La tensión con el gobierno no es ningún secreto al interior de Chile Vamos. Los principales roces se centrarían en el trato desigual que les han dado los ministros del núcleo duro del Presidente, principalmente la ministra Pérez, quien solo se comunicaría con los parlamentarios para retarlos o pedirles favores. Pero otro factor que está atentando con mantener tranquilas las aguas en la derecha sería el excesivo poder de Larroulet desde el segundo piso de palacio. Este escenario llevó a que Piñera intentara anoche aplacar los ánimos con una cena informal de camaradería con dicha bancada.
“La bancada de RN es un mundo, uno complejo, lleno de posiciones valóricas contrapuestas, un espacio en donde cohabita la derecha liberal, social y conservadora. ¿La verdad?, somos una mezcolanza”, reconoce un diputado de dicha colectividad. Y sería esta diversidad interna, uno de los factores políticos que ha llevado al partido “más importante” del oficialismo, la colectividad del Presidente Sebastián Piñera, a convertirse en un foco de tensión creciente con La Moneda.
Para algunos ya son los díscolos del gobierno, una actitud que ha generado tensiones con el núcleo duro del piñerismo, principalmente con la tríada de ministros del comité político: Andrés Chadwick (Interior), Gonzalo Blumel (Segpres) y hasta con la la ministra vocera, Cecilia Pérez, quien a pesar de militar en RN, desde la bancada de su partido la cuestionan con dureza porque “solo nos llama para apagar incendios o pedirnos favores”.
Para nadie es una sorpresa el descontento que ha cultivado la bancada de RN durante estos cuatro meses, pero lo que comenzó como «pequeñas rencillas» y una tensión soterrada, en las últimas semanas se ha transformado en molestia evidente, desde que Piñera emplazó al Congreso a “ponerse a trabajar”. Una frase que cayó como un balde de agua fría al interior de sus propias bancadas, en especial al interior de Renovación Nacional, y que desde el piñerismo duro reconocen que el Mandatario pecó de falta de criterio y que cometió “un error grave al haber festinado con la relación del gobierno con el Parlamento”.
[cita tipo=»destaque»]Por eso se tomaron medidas para tratar de aplacar el fuego amigo en la derecha. Unos dicen que fue idea de los diputados, pero otros en la propia bancada reconocen que todo se gestó desde presidencia para generar una instancia de acercamiento de Piñera con los diputados de RN. Así, anoche, pasadas las 20:00 horas, se realizó una cena de camaradería en la casa del diputado Sebastián Torrealba, ubicada en calle Gran Vía en Vitacura, un encuentro «informal», se recalcó durante todo el día, pero que tuvo el objetivo claro desde La Moneda de «compensar» a sus parlamentarios y mitigar la molestia generada por los últimos desencuentros.[/cita]
En esa línea, recalcaron en el oficialismo que la figura presidencial no puede cometer ese tipo de equivocaciones, porque con ello tensionó gratuitamente el papel de colegisladores que cumplen el Congreso y el Poder Ejecutivo. Es más, en la derecha agregaron que un Mandatario sin mayoría en ninguna de las dos cámaras del Parlamento no tiene piso para una jugada de esta índole.
El «gustito» a Piñera le salió caro. La respuesta de la mesa de la Cámara de Diputados, liderada por Maya Fernández (PS), a dicho emplazamiento dio pie a una censura desde las bancadas de derecha -aunque la idea habría surgido del diputado UDI, Javier Macaya con la venia de La Moneda-, la que finalmente se transformó en un balazo en los pies, ya que no solo fue rechazada, sino que agudizó los problemas de RN con su gobierno.
No pocos en la bancada de RN apoyaron dicha censura a regañadientes, luego de varias discusiones y gestiones desde palacio, entre ellas un telefonazo del ministro Blumel. “Esta es la última que le aceptamos al gobierno”, le habrían advertido al titular de la Segpres la semana pasada.
En los días siguientes los ánimos no se calmaron. La reunión de Piñera con los senadores de Chile Vamos reafirmó la sensación interna entre los diputados de RN acerca de que su propio gobierno considera solamente a la Cámara Alta como espacio de discusión política y poder, marginando a los diputados, aunque sean del oficialismo.
Por eso se tomaron medidas para tratar de aplacar el fuego amigo en la derecha. Unos dicen que fue idea de los diputados, pero otros en la propia bancada reconocen que todo se gestó desde presidencia para generar una instancia de acercamiento de Piñera con los diputados de RN. Así, anoche, pasadas las 20:00 horas, se realizó una cena de camaradería en la casa del diputado Sebastián Torrealba, ubicada en calle Gran Vía en Vitacura, un encuentro «informal», se recalcó durante todo el día, pero que tuvo el objetivo claro desde La Moneda de «compensar» a sus parlamentarios y mitigar la molestia generada por los últimos desencuentros.
Un diputado de RN precisó que el encuentro fue fijado para “hablar de cualquier cosa” con el Presidente, sin “ninguna agenda específica, para reírnos y hablar más distendidamente”. Otro trató de gestionar una carta de respaldo al Mandatario, pero hasta el cierre de esta edición no había logrado juntar todas las firmas de sus pares de la bancada, y hubo algunos que optaron por restarse de la cena, conscientes de que las cosas difícilmente van a cambiar.
Lo que consideran un «ninguneo» del gobierno al Congreso es solo una parte del problema de RN. En la bancada reclaman una constante falta de información y coordinación entre el ministro Blumel y los diputados, quienes a modo de ejemplo -recalcó un parlamentario- “hace unas semanas el gobierno respaldó una iniciativa que buscaba liberar del pago para eventos deportivos, a los niños y a la tercera edad”, sin consultarle a los miembros de la comisión respectiva, quienes finalmente habrían rechazado una serie de indicaciones que eran de interés del Ejecutivo.
Otro episodio no menor es la resistencia a respetar las urgencias aplicadas por el Ejecutivo, un hecho que sería responsabilidad de la oposición como gallito con el gobierno, pero que en algunas ocasiones -reconocen en el oficialismo- “responde a falta de coordinación con la Segegob, porque simplemente no nos avisan”.
El problema, según miembros de la bancada, se centraría en que cada partido del oficialismo actúa de forma coordinada con su ministro representante en el núcleo duro de palacio. De esta forma, Blumel mantendría un diálogo constante con la bancada de Evópoli, mientras que Chadwick haría lo propio con los gremialistas, pero la ministra Pérez no tendría esa costumbre política, lo que genera bastante ruido y críticas: “a pesar de que somos el partido del presidente”, consignó un diputado de la colectividad.
Desde la bancada aseguraron que el problema de Cecilia Pérez es que es más militante de Avanza Chile que nada, “es más piñerista que de RN” y que, por lo mismo, solo llama “para retarnos o pedir favores”. Criticaron que existe una falta de perspectiva como conglomerado, recordando las palabras del presidente de RN, Mario Desbordes, quien hace un mes señaló a La Tercera, que el “gobierno no entiende la cultura de coalición».
En la bancada pusieron el acento en que el gobierno no comprende que son un grupo “bastante inquieto intelectualmente, no somos alineados porque sí (…) somos unos díscolos buenos, no nos gusta comernos el sándwich sin saber qué tiene y eso lo hacemos sentir”.
Efectivamente hay un sentimiento generalizado respecto a que la relación con los ministros “podría ser muchísimo mejor en términos de cercanía, comunicación y flujo de información”, aunque algunos destacan que desde la semana pasada “el gobierno ha tomado el guante y lo está trabajando, porque han habido más respuestas a nuestras preguntas, hay más comunicaciones”.
En RN algunos afirman que la molestia con el gobierno no se trasladaría a la figura del Presidente, que Piñera cuenta con respaldo y respeto transversal, que no es menor que 27 de los 34 diputados son nuevos “y venimos sin ninguna mochila detrás”. Pero entre los que tienen más experiencia, impera cierta cuota de desconfianza hacia el pragmatismo político que impera en palacio, especialmente en el segundo piso, lo que en más de una ocasión los ha dejado pagando los costos por platos rotos ajenos, ya sean de La Moneda o la UDI.
Si bien semana a semana se ha ido generando el caldo de cultivo para el malestar en RN, desde el núcleo duro del piñerismo reconocieron que la raíz del conflicto tiene nombre y apellido: el jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet.
“Más que un conflicto con la UDI, el problema es con el gobierno y puntualmente con el excesivo poder de Larroulet”, afirmaron en la derecha.
El problema estaría en que el economista ha instalado en todos los cargos a puros cercanos suyos, ya sean personas de su confianza o del circuito de la Pontificia Universidad Católica, lo que ha sido resentido por RN, no solo por quedar marginados de los puestos, sino que además por la influencia política que ejerce de esta manera el gremialismo en la administración piñerista.