El científico austríaco, doctor en física teórica y cuyos postulados científicos se entrecruzan con las ideas de las tradiciones espirituales orientales, explica que uno de los grandes problemas que enfrenta la humanidad es que los políticos creen en la ilusión de un crecimiento económico ilimitado, cuantitativo, y no en un crecimiento cualitativo, que es como lo observa la ciencia, la espiritualidad y la ecología. “Debería ser obvio que un crecimiento ilimitado en un planeta finito es imposible. Para promover el crecimiento ilimitado, los políticos promueven el consumo excesivo y el desecho”.
Nacido en Viena, el doctor en física teórica Fritjof Capra fue parte de un movimiento cultural durante la década de 1960 que cuestionaba la autoridad y buscaba nuevas formas de espiritualidad. Se conoció como contracultura. En esa búsqueda de un nuevo modelo de sociedad, Capra leyó sobre religiones orientales, comenzó a meditar y experimentó con drogas psicodélicas que le permitieron pensar de otra forma. “Esta expansión de la conciencia me reveló similitudes muy importantes entre la cosmovisión de la física moderna y las ideas de las tradiciones espirituales de Oriente”, cuenta Capra.
En su libro El tao de la física, de 1975, explica que el ser humano ha intentado dos formas de comprender el misterio de la vida: la ciencia y el misticismo. En esta obra se dedica a explorar las semejanzas entre ambos caminos, declarando que lejos de negarse, la vía espiritual y la científica están interrelacionadas. Afirma ahí que las futuras investigaciones reafirmarían la idea de que ambos caminos tienen mucho en común.
La relación entre ciencia y filosofía ha marcado la carrera de este físico, y ese nexo lo ha acercado a otras áreas de la ciencia, como la biología, la ecología y su interrelación con la teoría económica.
Para Capra, el punto clave es buscar una nueva concepción del mundo que permita pasar de un crecimiento cuantitativo a uno cualitativo, en el que se respeten los procesos naturales.
“Debería ser obvio que un crecimiento ilimitado en un planeta finito es imposible. Y aún así nuestros líderes políticos y corporativos persiguen implacablemente la ilusión de un crecimiento económico perpetuo”, comenta.
El físico explica que en un sistema sano existe la renovación: mientras una parte crece, otra declina. Eso es positivo porque así se puede incorporar la reutilización de recursos que ya alcanzaron su peak de crecimiento sin llegar al agotamiento, momento en que la creación de nuevos bienes se hace insostenible.
“Para promover el crecimiento ilimitado, los políticos promueven el consumo excesivo y el desecho. Una economía que consume mucha energía y recursos, genera desechos y contaminación, y agota los recursos naturales de la Tierra. Estos problemas ambientales, además, son exacerbados por el cambio climático global, causado por nuestro uso intensivo de energía y combustibles fósiles. Nuestro desafío es cómo cambiar de un sistema económico basado en la noción de ilimitado crecimiento a uno cualitativo, que sea ecológicamente sostenible y socialmente justo”, señala.
“Decir no al crecimiento, sin embargo, no es la respuesta”, afirma Capra. El físico define el crecimiento cualitativo como un proceso que mejora la calidad de la vida a través de la generación y la regeneración. “Los biólogos y ecologistas entienden el concepto de crecimiento cualitativo, pero no se ha aplicado al sistema económico, que se basa en la idea de crecimiento ilimitado”, resume.
“Nuestro desafío es construir y nutrir comunidades sustentables, diseñadas de forma que sus estilos de vida, negocios, economía y tecnología no interfieran con la habilidad inherente de la naturaleza de sostener la vida”, apunta el científico.
Uno de los dioses principales del hinduismo es Shiva, el Rey de los Danzantes. Según la tradición oriental, toda vida es parte de un gran proceso rítmico de creación y destrucción, muerte y renacimiento. Shiva baila simbolizando ese ritmo eterno que sostiene todo lo que existe. La física moderna ha demostrado que el ritmo de la creación y de la destrucción no solo se hace manifiesto en la sucesión de las estaciones y en el nacimiento y la muerte de todas las criaturas vivas, sino que es también la misma esencia de la materia inorgánica”, explica Capra en su libro de 1975.
En su último libro, The Systems View of Life, coescrito con Pier Luigi Luisi, llama a dejar de pensar en el mundo como una máquina, sino como una red que solo puede funcionar bien respetando todos sus procesos.
Junto con Luisi, Capra hizo un estudio en bacterias en el que observa las conexiones que estas hacen. Le llamaron “Mapa metabólico de las bacterias”. Explican que los organismos son redes de células, y que estas son redes de moléculas. En otras palabras, que las formas más básicas de toda existencia están sustentadas en redes o relaciones. La conclusión es la necesidad de aprender a pensar en términos de relaciones, a sostener un pensamiento sistémico.
Amigo de Francisco Varela, Capra plantea que los seres vivos somos fábricas autopoiéticas en constante reconstrucción. Y que también lo es el planeta, que conforma un sistema viviente que se autorregula, el que debemos respetar para poder ser sustentables. Profundizará en este tema el miércoles 17 a las 10:25 horas en el ex Congreso Nacional.