PAÍS
Tras el asesinato del comunero mapuche por parte del Comando Jungla y la posterior mentira dicha por uno de los cuatro responsables directos del crimen, la imagen de Carabineros alcanzó su mínimo histórico, cayendo más de 25 puntos con respecto a la medición de octubre. En cuanto al Gobierno, salvo los ministros Alfredo Moreno y Hernán Larraín, todos tienen descensos bruscos, encabezado por la caída en la aprobación del ministro del Interior, Andrés Chadwick.
El asesinato del comunero mapuche Camilo Catrillanca por parte del Comando Jungla de Carabineros sigue golpeando al Gobierno.
Según indica la última encuesta Cadem Plaza Pública, la aprobación del presidente Sebastián Piñera retrocedió tres puntos, situándose en un 38%, convirtiéndose en la tasa más baja en lo que va de su gobierno. En tanto, su desaprobación aumentó hasta un 48%, o sea cuatro puntos más, según informa el diario La Tercera.
Sin embargo, Piñera no fue el que obtuvo el mayor cambio drástico en las cifras. El ministro del Interior Andrés Chadwick cayó en 13 puntos, de un 58% en octubre a un 45% hasta el viernes recién pasado. Algo similar pasa con el subsecretario Rodrigo Ubilla quien retrocedió desde un 62% a un 52%.
Otros personeros del Gobierno a los que se vincula con la crisis que se vive en La Araucanía, como lo son el ministro del Desarrollo Social, Alfredo Moreno, y su par de Justicia, Hernán Larraín, no registraron mayores cambios. Sin embargo, la aprobación de Moreno retrocedió un punto quedando en 60%, mientras que Larraín avanzó de un 44% a un 45%.
Otra imagen que se derrumbó tras el asesinato de Catrillanca fue la de Carabineros. La opinión a favor de la institución pasó de un 67% en octubre a un 39% hasta el 23 de noviembre, cayendo 28 puntos y alcanzando el mínimo histórico de la institución.
En cuanto al conflicto mapuche en sí, el 69% de los entrevistados estiman que este ha ido en aumento en los últimos tres años, dentro de los cuales un 44% responsabiliza directamente al gobierno. Y respecto al Plan Araucanía, el 60% cree que «es poco o nada probable» que el gobierno logre implementarlo.
