Felipe y José Antonio son como un alter ego, cada uno en el extremo político del tablero oficialista, presionando para que el sector liberal y el conservador se apoderen de la agenda durante este segundo mandato de Sebastián Piñera. Una jugada que puede ser traicionera, más aún cuando ambas figuras son constantemente confundidas por la opinión pública. Aplican la estrategia de la “vanguardia”, ser la punta de lanza y usar posiciones extremas, con lo que han conseguido algunas victorias, las que se han traducido en ácidas críticas desde RN y la UDI, donde ven con preocupación la posibilidad de convertirse en el jamón del sándwich en el sector.
Para nadie en el oficialismo es una sorpresa el hecho de que la dupla de José Antonio Kast y Felipe Kast, desde veredas distintas en la derecha, ha logrado no solo captar la atención de la opinión pública en los primeros meses de Gobierno de Sebastián Piñera, sino que principalmente marcar también la agenda de Chile Vamos. Un gallito entre los dos Kast, uno que esgrime las bases liberales, el otro que enarbola las banderas del extremo conservadurismo, mientras que la UDI y RN miran incómodamente a los nuevos actores de la coalición.
La dinastía Kast tiene su origen en un pasado oscuro, desde la llegada a Chile del ex oficial nazi, Michael Kast, a fines de la Segunda Guerra Mundial, y continuó con dos de sus herederos en interrogatorios y asesorías a la DINA durante la dictadura. Tanto el senador de Evópoli como el ex presidenciable tienen un origen gremialista, aunque el primero tomó distancia de la UDI, marcando diferencias con la figura de Pinochet, mientras que su tío intenta resguardar a toda costa el legado militar.
Más allá de sus diferencias, es indiscutible que ambos se reparten la torta mediática de la derecha. Es que tío y sobrino son como un alter ego, cada uno al extremo político del tablero oficialista, cada uno presionando para que su mirada, conservadora o liberal, predomine en la agenda de esta segunda administración piñerista. Una jugada que puede ser traicionera para sus intereses, considerando que son constantemente confundidos por la opinión pública.
Con la estrategia de la “vanguardia”, de la punta de lanza y las posiciones extremas, ambos han logrado tener algunas victorias, pero cada una les ha valido ácidas críticas desde RN y la UDI, partidos tradicionales de la derecha que ven con preocupación la posibilidad de convertirse en el jamón del sándwich. Su protagonismo ha generado resquemores y roces con los partidos tradicionales de Chile Vamos, RN y la UDI, que oscilan entre el estilo “disidente” de Evópoli hasta la falta de “rumbo” y extremismo del discurso de José Antonio Kast, que solo le “restarían puntos al Gobierno”.
En la UDI hay diversas miradas sobre cómo la dinastía Kast se ha tomado la agenda mediática e impulsado al propio Gobierno a tener que redefinir prioridades en su agenda, pero todas coinciden en que “estamos acostumbrados a convivir con personajes así, la cosa es que nosotros no caemos en ese juego”.
En Renovación Nacional el análisis es un tanto más despiadado. Sitúan a Kast y Kast como “hijos de la UDI”, para explicar su manera de hacerse notar y llevar a cabo sus propósitos: “Tienen una forma de hacer política muy bien aprendida”, recalcaron en la tienda de calle Antonio Varas y, para reafirmar el punto, recordaron el tenso episodio en el primer mandato de Piñera, cuando a través de una “encerrona”, el gremialismo logró forzar un cambio de gabinete, para sacar a Joaquín Lavín de su incómoda situación en el Mineduc y pasarlo a dirigir Desarrollo Social. Así, en RN insisten en que la dupla Kast tiene y mantiene el mismo modus operandi que ha utilizado por años la UDI.
Es cierto que Evópoli ha logrado forzar temas de la agenda legislativa gracias a la “presión externa” que ha ejercido, pero es igual de verídico que eso no significa que ha desplazado la gran influencia de la UDI en el seno de La Moneda, ni menos la de RN como ancla del segundo paso de Piñera a la cabeza del Ejecutivo.
Para el analista político Augusto Varas, el partido “más unitario es RN, el que está más ordenado y alineado» y que sigue siendo «el piloto central del Gobierno», aunque advirtió que, a pesar de eso, las diferencias con los Kast van a persistir, «ya que se están moviendo los peones en función de las elecciones, por lo que las tensiones van a continuar”.
El historiador Andrés Cabrera precisó que el surgimiento de estas dos fuerzas opuestas, que tienen su origen en el gremialismo, son resultado de un proceso que va más allá de un cambio generacional. “Lo que define la última década en Chile es una crisis orgánica, pero más específicamente en descomposición por fraccionamiento. En el caso de la derecha, la tendencia al fraccionamiento existe desde las movilizaciones de 2011”, explicó.
Según Cabrera, “la tendencia de fraccionamiento plantea un objetivo a los distintos sectores políticos de resistencia, por lo tanto, la lógica de coalición tiende a reafirmarse”. Agregó que la derecha evitó “parcialmente” esa dispersión durante las elecciones del año pasado y que aún trata de mantener un escenario político calmado a nivel interno en la coalición, un intento que –sentenció– es constantemente tensionado por los protagonistas de la familia Kast, una presión que Chile Vamos no logra aplacar.
El posicionamiento de Evópoli durante estos primeros meses es bien visto al interior del partido. Las críticas desde los otros sectores de Chile Vamos han sido ponderadas y aseguran que “no responden a una acción en contra” del partido, sino que más bien a una suerte de respuesta del mundo conservador de la coalición que se resiste a los avances de una sociedad más liberal.
[cita tipo=»destaque»]En Renovación Nacional el análisis es un tanto más despiadado. Sitúan a Kast y Kast como “hijos de la UDI”, para explicar su manera de hacerse notar y llevar a cabo sus propósitos: “Tienen una forma de hacer política muy bien aprendida”, recalcaron en la tienda de calle Antonio Varas y, para reafirmar el punto, recordaron el tenso episodio en el primer mandato de Piñera, cuando a través de una “encerrona”, el gremialismo logró forzar un cambio de gabinete, para sacar a Joaquín Lavín de su incómoda situación en el Mineduc y pasarlo a dirigir Desarrollo Social. Así, en RN insisten en que la dupla Kast tiene y mantiene el mismo modus operandi que ha utilizado por años la UDI.[/cita]
Señalaron que el trabajo de crecimiento de Evópoli no solo apunta a los espacios de Gobierno y al interior de Chile Vamos, sino que también tienen en vista un crecimiento en el mundo social organizado: conquistar espacios universitarios, como en la Universidad Católica, en donde levantaron “Avanzar UC”, un movimiento que intenta quitarle espacio al gremialismo, y a Solidaridad, sector liderado por el socialcristianismo. Además, esperan liderar una agenda que centre los esfuerzos en la modernización del Estado, mejorar la democracia y la probidad en la política, además de tender puentes con la sociedad civil. Algo así como la estrategia que ha desarrollado Revolución Democrática (RD) desde el Frente Amplio (FA).
También recalcan que el hecho de ser un partido pequeño les ayuda a tener una estrategia más “ofensiva y arriesgada, que no tiene nada que perder”, posición que les ha traído más de alguna queja del eje histórico de la derecha. Desde RN y la UDI han hecho hincapié en el carácter “oportunista” de la política que ha desarrollado Evópoli y, si bien reconocen “distintas vertientes” en su interior, remarcaron que su protagonismo se sustenta en hacer “leña del árbol caído”.
La gota que rebalsó el vaso para el eje histórico fue la propuesta de una ley “antinepotismo” que puso sobre la mesa Evópoli en plena crisis política de La Moneda por el nombramiento de Pablo “Polo” Piñera como embajador en Argentina.
Cuando eso sucedió, en el seno de la derecha tradicional ya había molestia por la tensión que se había generado con las modificaciones a la Ley de Identidad de Género, con la cual se cuadró Felipe Kast.
Ya superado el conflicto y con el Gobierno de mediador, el proyecto antinepotismo, que busca regular y transparentar la designación de familiares en cargos políticos, habría sido visto como una “mala jugada” que afectó directamente al círculo de hierro del Presidente Piñera. El ministro del Interior, Andrés Chadwick, marcó la línea desde el Ejecutivo y calificó el proyecto como una “buena idea”, con lo que al final la iniciativa logró el apoyo de parte de RN y del sector más díscolo de la UDI.
Pero más allá del respaldo a dicho proyecto, en Renovación Nacional confiesan que el senador Kast no tiene una buena acogida al interior del partido, ya que consideran que a la hora de hacerse notar, “en vez de resaltar sus virtudes, habla mal de sus pares”. Es más, una parlamentaria de dicha tienda resumió el análisis con un lapidario “no estoy acostumbrada a esas formas, el hacerte notar vía disidencia”.
No es la única, en RN agregaron que el problema con Evópoli es que no están habituados a convivir con un partido que se mueve a través de las convicciones. Dicen que le reconocen al senador su inteligencia y destacan sus cualidades, pero insisten en que “este Kast es la UDI”.
Este camino le ha valido al fundador de Evópoli la marginación de la Comisión de Ética de la Cámara de Diputados y las primeras críticas a su hombre ancla en el Gobierno, el ministro de la Segpres, Gonzalo Blumel.
Para la UDI el problema es otro. Nadie desconoce que las ideas de Felipe Kast generan un foco de apoyo en la disidencia interna del gremialismo, lo que quedó en evidencia con el proyecto sobre el nepotismo: a pesar que la presidenta del partido, Jacqueline Van Rysselberghe había dejado en claro que la materia ya estaba normada, un grupo liderado por el diputado Jaime Bellolio pidió que se respaldara la iniciativa. Esta fórmula de tensionar el núcleo interno del gremialismo es lo que más molestia generaría en dicha colectividad, que se “utilicen las ideas de Evópoli para dejarnos en el pasado”, apuntó molesto un senador UDI.
En Evópoli ven con distancia estas pugnas con los partidos de la derecha transicional. Afirmaron que las políticas impulsadas estos meses responden a la vía natural de un partido liberal y que no existe una planificación para generar tensiones con La Moneda, ni con los otros partidos de Chile Vamos. “No dejaremos a un lado nuestras bases y proyectos partidarios porque ellos no se ponen a tono”, indicaron desde la directiva.
Para Valentina Verbal, analista y directora del área de formación del Instituto Horizontal –ligado a Evópoli–, el desempeño del sector más liberal de Chile Vamos no responde a “una estrategia, sino que el movimiento surgió para llenar un vacío” en la derecha. Explicó que el Presidente Piñera tiene una posición mediadora, con un carácter marcado por el pragmatismo, él “no es antiliberal y les deja espacio a fuerzas como Evópoli”.
Puso énfasis en que al interior de la coalición oficialista “la derecha conservadora sigue siendo mayoría por lejos”, pero que la política de Evópoli se destaca porque “hace la diferencia, cualitativamente distinta y tiene una concepción liberal más allá de lo económico”. Verbal explicó que tanto la UDI como RN aparecen como partidos “sin identidad propia” y que ambos están fragmentados a nivel interno.
A juicio de la historiadora, Evópoli debe aumentar su “ventaja que es ser liberal, del liberalismo igualitario y liberal económico”. Añadió que debe “mejorar su discurso” y su relato en torno a lo valórico, que es su eje diferenciador del resto de Chile Vamos. Por otra parte, uno de los principales desafíos para Felipe Kast es lograr diferenciarse, a nivel de opinión pública, de su tío, José Antonio, ya que el hecho de que la población lo confunda con este “es un grave problema”.
El camino de José Antonio Kast es distinto. “Estamos un paso atrás”, señalaron desde el Movimiento Acción Republicana, espacio que intenta convocar al 10% de votantes que apoyaron al ex diputado en su última carrera presidencial el 2017.
Pese a que el objetivo del movimiento estaría lejos de conformar una estructura partidaria, “ni repartirnos cargos en estructura partidaria, queremos poner el foco en las personas, y no en los dirigentes”, según ha dicho el ex candidato presidencial, su núcleo duro –conformado en campaña– sí contaría con representación en ámbitos de incidencia en el Gobierno “y bajo cuerda han tenido una gran influencia”, reconocieron desde La Moneda.
La estrategia de este sector –hasta el momento– ha estado centrada en el “aumento de las contradicciones”, reconocieron desde el movimiento, lo que se ha reflejado en las visitas del ex abanderado a distintas universidades en las que «funas« han sido pan de cada día, pero que le han “servido para mantenerse activo” a nivel mediático. Estrategia que en Chile Vamos advierten que tendría fecha de caducidad, ya que “pronto pasará a ser una mera anécdota”.
Desde la UDI plantearon que Kast “tío” no “tiene mucho que perder”, que no paga costos cuando tensiona la agenda a su voluntad o cuando cuestiona directamente al Gobierno, una ventaja considerable en relación con RN, que es el partido del Presidente, y de la UDI, donde saben que al alero de un buen Gobierno la ganancia les va a chorrear.
Desde Acción Republicana esperan que de a poco la política del movimiento se vaya “desapegando” de la figura de Kast. Que claramente esperan que él sea candidato a la Presidencia, pero que es necesario darles cuerpo a sectores como el cristiano, evangélico y a la familia militar, quienes habrían respaldado al ex diputado en la campaña del año pasado.
Para Varas, el principal desafío de José Antonio Kast estriba en lograr cooptar al sector de la derecha conservadora y pinochetista: “Le convienen mucho estas funas y disputas, está explotando eso y el agudizar las contradicciones para favorecerse”. Explicó que “uno de los puntos en contra que tiene” es la falta de apoyo visible por parte de grandes grupos económicos, sin esto “no veo que pueda tener una proyección muy grande, a no ser que durante el desarrollo de su movimiento comience a poner temas y a ejercer una vinculación política con los dos tercios de la UDI”.
Desde el oficialismo aún no detectan “un foco o problema para el Gobierno” en la figura de J.A. Kast, “no mientras respete los acuerdos surgidos tras la primera vuelta”, indicaron.