PAÍS
Crédito: Agencia UNO
En una jornada de intensas negociaciones, que tuvieron como epicentro la comisión de Hacienda donde el proyecto nuevamente sufrió profundas modificaciones, finalmente el texto fue despachado por la sala del Senado por 33 votos a favor y 1 en contra. Tanto el Gobierno como la oposición se dieron por satisfechos: la ministra Cubillos aseguró que el proyecto “ha vuelto a su origen”, mientras la senadora DC Yasna Provoste-con quien protagonizó encarnizadas discusiones durante la tramitación- sostuvo que “nosotros creemos que para legislar siempre hay que tener una actitud de diálogo”.
El gallito político entre el Gobierno y la oposición en el Senado por “Aula Segura”, rebautizado luego por la centroizquierda como «Aula Democrática» y conocido también como de “convivencia escolar”, vio humo blanco de madrugada en el Senado. Finalmente, la sala de la Cámara Alta despachó a las 00:22 de este jueves la iniciativa que ahora debe ser vista por la Cámara de Diputados.
La tónica de la intensa y maratónica jornada fueron las negociaciones políticas a puertas cerradas. En este proceso, el proyecto que ingresó el Gobierno, y luego fue desmantelado en la comisión de Educación en el trámite del martes, volvió a ser objeto de cambios sustanciales en la comisión de Hacienda. Y dichas modificaciones quedaron ratificadas en la votación de la sala, donde quedó despachado por 33 votos a favor y 1 en contra.
Fue en la comisión de Hacienda, donde finalmente se llegó a un consenso entre Gobierno y la ex Nueva Mayoría para la aprobación del proyecto. Aunque la jornada partió mal, porque el Gobierno llegó a la instancia amenazando desde La Moneda que insistirían con sus propias indicaciones -las mismas que fueron rechazadas en la comisión de Educación. Además, al inicio de la sesión, se produjo un áspero debate donde incluso los senadores Jorge Pizarro y Ricardo Lagos Weber, reclamaron por el lenguaje usado tanto por el Gobierno como por algunos parlamentarios del oficialismo, como el UDI Iván Moreira, en contra de la senadora Yasna Provoste, presidenta de la Comisión de Educación y apuntada desde la derecha como la responsable de la fea derrota del martes en esa instancia.
Tras intensas tratativas ambas partes terminaron cediendo. En un gesto al Gobierno, la oposición se allanó a reincorporar la palabra expulsión, que había sido olvidada en la Comisión de Educación. A la vez, se do más contenido a un proyecto simple que ingresó con sólo un artículo al Legislativo.
Por ejemplo, se abrió el abanico más allá de los alumnos responsables, al plantearse ahora que “siempre se entenderá que afectan gravemente la convivencia escolar, los actos cometidos por cualquier miembro de la comunidad educativa, tales como profesores, padres y apoderados, alumnos, asistentes de la educación, entre otros, de un establecimiento educacional que causen daño a la integridad física o síquica de cualquiera de los miembros de la comunidad educativa o de terceros que se encuentren en la dependencias de los establecimientos, tales como agresiones de carácter sexual, agresiones físicas que produzcan lesiones, uso, porte, posesión y tenencia de armas o artefactos incendiarios, así como también actos que atenten contra la infraestructura esencial para la prestación del servicio educativo por parte del establecimiento.”
Asimismo, el proyecto determina un periodo de investigación de diez días para la defensa y cinco días para resolver. Un punto que cedió el Gobierno, ya que en su última propuesta definía cuatro días para la defensa y dos para determinar sanción.
Otro punto relevante es el establecimiento de un proceso sancionatorio obligatorio, el que en caso de causales graves o gravísimas o aquellas que generen un deterioro en la convivencia escolar, terminarán en expulsión.
Asimismo, se incluyen causales como lesiones sicológicas y físicas graves, porte de armas, destrucción de mobiliario y agresión sexual, y se determina que los colegios tendrán un plazo de 90 días para actualizar sus reglamentos.
Además, se incorporarán a los colegios particulares en dos aspectos: en las causas graves y gravísimas y en las normas de suspensión.
La ministra de Educación Marcela Cubillos, quedó satisfecha. A su juicio, el proyecto “ha vuelto a su origen”. «Hemos llegado a un muy buen acuerdo y como gobierno y como ministra quiero agradecer a los senadores el trabajo que se ha hecho en conjunto. Siempre quisimos poder aprobar esta ley, que va a dotar a los directores de facultades que no tienen para enfrentar los hechos de violencia. Y también porque era nuestra intención lograrlo con un apoyo transversal de los senadores, porque es una señal de apoyo a los directores y profesores que han enfrentado situaciones adversas», dijo la secretaria de Estado en su salida de la comisión.
En la oposición también quedaron conformes. Según el senador Jaime Quintana (PPD) “lo que hay hoy día es un proyecto generado en Educación con el gran aporte también de los miembros de la Comisión de Hacienda». «Estamos hablando de que Aula Segura quedó en el olvido”, dijo. Su colega, Yasna Provoste (DC), explicaba mientras tanto con esas palabras el acuerdo: “nosotros creemos que para legislar siempre hay que tener una actitud de disposición y dialogo”.
El PS Juan Pablo Letelier, presidente de la comisión de Hacienda, destacó la participación de esta instancia parlamentaria como clave para destrabar los ánimos. “Hasta ayer (martes) el diálogo entre el Gobierno y la Comisión de Educación no fue posible de crear el clima para sentar las bases para construir un acuerdo, hoy sí se logró en la comisión de Hacienda”, dijo, añadiendo que “el texto que venía de la comisión de Educación decía que el gobierno ‘estudiará o propondrá’ algunas medidas. Lo que hoy hemos construido hoy es el compromiso de asignar recurso para ejecutar programa de intervención psicosocial del establecimiento”.
El presidente del Senado, Carlos Montes, en tanto, hizo un reconocimiento al trabajo de sus colegas opositores. “Creo que el equipo de oposición de la Comisión de Educación, que logró mejorar mucho el proyecto, han sido duramente criticados. Y quedó demostrado que el proyecto se podía mejorar. Si hubiera sido un debate más civilizado y más tranquilo desde el comienzo, el resultado habría sido parecido al que estamos obteniendo ahora”.
