«Normalmente están ahí porque algo falló. Desde los abusos en términos laborales y habitacionales, hasta las bandas que se han dedicado a robarles y a estafarlos», sostuvo Francisco Román, director ejecutivo de Fundación Gente de la Calle.
Francisco Román, director ejecutivo de la ONG Fundación Gente de la Calle, manifestó su preocupación por el incremento de la población de extranjeros que se encuentran en situación de calle en el país.
Estimó que la cifra de migrantes sin techo podría ser el doble que el contabilizado por el Ministerio de Desarrollo Social, que habla de 111.
En entrevista con El Mercurio, aseguró que el alza estaría vinculada a la migración más reciente: «Normalmente están ahí porque algo falló. Desde los abusos en términos laborales y habitacionales, hasta las bandas que se han dedicado a robarles y a estafarlos».
«Si uno interviene pronto, es relativamente fácil. El tema va a ser que si no hay una respuesta pronta se va a complejizar, porque van a entrar en el circuito de lo que conocemos como situación de calle: habituarse a estar allí, empezar con el consumo (de sustancias), presentar temas de salud», agregó.
Predominaban haitianos, peruanos y colombianos. La mayoría de ellos son menores de 30, con oficios y estudios, en búsqueda de mejores oportunidades, consigna Román.
En ese sentido, subrayó que «la situación de calle es abordable. Hay recursos, está el conocimiento. Falta voluntad política».
El matutino recogió algunos testimonios de migrantes que se encuentran en situación de calle. Es el caso del ciudadano peruano Yan Carlos, de 30 años.
«Hubo un tiempo en que estaba muy bien, gracias a Dios. Pero me quedé solo, me tiré al abandono», indicó sentado sobre el colchón donde duerme, cerca de la Vega Central.
Yan Carlos estudió psicología tres años en su país, motivado por la idea de ayudar a otros.
«Hay hartos haitianos. Antes se veían peruanos, colombianos un tiempo. No hablo créole . ‘Bondye beni ou’ , les digo. Dios te bendiga, no más», declaró al matutino.
Por su parte, Aníbal Venegas, quien vive en las cercanías de Merced relató: «Estoy a favor de la inmigración y la integración de las culturas. Pero lo que me da pena, es que no sé qué cuento les estarán vendiendo (para venir)».