (UDI) y Nicolás Monckeberg (RN). La principal paradoja es que la aceleración de los plazos depende, en gran medida, de quien significó un verdadero dolor de cabeza para el Ejecutivo en la tramitación del proyecto, el senador Andrés Zaldívar, quien preside el Senado y debe convocar a los parlamentarios para definir los nombres integrantes de la Comisión Mixta.
De todas formas, el panorama de una tramitación en plena semana distrital “se ve difícil”, según los parlamentarios oficialistas, puesto que los días en los distritos son fundamentales en un año de elecciones, principalmente para los senadores que van a reelección, quienes “claramente ya están en campaña”, agregan desde el Legislativo.