Esta semana, en Marrakech, Marruecos, más de 180 países firmarán el pacto no vinculante impulsado por la ONU, donde se comprometerán a la defensa de los derechos humanos, de los niños, reconocimiento a la soberanía nacional y una veintena de propuestas para ayudar a los países a hacer frente a la migración. Sin embargo, no todos suscribirán, siendo la mayor baja Estados Unidos. Chile, en tanto, comparte la visión del país liderado por Donald Trump, tal como lo recalcó el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla.
El Pacto Mundial para la Migración de la Organización Mundial de las Naciones Unidas se firmará durante esta semana por más de 180 países, quienes, en Marrakech, Marruecos, se comprometerán a la defensa de los derechos humanos, de los niños, reconocimiento a la soberanía nacional y una veintena de propuestas para ayudar a los países a hacer frente a la migración, facilitando la información, la integración de migrantes, e intercambiando experiencias.
Sin embargo, no todos apoyarán y adherirán al pacto. La baja más importante es Estados Unidos, a la que se suma Austria, Hungría, Polonia, Estonia, Bulgaria, República Checa, Israel, Australia y República Dominicana. Y también Chile, pues según informa el diario El Mercurio, el país se restaría del pacto no vinculante.
El argumento esgrimido por el Gobierno es que en el acuerdo de la ONU “no se aprecia diferencia entre migración regular e irregular” y, además, cuestiona la idea de que la inmigración sea un derecho humano, como indicó el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla: Nosotros decimos que la migración no es un derecho humano. El derecho lo tienen los países de definir las condiciones de ingreso de los ciudadanos extranjeros”.
“Si fuera un derecho humano, entonces estamos en un mundo sin fronteras. Creemos firmemente en los derechos humanos de los migrantes, pero no que migrar sea un derecho humano”, agregó.
Para La Moneda, “permitir el cambio de estatus migratorio dentro del país de destino incentiva la irregularidad y atenta contra la seguridad migratoria”.
Desde la ONU, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expresó que se declara “muy decepcionada” por la postura de los países que se han marginado, asegurando que esto se debe a que “muchos líderes, en lugar de dirigir y dar ejemplo prefieren mirar las encuestas para ver si la gente teme a la inmigración”.