El ex presidente de RN valoró la marcha del Gobierno, señalando que a diferencia de su primera administración Piñera “está mucho más receptivo, tiene un lote de ministros que está empujando agendas separadas”. Aseguró que la diferencia pasa por que ahora “no todo pasa por el famoso Segundo Piso (de La Moneda), que yo mandé al segundo subterráneo en su tiempo”.
Durante el primer Gobierno de Sebastián Piñera, el entonces presidente de Renovación Nacional Carlos Larraín se transformó en una verdadera piedra en el zapato del autodenominado “gobierno de excelencia”. Ahora, alejado de la primera línea política, está más conforme con la marcha de la administración, aunque mantiene sus críticas a algunas estructuras claves del corazón de La Moneda, como el conocido Segundo Piso.
“El Presidente está mucho más receptivo, tiene un lote de ministros que está empujando agendas separadas. No todo pasa por La Moneda, ni por el famoso Segundo Piso, que yo mandé al segundo subterráneo en su tiempo, no me hicieron caso y si me hubiesen hecho caso, no habríamos perdido la elección presidencial y parlamentaria por capotera”, comentó en Radio Zero.
Durante su gestión como timonel RN, Larraín efectuó duras y permanentes críticas al Segundo Piso dirigido en ese entonces por María Luisa Brahm (hoy encabezado por el ex ministro Cristián Larroulet) y ahora manifestó sus aprensiones respecto a su función como estructura permanente del poder en Palacio en todas las administraciones, independiente del color político.
En ese contexto, criticó una entrevista sobre la Casen y la desigualdad en Chile que concedió Pedro Güell, sociólogo y ex director de políticas públicas de la Presidencia durante el Gobierno de Michelle Bachelet, a quien describió como “muy influyente, en ese dichoso Segundo Piso, que yo no sé por qué no lo echan abajo de una vez por todas”. “Yo le socavaría el piso precisamente, lo dejaría en el aire, colgando de unos tirantes”, dijo en su particular estilo.
Larraín también tuvo palabras para hacer un análisis de la actual situación de la economía, de la cual culpó al pasado Gobierno. “La señora Michelle y su bandita dejaron un hoyo muy grande (…) ¿Cómo va a llegar rápido la plata si se cuando llegaron se encontraron con la fosa del Pacífico en frente?”, dijo.
Para el ex presidente de RN, los problemas que tiene ahora Sebastián Piñera radican en su falta de mayoría en el Congreso, como quedó evidenciado en la tramitación del salario mínimo. Sin embargo, también hizo un particular análisis de lo sucedido en el Legislativo: “La discusión anual del salario mínimo, es una mala costumbre chilena, que sirve para entretener a un grupo parlamentarios que tienen que alimentarse con algo”, dijo.
En relación a las polémicas relacionadas con los DD.HH., Larraín aseguró que en Chile “seguimos con esta cuestión retro” y “si ustedes se preguntan si este país tiene clara la idea de dónde va, la respuesta es no, no sabe dónde va. ¿Por qué? Porque este país está constantemente mirando por el retrovisor”.
En este sentido, atribuyó la salida del fugaz ministro de Culturas, Mauricio Rojas, a quienes pretenden “enmudecer a los que pueden ver las cosas de otro modo”. En este punto, dijo que la palabra “montaje” usada por Rojas para calificar al Museo de la Memoria es “sumamente desafortunada”, pero aseguró que esta entidad responde sólo a una visión de los hechos.
“Hay una simplificación, es el Museo de una memoria. No es un museo de todos, pero se paga con dinero de todos, porque recibe más dinero que el Museo de Bellas Artes”, agregó.
Respecto a Joaquín Lavín, quien nuevamente se ha posicionado como posible carta presidencial en la derecha, Larraín mantuvo su mirada crítica. Dijo que el alcalde de Las Condes “ha sido candidato desde niño, desde la primera comunión que era candidato, pero en orden urbanístico, ha hecho cero”.