Es una de las pocas encuestas que, por segunda vez, se acercó a los resultados finales. El director de la empresa señala que fue claro que, en el debate final, Alejandro Guillier no quiso arriesgar ni hacer suyo con más fuerza parte del programa del Frente Amplio y eso le pasó la cuenta. Sin embargo, el temor que sembró la derecha, por ejemplo, con el fantasma de Venezuela, fue clave en el triunfo del empresario.
Uno de los aspectos que más sorprendió de esta segunda vuelta es que el nivel de votantes se empinó por sobre lo esperado. “Las encuestas no pudieron estimar con precisión cuánta iba a ser la participación, algunas estuvieron más cerca, otras más lejos, lo notable es que la participación aumentó respecto a la primera vuelta. Eso era muy inesperado… aumentó incluso respecto a la segunda vuelta con Bachelet como en 13 puntos…”, dice Cristián Valdivieso, director de Criteria Research.
-¿Cuáles son las hipótesis para ese aumento?
-Aquí se estaba discutiendo un seudoplebiscito entre el piñerismo y el antipiñerismo o Bachelet y el antipiñerismo. Todo indica que el piñerismo logró levantar y azuzar a sus fuerzas para que salieran a votar y salieron en masa, particularmente en el sector oriente de la Región Metropolitana. Subió a nivel global, eso fue muy importante, y lo otro interesante es que el voto oculto o la espiral de silencio, volvió a operar esta vez a favor de Piñera. Era una hipótesis que nosotros teníamos… al haber salido simbólicamente derrotado en la primera vuelta, en la segunda se armó un ánimo positivo en torno a la candidatura, donde lo que estuvo de moda, o era natural decir, era que había una votación antipiñerista que en los hechos no se estaba produciendo y más bien obedecía a una espiral de silencio que esta vez se expresó con fuerza en las urnas.
-¿El resultado explica también que ese sentimiento antipiñerista nunca existió o que quizás surtió efecto la campaña del terror que montó la derecha?
-Efectivamente el antipiñerismo existe, es importante y lo vimos en la votación, de hecho, se vio que el candidato Guillier, más que ser sólido él, representaba las antípodas del piñerismo y la votación refleja un cierto antipiñerismo, aunque efectivamente era menos el antipiñerismo de lo que se suponía. O visto de otro modo, la campaña de Guillier no fue capaz de levantar ese antipiñerimo, poner un dique claro y definitorio entre lo que él representaba y lo que representaba Piñera. Fue claro que, en el debate final, Guillier no quiso arriesgar, no quiso hacer suyo con más fuerza parte del programa del Frente Amplio y eso le terminó pasando la cuenta, porque no quiso hiperpiñerizar las elecciones o hiperpolitizarlas, que era lo que más le quedaba. Eso por un lado y, por otro, es efectivo que hay sectores intermedios de la sociedad donde el antipiñerismo no opera con la fuerza que opera en la élite y la definición de la alternativa a elegir es más bien racional, si se quiere, o concreta más que ideológica, que es empleo, seguridad, crecimiento económico. Finalmente el trade-off tiene que ver con qué me conviene personalmente por sobre lo que efectivamente siento que representa ciertas ideas o ideologías, y eso se impuso claramente en esa segunda vuelta.
[cita tipo=»destaque»]»Yo creo que nosotros no tuvimos temor en estimar al votante probable, eso como primer punto. Estuvo bien estimado y no tuvimos temor en intentar estimarlo para la segunda vuelta. Y, más allá de la gente que fue a votar, es estimar qué variables o qué tipo de respuestas incidían en que la gente decidiera ir a votar, eso ayudó mucho. Segundo, nuevamente se confirma que la metodología que estamos usando nosotros termina siendo mucho más representativa de la diversidad que hay en el país, y además que permite estimar adecuadamente el votante probable y el voto silencioso. Al haber un efecto urna, y responder en su laptop, por ejemplo, la persona no se intimida frente a una respuesta que podría ser no esperada o de moda, entonces el voto silencioso se ve desincentivado».[/cita]
-¿Cómo podríamos explicar la ampliación del padrón hacia la derecha?
-Eso se explica principalmente por el clima político que se generó: piñerismo versus antipiñerismo. El temor que sembró la derecha con Venezuela y la estrategia más bien del miedo, logró generar una movilización en torno a evitar un riesgo mayor y eso es lo que explica esto, más allá de las encuestas. La movida del padrón hacia la derecha es producto de la campaña del miedo.
-¿Cómo operaron los votos que pertenecían al Frente Amplio, hubo un traspaso hacia Guillier, por ejemplo?
-Es muy temprano, por lo menos para la información que yo tengo, determinar qué pasó con los votos del Frente Amplio, pero evidentemente la gente que votó por Beatriz Sánchez finalmente votó por ella y por lo que representaba, mucho más que por una votación ideológica. Esa gente no fue a votar o terminó votando por Sebastián Piñera, lo que era esperable, que no era un voto tan duro, menos movilizando y al menos un 20% o 30% declaraba que iba a votar por Piñera. Es un voto que Beatriz Sánchez y el Frente Amplio tienen un desafío importante de llevar a la base y no dejarla anclada en una figura emblemática… de lo contrario, la votación del Frente Amplio terminará siendo parecida a la que obtuvo en parlamentarias, que estuvo cerca del 10% , o sea, la mitad de lo que sacó Beatriz Sánchez.
-En cuanto a votaciones por regiones o por zonas… Ossandón decía que iba a ser muy clave, por ejemplo, su rol en la zona sur.
-Lo que se ve es que en la zona sur, en Puente Alto, por ejemplo, la participación subió mucho. Si bien Guillier igual ganó en la zona sur, la participación subió mucho y se estrechó el porcentaje, es decir, Piñera sacó más votos, por lo tanto, el rol de Ossandón fue importante en movilizar a la derecha.
-Ustedes son uno de los pocos que se acercaron al resultado que se observó. ¿Cuáles son las claves más allá del escenario político, aquellas relacionadas con las herramientas de la encuesta misma para acercarse a este resultado?
-Yo creo que nosotros no tuvimos temor en estimar al votante probable, eso como primer punto. Estuvo bien estimado y no tuvimos temor en intentar estimarlo para la segunda vuelta. Y, más allá de la gente que fue a votar, es estimar qué variables o qué tipo de respuestas incidían en que la gente decidiera ir a votar, eso ayudó mucho. Segundo, nuevamente se confirma que la metodología que estamos usando nosotros termina siendo mucho más representativa de la diversidad que hay en el país, y además que permite estimar adecuadamente el votante probable y el voto silencioso. Al haber un efecto urna, y responder en su laptop, por ejemplo, la persona no se intimida frente a una respuesta que podría ser no esperada o de moda, entonces el voto silencioso se ve desincentivado.