La oficial de gobernabilidad del PNUD Chile, Marcela Ríos, dijo que al organismo le preocupa que el 36% de participación registrado en las elecciones municipales pasadas se «normalice», por lo que está impulsando la campaña «¡Ahora Vota!», de cara a los comicios presidenciales y parlamentarios del 19 de noviembre.
La escasa participación electoral en las pasadas elecciones municipales, que llegó al 36 por ciento, dejó a Chile muy por debajo del promedio mundial entre los países con el sistema de voto voluntario y a un nivel que exhiben naciones con frágiles democracias o graves problemas institucionales.
«Es una anomalía», dijo la oficial de gobernabilidad del PNUD Chile, Marcela Ríos, en el programa La Semana Política de El Mostrador Televisión, oportunidad en la que dio a conocer la puesta en marcha de la campaña «¡Ahora Vota!», que busca revertir la tendencia y evitar que la alta abstención se normalice tras los comicios presidenciales y parlamentarios del próximo 19 de noviembre.
«No es una tendencia habitual que democracias estables pasen por bajas tan agudas. Cuando miras el nivel de participación electoral de 36%, solo hay países como Libia, Congo o Túnez, es decir, no hay democracias estables, sino que países con situaciones excepcionales, sin tradición democrática o con quiebres democráticos muy fuertes», dijo.
Y detalló que en América Latina solo Colombia ha presentado niveles de participación por debajo del 50%, lo que se explica por el medio siglo de conflicto con la guerrilla de las FARC y de otros grupos que dominaban una parte importante de su territorio.
Marcela Ríos dijo que el tema ya no es volver al voto obligatorio, que utiliza tan solo el 23 por ciento de los países del mundo, la mayoría de la región, y explicó que los niveles de participación «normales» en aquellos con tradición de voto voluntario es de alrededor de 60%.
«Ciertamente acá hay un tema particular y por eso hemos dicho que hay que hacer algo, porque nos preocupa que se naturalice esto», advirtió. Aclaró, sin embargo, que lo que ocurre en Chile en ningún caso constituye una amenaza al sistema y que más bien tiene que ver con «un conjunto de reglas del juego que no han ayudado. El sistema de inscripción que teníamos era malísimo y demoramos 20 años en cambiarlo, el sistema binominal no ayudaba y tampoco los problemas con el órgano regulador y el padrón. Hay además un déficit de educación cívica y un distanciamiento con la política».
Esto último lo atribuye en cierta medida a que «tenemos el diseño de una democracia exclusivamente representativa sin prácticamente dimensiones participativas, con una participación que ha estado funcionando mal, entonces la mezcla no es buena».
Por eso plantea que el sistema debe fortalecerse incorporando a su dimensión representativa otros mecanismos de participación. «Hay que tener consultas, hay personas que, por ejemplo, están discutiendo sobre la iniciativa popular de ley, y pareciera que hay consenso en algunos sectores de que eso podría ser positivo, ya que no se invita a las personas a votar cada cuatro años por un representante para después desvincularse de las decisiones, sino que se abren otros espacios para tomar decisiones».