Pese a todos los pronósticos internos que apuntaban a que Piñera obtendría como mínimo un 40%, el ex Mandatario ahora se enfrenta a un clima incierto, donde buscará acercarse al centro y no a la derecha dura que votó por José Antonio Kast. No se esperaban estas cifras, por eso el discurso desde anoche será una lanza que apelará a la unidad, a ser el candidato “convocante”, y a la construcción de una segunda transición.
A las 20:30 de ayer, en los pasillos del segundo piso del Hotel Crown Plaza, Luciano Cruz-Coke –diputado electo– fue el primero en deslizar lo que se anticipa como el foco de la campaña de Sebastián Piñera y la derecha en segunda vuelta: apuntar a que la votación inesperada para el abanderado de Chile Vamos en realidad no es tan mala, pese a que solo lo separan 14 puntos de Alejandro Guillier, además de convocar a la unidad y apelar al centro.
De esta manera, el piñerismo trató de sortear el peor escenario que pudieron obtener en estas elecciones. En sus cálculos siempre estuvo alcanzar sobre el 40% de los votos y, si bien era efectivo que la brecha con Alejandro Guillier sería exitosa si bordeaba los 15 puntos, esto era en el caso de que el ex Mandatario consiguiera un resultado más sólido.
Los resultados les amargaron la fiesta. Con el 98,9 de las mesas escrutadas, hasta anoche Piñera solo tenía 36.64%, en tanto que Alejandro Guillier 22.69%, Beatriz Sánchez 20.28%, Kast 7.92%, Goic 5.88% y MEO 5.71%. “Lo único que queda es crecer hacia el centro”, señala una fuente del comando de Piñera, porque ya cuentan con que el 80% de los votos de José Antonio Kast obviamente se irán hacia el ex Mandatario y hay un 20% que representa al voto duro de Kast, que jamás se traspasarán porque son anti-Piñera.
Sin embargo, los comentarios de algunos líderes políticos en los pasillos del Crown Plaza se centraban, con incertidumbre, en dónde irá a parar la inesperada votación que obtuvo el Frente Amplio y que ahora se transforma en el más suculento trozo de la torta tanto para el piñerismo como para la Nueva Mayoría.
[cita tipo=»destaque»]De hecho, horas más tarde, Andrés Chadwick incluso haría guiños a la administración de Michelle Bachelet en el programa “En buen chileno”, de Canal 13. “Hay que hacer las cosas bien, las reformas hay que mejorarlas. No todo lo que está haciendo este Gobierno está malo”, dijo uno de los hombres más poderosos en el círculo de Piñera.[/cita]
En medio de todos los presidentes de colectividades de Chile Vamos, corpóreos de Sebastián Piñera, sus hijos, esposa, nietos, despliegues de seguridad y verificadores de códigos de barra (con los que se validaban las credenciales de prensa e invitados), al conocer los resultados, el abanderado apuntó justamente a la unidad en su discurso de cierre: “A partir de marzo espero ser el Presidente de la unidad de los chilenos”, señaló en medio de los aplausos de sus adherentes. “Porque la unidad será nuestra mejor aliada. Cada vez que los chilenos nos hemos dividido, hemos cosechado dolores”, dijo, intentando ser convocante, moderado y en medio de la estrategia que comenzó en el mismo momento en que se cerraron las urnas.
De hecho, horas más tarde, Andrés Chadwick incluso haría guiños a la administración de Michelle Bachelet en el programa “En buen chileno”, de Canal 13. “Hay que hacer las cosas bien, las reformas hay que mejorarlas. No todo lo que está haciendo este Gobierno está malo”, dijo uno de los hombres más poderosos en el círculo de Piñera.
Entre los puntos fuertes del discurso de abanderado presidencial, de ahora en adelante, estará también anunciar “una segunda transición”, que les permita asimismo apelar a aquellos que hoy no votaron por él. En Chile Vamos hay quienes precisan que para eso igualmente Sebastián Piñera intentará tener más cerca a personajes como Felipe Kast, que obtuvo una buena votación como senador electo en La Araucanía.
Sin embargo, no será una tarea fácil apuntar al botín que dejaron los demás candidatos. Fuentes de la Democracia Cristiana señalaron que, aunque aún no está definido, lo más probable es que en las próximas horas la posición oficial del partido sea apoyar a Alejandro Guillier en segunda vuelta. Lo mismo ya oficializó MEO, quien fue el primer candidato en entregar su respaldo al periodista: “Ahora es el momento de Guillier y yo seré un soldado más», dijo.
Otro de los puntos pendientes es saber qué pasará con la derecha dura: no solo los seguidores de José Antonio Kast sino también de la UDI, que desde la llegada de Jacqueline van Rysselberghe ha caminado hacia conceptos propios de la derecha conservadora, abiertamente y sin complejos.
Cuando ya se avizoraba el cuarto lugar que obtendría José Antonio Kast, el vocero de su comando, Gonzalo Rojas, apuntó a que la necesidad de corregir la forma en que Sebastián Piñera trató a Kast y a sus electores es “imperativa” en una segunda vuelta.
Rojas también planteó que, en un eventual Gobierno de Piñera, este va a tener a su derecha a una derecha de verdad, “por lo tanto, tendrá que tener un conjunto de planteamientos muy humildes en la segunda vuelta y un conjunto de políticas que reconozcan a una estricta derecha… Jacqueline Van Rysselberghe ya entendió que la UDI corre peligro de división y eso también tiene que ver con la posibilidad de que el Gobierno de Piñera sea un Gobierno liberal”.
En eso no se han equivocado los analistas. El gran problema para Piñera será la derecha social.