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Harold Mayne-Nicholls: ¿el regreso del Jedi? PAÍS

Harold Mayne-Nicholls: ¿el regreso del Jedi?

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Quiere retomar las riendas de la ANFP. Sin estridencias y en son de paz, el dirigente que trajo a Marcelo Bielsa, que hizo rentable a la selección, pero también se echó encima a los clubes y al primer Gobierno de Piñera hasta quedar fuera del poder, hoy desecha todas las teorías conspirativas sobre su caída hace ocho años, limpió sus conflictos de intereses y confía en que esta vez La Moneda se mantendrá al margen del proceso.


Harold Mayne-Nicholls aprendió. El anuncio de su candidatura para presidir otra vez la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) lo hizo hace dos días en la radio QuieroFM de Antofagasta, no en una entrevista negociada con algún algún canal o diario de domingo de circulación nacional. Por Twitter convocó 24 horas después –ayer– a una conferencia de prensa en la sede de la Fundación Ganamos Todos, en Las Condes, donde se dio tiempo para atender a los medios después de la rueda de preguntas. Nada de grandilocuencias, muy distinto a lo que se escuchaba años atrás sobre el barniz personalista y soberbio que lo caracterizaba, particularmente en su círculo de trabajo, lo que hizo que más de uno celebrara su derrota hace ocho años. Ahora, Harold vuelve humilde.

«Hoy día cuando estoy más viejo y miro para atrás, soy capaz de entender en cierta medida dónde no fui capaz de convencer. Esta vez, lo que tengo que hacer es preguntarle al club ‘qué crees tú (que es) lo que tenemos que hacer’. Yo agrego lo que creo y vamos entre todos haciendo esto. Sacamos un proyecto con la participación mayoritaria. Algunos no van a votar por mí y no importa. En esta industria no hay oposición y oficialismo”, afirmó ayer. Muy lejos de la tensión que marcó la última parte de su período, por la repartición de las platas provenientes del CDF,  tema en el que Mayne-Nicholls no dio su brazo a torcer, lo que terminó quebrando sus relaciones con el resto de los asociados, que se aglutinaron en su contra y lo desbancaron.

Días antes del anuncio del miércoles, desactivó el conflicto de intereses más importante que tenía para seguir adelante con la idea de repostularse: su hijo de 27 años, Harold Mayne-Nicholls Fernández, que obtuvo 850 puntos en la PSU y estudió Derecho en la Universidad de Chile, estaba inscrito para dar el examen ante la FIFA que lo habilita como representante de jugadores. «Cuando vislumbré que la posibilidad de la candidatura era cierta lo llamé y le dije ‘tú decide qué hacer’ y él respondió ‘papá, aquí hay fines superiores como que es que tú dirijas el fútbol’ y me siento orgulloso de la respuesta. Pero si hubiera dicho quiero ser agente igual, no se lo prohíbo. Evidentemente, hay un principio no escrito de incompatibilidad en que el hijo de un presidente sea representante de jugadores, no me habría gustado y no estaríamos teniendo esta conversación. Agradezco mucho su generosidad, porque tiene mucho interés y una capacidad impresionante”, explicó.

Paralelamente, los clubes han activado sus gestiones para definir el futuro de la ANFP. El martes, en El Golf 50, se reunió un bloque de 15 clubes –Audax Italiano, Cobresal, Huachipato, Magallanes, Melipilla, Ñublense, O’Higgins, Palestino, Wanderers, Temuco, Universidad de Concepción, Unión Española, Unión La Calera, Unión San Felipe y Valdivia- con el actual presidente Artuto Salah, para convencerlo de que aceptara ir a la reelección.

[cita tipo=»destaque»]»No es tema mío las decisiones que tome el Gobierno, sería demasiado vanidoso que yo dijera algo respecto. No es algo de lo que tenga que preocuparme. La autoridad sabrá lo que hace, por algo fueron elegidos por todos los chilenos. Si como autoridad toman decisiones equivocadas, se pagan los costos. Me pasa a mí también en el fútbol, tomé malas decisiones, vino la elección y hasta luego. El fútbol tiene que ser totalmente independiente”, afirmó. Aunque se sabe que, a veces, la pelota sí se mancha.[/cita]

Pero los dirigentes de Valdivia y Universidad de Concepción revelaron su apoyo a Mayne-Nicholls. La operación para su regreso ya era un plan que tenía forma, al menos, desde septiembre. Al respecto, afirmó que el día 19 se comunicó con Salah para notificarlo de sus intenciones de volver, un gesto propio de dos personas que se conocen hace más de 20 años. Mayne-Nicholls fue jefe de prensa de Salah cuando este entrenó a la selección nacional entre 1990 y 1993.

«El miércoles 19 de septiembre le escribí un correo a Arturo, le dije ‘necesito una reunión contigo, no es urgente, pero sí es importante’. Me habría gustado juntarme con él antes de que todo esto saliera en los medios, me habría  gustado preguntarle su opinión y, según eso, ver cómo yo movía las fichas, pero no se pudo”, dijo reflejando con ello que ahora se mueve con más diplomacia.

Salah ya tenía tomada la decisión de no repostularse por un problema personal y por el desgaste que implica dirigir los destinos de la ANFP, además de la posibilidad de ocupar un puesto en la Confederación Sudamericana de Fútbol. Aunque los cargos no son incompatibles y tampoco ha habido un ofrecimiento formal hasta ahora, aún así, ayer, el ex subsecretario de Deportes oficializó su decisión  de no apostar por otro período al mando.

Harold corre solo hasta el momento, porque su anuncio logró –en la práctica– desactivar al otro candidato que podría inscribirse antes de la fecha límite, el 24 de octubre: el ex presidente de Curicó Unido, Pablo Milad, actual intendente de la Región del Maule y militante de Evópoli, lo que implica desde ya ser un nombre que en La Moneda se miraría con buenos ojos. Había tenido reuniones para sondear apoyos, pero por ahora ha dicho que “por el momento” descarta la idea, ya que implicaría dejar la Intendencia.

Tenso pasado

En La Moneda, la noticia del retorno de Mayne-Nicholls fue una sorpresa, aunque también aprendieron del pasado y optaron  por dar señales de prescindencia respecto de lo que ocurra en la ANFP.

Es que nadie olvida que en el primer Gobierno de Sebastián Piñera la figura de Mayne-Nicholls fue un dolor de cabeza para esa administración, porque en pleno Mundial de Sudáfrica invitó a la ex Presidenta Michelle Bachelet para acompañar a La Roja, lo que cayó como piedra en Palacio en ese momento. Tampoco escondió sus críticas a Gabriel Ruiz-Tagle y Piñera por las acciones que ambos tenían en Colo Colo hasta que finalmente las vendieron y, cuando los clubes lo desbancaron, todas las miradas giraron hacia el Gobierno de entonces y su intervención en el proceso, lo que le costó varios puntos de apoyo en las encuestas a Piñera.

El periodista Felipe Bianchi fue uno de los pocos que habló públicamente de la intervención gubernamental en la caída de Mayne-Nicholls. Hoy, en su hora de regreso, Harold lo niega.

“Cuando estaba todo este tema el ministro del Interior era (Rodrigo) Hinzpeter. Tomé el teléfono, lo llamé, tengo cierto grado de amistad con él, esto antes de la elección y le pregunté ‘¿Es verdad que están accionando ustedes desde La Moneda?’.’¡Cómo se te ocurre!’, me dijo. Y se acabó el tema. Nunca he pensado en una cosa así. Si yo perdí fue porque no fui capaz de convencer a los que tenían que votar. El resto es magia, es elucubrar. Hay algunos que pueden tener teorías distintas y las respeto, pero nadie ha sido capaz de demostrar que esas teorías son válidas y, si fueran, como dice con tanta gracia y sabiduría el cantante Daddy Yankee, lo que pasó, pasó. No me quedo pegado”, aseguró el candidato.

Más allá de sus palabras de buena crianza, es de público conocimiento que la relación entre él y Piñera no es buena. Al menos no lo era. En 2007, el hoy Mandatario mostró al entonces dirigente un proyecto de la Fundación Futuro para remodelar estadios en conjunto con la ANFP. Semanas después,  según cuenta el libro La Caída, de Francisco Sagredo, el aún empresario lo llamaba furioso porque –según él– el plan que Mayne-Nicholls presentó en conjunto con el Gobierno de Bachelet era igual al suyo y que se concretó en la Red de Estadios Bicentenario. Después de eso, todo lo demás solo sumó a la tensión mutua, como la cercanía con Marcelo Bielsa y la de este con la administración bacheletista.

No hay que olvidar que la salida de Harold Mayne-Nicholls de la ANFP marcó el principio del fin del mítico entrenador de la selección.

Ahora las cosas, al parecer, serían diferentes. Mayne-Nicholls viene en son de paz y La Moneda no se va a exponer a un problema gratuito. Harold cree que el Gobierno mantendrá la prescindencia y no apoyará ni operará a favor de ningún candidato. Ni siquiera por Milad.

«No es tema mío las decisiones que tome el gobierno, sería demasiado vanidoso que yo dijera algo respecto. No es algo de lo que tenga que preocuparme. La autoridad sabrá lo que hace, por algo fueron elegidos por todos los chilenos. Si como autoridad toman decisiones equivocadas, se pagan los costos. Me pasa a mí también en el fútbol, tomé malas decisiones, vino la elección y hasta luego. El fútbol tiene que ser totalmente independiente”, afirmó. Aunque se sabe que, a veces, la pelota sí se mancha.

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