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Guillermo Teillier: «Hoy la derecha es la que tiene miedo. Miedo a asumir su responsabilidad» Opinión

Guillermo Teillier: «Hoy la derecha es la que tiene miedo. Miedo a asumir su responsabilidad»

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En esta entrevista el Presidente del Partido Comunista, a 30 años del plebiscito que derrocó la dictadura de Pinochet, sostiene que el verdadero triunfo que se vivió en aquella época fue haber terminado con el miedo que se instauró tras el Golpe, el de ser atrapado, asesinado o torturado. Hoy, asegura Teillier, el intento de la derecha de celebrar el plebiscito como un hito democrático, esconde otra razón. Que ahora es la derecha la que tiene miedo, miedo a asumir la verdad, miedo a dar la cara por lo que hicieron o no hicieron.


Finalizar con la sociedad del miedo, de la persecución, tortura, desaparición de chilenos, atropello sistemático de los derechos humanos, instaurada por Pinochet desde el 11 de Septiembre de 1973 en adelante, ese es el significado que el Presidente del Partido Comunista le da al triunfo mayoritario del NO en el Plebiscito del 05 de Octubre de 1988.

 Frente a la pretensión de la derecha de hacer suyo el NO celebrándolo como hito democrático, Guillermo Teillier es enfático en precisar que lo que vive la derecha no es sino miedo, miedo a asumir su responsabilidad, a asumir la verdad, de admitir que fue responsable de esto y de esto otro, condición para un real reencuentro entre los chilenos.

Como verdad histórica, aclara que el rol que a su partido le correspondió, bajo los 17 años de dictadura, fue la de la lucha popular destinada a derrocar a la dictadura, lucha que respondió a la política oficial de su Comité Central, adoptada en el exilio, de Rebelión Popular, y no Insurreccional, como se ha «absurdamente pretendido hacer creer», distorsionando -asegura- el rol de su partido, y pretendiendo interpretar la celebración del No como una derrota a la Política del PC. 

-¿Qué se conmemora el 05 de octubre? ¿Recordar que ese No, fue un No a esa sociedad del miedo, de atropello a los derechos humanos que encarnaba el Sí de Pinochet?

-Así es. Un  No mayoritario, el de ese 5 de Octubre de 1988, a ese miedo que la dictadura instauró en la sociedad chilena. Miedo a que te atraparan, te tomaran preso, te mataran, te torturaran, o desaparecieran. Se produjo a gran escala. El terror tenía ese objetivo.

-Y la derecha ¿Cuáles son sus miedos en este aniversario?

-El miedo de la derecha es un miedo a asumir su responsabilidad. A asumir la verdad. Y en eso creo nos diferenciamos bastante algunos que luchamos contra la dictadura.

[cita tipo=»destaque»]La lucha de clases subsiste, sigue existiendo. Y va a seguir existiendo. Y nosotros los comunistas somos defensores de los derechos de los trabajadores. Hoy se habla de la clase media como antagónica. Esa es una deformación. Porque los trabajadores también están en los sectores medios. Profesionales, y los trabajadores especializados, son más numerosos. El núcleo principal sindical estaba en la industria extractiva y manufacturera, grandes conglomerados, hoy casi desaparecidos, que subsisten en pequeñas y medianas empresas. Han crecido muchos los servicios y el trabajo tercerizado, el informal y el temporal. Pero la organización sindical y los sindicatos persisten y también la lucha de clases.[/cita]

-¿Se refiere  a su Partido, el  Partido Comunista?

-Nosotros reconocimos todo. Todo lo que hicimos bajo de la dictadura. No hemos ocultado nada. La  derecha tiene una parte oscura, que no ha sido capaz de sacarla a la luz. Sería muy necesario. Los actores de la dictadura no han sido capaces de dar la cara. Y creo que ya no la van a dar. Todo el país sabe lo que hicieron. No es que no se sepa.

-¿Una carencia moral de la derecha?

-Una cosa es que se sepa por toda la gente. Otra cosa es enfrentarse a sí mismo. Decir: yo tuve responsabilidad. Fui responsable de esto y de esto otro. Sería muy liberador. En Chile no habrá por ello reconciliación. Si lo hicieran, podría producirse un reencuentro, con la franqueza que se necesita.

-Los dichos del actual Ministro de Justicia Hernán Larraín, que votó SÍ por miedo a la ingobernabilidad si ganaba el No?  ¿Qué opinión le merecen?

-Es un miedo político. Depende de lo que para él signifique ingobernabilidad. Si es ingobernabilidad el que otros gobiernen, riñe con un pensamiento democrático, de que en un momento pueden gobernar unos y en otros momentos otros.  La alternancia democrática. Eso no estaba en la mentalidad de la dictadura. En el Sí.

-¿Miedo a la ingobernabilidad? ¿A perder el control?

-Miedo a no tener todo el poder en las manos, a que se lo pudieran disputar. Son además absurdas sus expresiones de que el plebiscito significaba un simple cambio de gobierno. Es verdad que en la transición se mantuvo un buen grado de continuidad y de concesiones a la dictadura, pero se terminaba el horror, el aplastamiento de toda libertad democrática, ese ya era un cambio esencial. La derecha se aferra a esa continuidad, han mantenido una cuota importante del poder e influencia en el país, casi incólumes.

-El PC se enfrentó a la dictadura. ¿Cómo fue ese proceso?

-El Partido después del Golpe, hasta 1982, se esforzó por conseguir la Unidad  de los partidos de la UP y acercamientos con la DC. No se logró. En ese contexto de exclusión y dispersión surge nuestra Política de la Rebelión Popular. Política de mucha mística. Peleamos contra la dictadura con todo empeño. Con todos los sacrificios que había que hacer. Y lo hicimos.

-¿Cómo fue esa decisión?

-Llegamos a esa conclusión después de 10 años de sufrir el Golpe. De ver cómo estábamos siendo exterminados. Nos dijimos, tenemos que encontrar nuestra propia salida. Ya que nadie quiere avanzar con nosotros, nosotros vamos a avanzar. Y lo hicimos.

-El sociólogo Eugenio Tironi ha publicado que lo que se celebra en este aniversario de 30 años del triunfo del NO sería  la derrota de la perspectiva insurreccional de masas liderada por el Partido Comunista.

-Su posición es absurda. Nosotros ya el año 1984, teníamos claro que se había conformado un bloque que, por otros medios, buscaba lo mismo que nosotros, el término de la dictadura. No era ningún secreto. Que además era avalado por el gobierno norteamericano. Con exclusión nuestra. Un camino de consenso pactado.

-¿Y la política oficial del Partido Comunista fue el camino insurreccional?

-Lo nuestro no era el camino insurreccional. Hubo una propuesta en tal sentido del equipo de dirección al interior de Chile, encabezado por Gladys Marín. Pero el Pleno del Comité Central que definió eso, que se hizo en Moscú, no estuvo de acuerdo con la vía insurreccional. Esa es la verdad histórica. Lo que se acordó fue la Política de la Rebelión Popular, basada en el derecho a rebelión.

-¿Cómo se caracterizó esa política de Rebelión Popular?

-La verdad es que eso se fue construyendo con el tiempo. Incluso no se sabía si iba a tener o no formas de lucha armada, eso se fue diseñando en el camino. Recogimos nosotros la experiencia de las protestas, en las que estábamos metidos de lleno, también de la resistencia francesa bajo el nazismo, de levantamientos populares en otros países, teniendo claro nuestras propias características. Eso fue configurando una forma de participación masiva que al final incluyó formas de lucha armada.

-¿A qué  conclusión llegaron?

-A que había dos posibles salidas. No sabíamos cuál se impondría. Pero sabíamos que si nosotros no poníamos todo el esfuerzo en desarrollar la Política de Rebelión Popular, ninguna de las dos sería posible. Eso está documentado. Al acercarnos al plebiscito de manera muy responsable, con discusión profunda, decidimos participar. No es efectivo que se haya improvisado en tres meses. Lo claro, usamos todas las formas de lucha, inclusive la electoral.

-¿Su mirada de la Concertación?  

-No le quito mérito a la Concertación, de lo que hicieron, de lo que han hecho. Pero la verdad es que no se avanzó como pensábamos en el cumplimiento del programa. Se creó un vacío no llenado hasta hoy.

-¿Cuál sería su rasgo distintivo?

-Por cierto el advenimiento de la Concertación no significó  –como dice Larraín – , un simple cambio de gobierno. Fue algo más profundo: volver a la tradición democrática, con la posibilidad de profundizarla.

-¿Se ha excluido al Partido Comunista?

-Subterfugios para marginar al Partido Comunista han existido históricamente. A Recabarren lo dejaron fuera del Parlamento, porque dicen se negó a jurar en nombre  de Dios. Era en verdad una disculpa. Con González Videla la disculpa fue que los comunistas íbamos a hacer la revolución en Chile. Iba a empezar por la Octava Región por la huelga de los mineros del carbón. Sólo defendíamos los derechos de sus trabajadores. Y se nos dejó fuera de la ley por 11 años.

¿Y en  los años de la dictadura del General Pinochet?

-El subterfugio, durante y después, fue que éramos partidarios de la violencia. Así durante tanto tiempo estuvimos excluidos de participar en política en igualdad de condiciones hasta bien avanzada la democracia. Fue la crisis de la Concertación lo que permitió llegar a acuerdos y entre otras medidas, poner fin al binominalismo, reemplazándolo por el sistema proporcional, importante avance democrático, al que falta agregar el cambio de la Constitución.

-¿Se les critica hoy porque no condenan la violación de los derechos humanos en Venezuela?

-Es un nuevo subterfugio. La derecha busca a través de acuerdos en el Congreso que condenemos al Gobierno de Venezuela. Para avalar esa intervención militar que propicia Trump. Nuestra respuesta es rotunda: No.

-¿Y respecto a los derechos humanos?

-Hay un ordenamiento internacional respecto a ello. Pero no avalando golpes ni intervenciones militares que serían el peor golpe a los derechos humanos. Es nuestra experiencia. Nuestra política es contraria a que se violen los derechos humanos en ningún país, respetamos el derecho a la autodeterminación de los pueblos y nos parece que los bloqueos económicos sólo perjudican a la población. Mucha preocupación por lo que ocurre en otros países, y los más de mil detenidos desaparecidos de los cuales nada se sabe, borrón y cuenta nueva de parte de la derecha.

-¿A qué  atribuye estos subterfugios en contra de su Partido?

-Históricamente se plantean o recrudecen cuando hay confrontaciones más álgidas de Estados Unidos en contra de otros países. González Videla con la guerra fría. Para el Golpe y hasta la salida de Pinochet, Estados Unidos marcó la pauta en Chile. Se cae luego la Unión Soviética. Parece que Estados Unidos es omnipotente. Pero emerge este mundo multipolar. Entre ellos China Comunista que le disputa terreno en América Latina. Y otra vez el PC en la mira.

-¿La Lucha de clases continúa vigente en el análisis de la realidad chilena?

-La lucha de clases subsiste, sigue existiendo. Y va a seguir existiendo. Y nosotros los comunistas somos defensores de los derechos de los trabajadores. Hoy se habla de la clase media como antagónica. Esa es una deformación. Porque los trabajadores también están en los sectores medios. Profesionales, y los trabajadores especializados, son más numerosos. El núcleo principal sindical estaba en la industria extractiva y manufacturera, grandes conglomerados, hoy casi desaparecidos, que subsisten en pequeñas y medianas empresas. Han crecido muchos los servicios y el trabajo tercerizado, el informal y el temporal. Pero la organización sindical y los sindicatos persisten y también la lucha de clases.

 

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